Ricardo Ravelo
03/10/2024 - 12:03 am
Los desafíos de Claudia
"Entre otros pendientes, estos son algunos de los que debe resolver la nueva presidenta y que forman parte de la herencia de López Obrador".
Con independencia del rubro económico, que parece estable por el dato sorprendente de que sólo hay diez millones de personas en extrema pobreza, la presidenta de México, Claudia Scheinbaum empieza su gobierno con grandes proyectos y no pocos desafíos.
El 1 de octubre, al tomar posesión como presidenta de la República, dijo que ella construirá el segundo piso de la llamada Cuarta Transformación, pero hay que resaltar que el primer piso aún no está terminado: el expresidente Andrés Manuel López Obrador dejó muchos pendientes: el tren Maya no está terminado; el AIFA (Aeropuerto Felipe Ángeles) funciona y es el número uno en manejo de carga, pero los accesos a esa terminal aérea no están concluidos; la terminal de Dos Bocas no ha mostrado su capacidad para producir el 20% por ciento de las gasolinas, como ofreció López Obrador, para dejar de importar de Estados Unidos.
No es todo: el grave problema de la inseguridad pública –más allá de los casos críticos de Sinaloa y Chiapas, verdaderos conflictos de la delincuencia organizada –está totalmente suelto y los muertos se suman todos los días a una estadística que está por desbordarse a más de doscientos mil crímenes de alto impacto y para ello no falta mucho tiempo, es cosa de algunas semanas.
El proyecto del Sistema de Salud está a menos del 30 por ciento y es claro que el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no tiene la capacidad de brindar atención médica a millones de personas que la necesitan en todo el país; además, resulta urgente resolver el abasto de medicamentos, un tema calamitoso a lo largo del sexenio de López Obrador que lastima muchísimo a la gente necesitada de esos servicios.
Entre otros pendientes, estos son algunos de los que debe resolver la nueva presidenta y que forman parte de la herencia de López Obrador.
En su discurso de toma de posesión, muy emotivo por cierto, Sheinbaum habló de aumentar tres programas sociales más a la lista que ya existe; otorgar becas para estudiantes, desde el kínder hasta el nivel profesional; pensiones para mujeres de sesenta años, entre otros beneficios. A todo esto añadió una frase que estremeció a muchos mexicanos: Gobernaré sin odios para todos.
Al adentrarse en los pormenores de sus proyectos –que en realidad forman parte de la continuidad de la Cuarta Transformación o segundo piso –habló de construir una red de trenes a fin de impulsar la economía regional.
Entre otros, hay varios trenes que correrán desde la ciudad de México hacia el norte del país y se retomará el que iba desde la capital del país al puerto de Veracruz conocido, en algún tiempo, como “El Jarocho” y que salía de la estación de Buenavista. Era un tren de carga y de pasajeros con áreas especiales acondicionadas como dormitorios.
Toda esta red ferroviaria, por desgracia, desapareció durante la época neoliberal; fue Ernesto Zedillo el que terminó con esos medios de transporte y los vendió a grupos extranjero, de quienes fue asesor cuando dejó la presidencia en el año 2000.
Sheinbaum retoma este proyecto para fortalecer la economía, brindar opciones de transportación a la gente y consolidar así un sistema de trenes que, dicho sea de paso, es uno de los más exitosos en Europa.
Cuando le tocó hablar del tema de la seguridad pública, el talón de Aquiles de la 4T, no ahondó en cómo le va hacer para frenar al crimen organizado. En realidad son cerca de veinte los grupos criminales –además de sus ramificaciones –las que tienen controlado casi el 90 por ciento del territorio.
Tampoco se refirió al cómo respecto al freno que deberá poner – ya -- al tráfico de fentanilo que tanto preocupa al gobierno de Estados Unidos, donde esa droga química ha matado por sobredosis a más de cien mil personas desde 2021.
Respecto al combate criminal fue lacónica: Mantendremos la atención a las causas pero trabajaremos con inteligencia e investigación. Fue todo. Quizá le habría hecho falta decir que también se aplicará, sin distingos, la ley, pues el crimen organizado se ha empoderado en el país porque la ley no se aplica y en los lugares donde hay vacío de Estado se crean los asideros para que los mafiosos florezcan. Es el caso de Sinaloa y Chiapas, dos estados sumidos en crisis de violencia. Y este es justamente uno de los desafíos más grandes que enfrenta Sheinbaum.
Un dato que en este contexto llama la atención es que el expresidente López Obrador dijo que permanecería en la Ciudad de México para aclimatarse después de seis años de fatiga. Otras versiones apuntan a que lo dicho por el exmandatario no es del todo cierto: se queda un tiempo en la capital del país porque Palenque, donde está su finca, no tiene seguridad y es una de las zonas de guerra donde actualmente están enfrentados los cárteles de Jalisco y Sinaloa.
Pero más allá de estas realidades la propuesta de la primera mujer presidenta resulta alentador y, como ocurre cada seis años, revive la esperanza, más aún, cuando expuso que el suyo será un gobierno humanista, que respetará las libertades –incluida la de expresión y de pensamiento –y que gobernará, sin odios, para todos. Convocó a la unidad “de todos y todas”.
Durante la ceremonia de toma de posesión ese gobierno humanista y la postura de que “gobernaré para todos sin odios” se mostró cuando acudió a saludar a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Piña, presente en la toma de posesión. Cuando la saludaba y le daba un beso –quizá algo le dijo al oído –el expresidente López Obrador, desde el estrado, observaba atento y serio el gesto amable de su sucesora. Hay que decir que López Obrador y Piña protagonizaron una confrontación atroz por la Reforma Judicial que fue aprobada con la mayoría calificada que MORENA logró gracias a un panista que enfrentó y enfrenta líos con la justicia: Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del exgobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, el más represor que ha gobernado esa entidad.
Sin duda el de Claudia Sheinbaum será un gobierno diferente, de diálogo abierto, sin la rijosidad que caracterizó a López Obrador, eterno opositor hasta como presidente, pues nunca se asumió como un verdadero jefe de Estado, ya que se dedicó a dividir a la sociedad y Las Mañaneras dejaron de ser un espacio para la información para convertirse en un cuarto de guerra para golpear a sus adversarios, descalificar y exhibir a la prensa que lo criticó.
Este pleito matinal llegó a su fin. Ahora Sheinbaum tiene otras propuestas y otras formas, tiene la fineza de una dama y el carácter de una gobernante sensible que sabrá conducir los destinos del país. Nada menos se espera de ella.
Sin embargo, el camino no será fácil. Es sinuoso, intrincado y no menos difícil. Es verdad que no llegó al poder con un equipo completo para armar su Gabinete: hay mucha gente del sexenio anterior que fue colocada en puestos estratégicos. Fueron impuestos por López Obrador? No se sabe. Esperemos que funcionen para bien del país.
No se sabe tampoco si este gobierno en su primer tramo caminará bien o no. Pero lo positivo es que hay un cambio en el Poder Ejecutivo y lo encabeza una mujer por primera vez en más de 200 años. Habrá errores, pues son inherentes al ejercicio del poder. Con tropiezos o no, lo cierto es que Claudia ya es presidenta. Será exitoso su sexenio? No lo sabemos. Hay que esperar a que transcurran seis años. Lo real es que la carga mal acomodada –si es que existe –se riá comodando sobre la marcha.
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