Durante agosto y septiembre de este año, murieron más de 600 colmenas –cada una con aproximadamente 40 mil abejas Apis mellifera– sólo en comunidades de Candelaria, San Felipe I, Nueva Reforma, Saczuquil y Kancabchén, ubicadas en el estado de Quintana Roo. Los apicultores acusan que el suministro del insecticida fipronil en cultivos de chile habanero es la causa de la intoxicación masiva de los insectos voladores.
“Conservar los polinizadores nos permite conservar los alimentos y conservar los alimentos nos permite tener una salud adecuada”, aseguró Aurora Xolalpa Aroche, profesora investigadora de la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo.
Ciudad de México, octubre (SinEmbargo).- El uso de plaguicidas ha desatado la muerte masiva de abejas, además de otras problemáticas en los ecosistemas de varias comunidades de la Península de Yucatán, reportaron académicos y apicultores durante el foro “Impacto de los plaguicidas en la apicultura”.
“Las abejas son muy importantes a nivel mundial en el contexto ambiental y en la producción de alimentos. A nivel peninsular tienen un valor cultural muy importante porque las especies nativas han sido criadas y reproducidas por los mayas desde tiempos ancestrales”, dijo a SinEmbargo Aurora Xolalpa Aroche, profesora investigadora de la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo.
Durante agosto y septiembre de este año, murieron más de 600 colmenas –cada una con aproximadamente 40 mil abejas Apis mellifera– sólo en comunidades de Candelaria, San Felipe I, Nueva Reforma, Saczuquil y Kancabchén ubicadas en el estado de Quintana Roo. Los apicultores acusan que el suministro del insecticida fipronil en cultivos de chile habanero es la causa de la intoxicación masiva de los insectos voladores.
En José María Morelos, Quintana Roo, en Dzonot Carretero, Yucatán, y en varias partes del municipio de Hopelchén, Campeche -zonas en las que la apicultura es una actividad que destaca por su gran importancia cultural, social y económica–, la muerte masiva de abejas es un grave problema para el medio ambiente y el sustento de familias de origen maya.
Recientemente, durante el foro celebrado en Campeche, apicultores explicaron que antes de morir, las abejas mostraron signos de desorientación, lengua expuesta, así como dificultad para volar.
Asimismo, especialistas en materia informaron que ya se elabora un análisis de laboratorio a fin de orientar a los apicultores y colaborar con la toma de decisiones más acertadas para buscar el establecimiento de un marco legal que mejore la regulación y vigilancia de la aplicación de productos agroquímicos.
El pasado 26 de septiembre habitantes de la comunidad maya de Dzonot Carretero, municipio de Tizimín, Yucatán, presentaron una denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), la Secretaría de Salud (SSa) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) por las posibles las afectaciones a la salud de las personas y los ecosistemas.
Los quejosos denunciaron una serie de fumigaciones en diversos ranchos pertenecientes al empresario Jacobo Xacur Eliure, lo que además de ocasionar la muerte masiva de los pequeños insectos, provocó la pérdida del cultivo de calabaza y de sandía, y de una gran cantidad de plantas melíferas, entre ellas box kaatsim, wuaxim y majahua, que a su vez afectará la producción de miel. Allí, en Dzonot Carretero, en total colapsaron 26 colmenas, otras 40 resultaron afectadas por mortandad continua y en 108 más murió la mitad de las abejas.
En el marco del evento, Rémy Vandame, investigador de El Colegio de la Frontera Sur (Ecosur), puso el dedo en la llaga: la aplicación de insecticidas acarrea diversos impactos no visibles. La inmunidad de las abejas de apicultores se ve afectada, además de su capacidad de orientación y su fertilidad. Por si fuera poco, los agrotóxicos dañan también a las abejas nativas, como son las meliponas que habitan las selvas de la región, conocidas por su importante labor de polinizar.
“En México existen casi 2 mil especies de abejas nativas, las cuales son una valiosa parte de los ecosistemas, y cumplen la importante función de la polinización, por lo que su conservación es fundamental. Estas abejas, además de ser un componente clave de la biodiversidad, forman parte del importante patrimonio cultural de las comunidades originarias mayas. Por ello, desde todas las formas estudiadas, estos casos de afectación de las abejas se traducen en una desafortunada pérdida que se considera irreparable para nuestros territorios”, se lee en el boletín del evento, elaborado por la Universidad Autónoma de Campeche (UAC), el Instituto de Ecología, Pesquerías, Oceanografía del Golfo de México (EPOMEX), el Centro de Investigaciones Históricas y Sociales de la UAC (CIHS) y el Instituto de Ecología (INECOL).
También durante el foro, la toxicóloga Lilia A. Albert subrayó la importancia de que los apicultores cuenten con información acerca de los pesticidas que se utilizan cerca de los apiarios y principalmente sobre el marco legal que los proteja en caso de intoxicaciones de las abejas.Además, hizo un llamado a las autoridades a entender la importancia de los polinizadores para la productividad agrícola y la estabilidad ambiental de la zona.
“Estamos en un país con una muy buena y valiosa regulación, pero en donde no alcanzamos la actualización de las normas de una manera ágil. Eso hace que tengamos complicaciones fuertes en cuanto a activar un proceso de respuesta ante problemáticas como la que enfrentamos ahora, con una altísima mortalidad de las abejas”, apuntaló en el mismo sentido la maestra Xolalpa Aroche en conversación para este diario digital.
Finalmente hizo un llamado a las autoridades mexicanas a entrar en el proceso de mejorar las prácticas agroecológicas y así lograr impactos positivos a nivel social, económico y ecológico: “conservar los polinizadores nos permite conservar los alimentos y conservar los alimentos nos permite tener una salud adecuada”.
LA IMPORTANCIA DE LAS ABEJAS
Los pequeños insectos voladores juegan un papel de suma importancia en los ecosistemas: polinizar y con ello asegurar la alimentación de los humanos, además de cubrir otras necesidades como el vestido.
Cerca del 73 por ciento de las especies vegetales cultivadas en todo el planeta y más del 75 por ciento de la vegetación mundial son polinizadas precisamente por las abejas, de acuerdo con información del documento “La crisis de los polinizadores”, elaborado por la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Frijoles, jitomate, chile, tomate, calabacitas, café, cacao, mangos, manzanas, alfalfa y otros alimentos llegan a la mesa de los humanos –entre otras cosas– gracias a las abejas y otros polinizadores. Sin embargo, el cambio climático, la contaminación del aire, el uso de pesticidas y neonicotinoides, además de la sustitución del hábitat y flores que los insectos polinizan por campos de monocultivo, son las principales causas por las que las colmenas están desapareciendo.
Las abejas son fundamentales para lograr la reproducción de las plantas, además, producen miel a partir del néctar que extraen de las flores. Pero su vuelo podría detenerse para siempre si no se pone freno a sus principales amenazas.