Las empleadas domésticas son parte de los sectores trabajadores más lastimados por el sismo que sacudió a la Ciudad de México el 19 de septiembre, alertaron el sindicato de este rubro y organizaciones civiles.
Hasta el último recuento, el terremoto ha cobrado 220 vidas en la capital del país, de las cuales 136 eran mujeres, lo que representa el 61 por ciento del total.
Las organizaciones civiles apuntaron que las autoridades de los tres niveles de Gobierno dejaron solos a los familiares y sus demandas de rescatar y proteger a las empleadas domésticas. Además, siguen sin ofrecer datos sobre las ocupaciones de los damnificados.
Ciudad de México, 3 de octubre (SinEmbargo).- Las autoridades no respondieron a las demandas de las trabajadoras domésticas en la Ciudad de México, coincidieron organizaciones de la sociedad civil. En tanto, aún faltan cifras oficiales que transparenten la ocupación de las víctimas.
“La identificación de muchas de ellas no ha sido posible, ya que son mujeres que vienen [a la ciudad] sin identificación. Las conocen como la ‘señora que limpia, la muchacha’”, explicó Marcelina Bautista, Secretaria General colegiada del Sindicato Nacional de Trabajadores y Trabajadoras del Hogar (Sinactraho).
Es posible que a la 1 de la tarde, del 19 de septiembre, estarían trabajando las alrededor de 250 mil trabajadoras del hogar que hay en la Ciudad de México, según las cifras que manejaba la Secretaría de Trabajo y Fomento al Empleo a principios de año.
“Tenemos miles de mujeres, y de las más pobres, en colonias donde no hay agua, y ellas siguen esperando quién les ayude, y la población en general les estamos poniendo mucho […]. Y no vemos un apoyo, o qué están haciendo estás instancias de los gobiernos. Sólo digo que veo ausencias, no sabemos que va pasar con los familiares de las víctimas”, dijo Bautista.
El sismo de 7.1 grados pegó sobre todo en Condesa y Roma, de clase media y media alta. Pero, curiosamente, las trabajadoras domésticas han permanecido en el anonimato: no se sabe cuántas murieron en los edificios de sus empleadores. Cuántas, que vivían en las azoteas –como suele suceder en la capital mexicana– perdieron su hogar y no podrán recuperarlo.
Las dificultades para identificar a quienes han quedado bajo los escombros, también se basan en la discriminación que sufre este sector por su pobreza, dijo Bautista.
La organización Iniciativa Ciudadana y Desarrollo Social (INCIDE) acusó a las autoridades estatales y federales de no atender a los familiares de las víctimas que demandaron información.
Clara Jusidman, fundadora del INCIDE, recordó que muchas de las trabajadoras provienen de zonas rurales indígenas de Hidalgo, Querétaro y el Estado de México.
El no atender a estas personas fue una violación a los derechos humanos, destacó.
De las 220 muertes en la Ciudad de México, al menos 136 eran mujeres. Lo que representa el 61 por ciento del total de las víctimas.
A este fenómeno se sumó el de la informalidad. Este fue el caso del desplome del edificio en Bolívar 168, en la colonia Obrera, que funcionaba como una fábrica textil y dejó un saldo de 22 muertos.
“El en el tema de las costureras, se trató de talleres clandestinos, que hay en muchas ciudades, como Buenos Aires, y es muy lamentable que en este caso ni si quiera hubiera una lista de las trabajadoras de la instalación, había asiáticas y centroamericanas”, dijo Jusidman.
Las organizaciones civiles lamentaron la falta de datos sobre las ocupaciones de las víctimas que las autoridades de los tres niveles de gobierno han ofrecido hasta el momento.
Norma Cacho, Coordinadora del Área de Procesos Organizativos de Proyecto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (ProDESC), apuntaló que los datos previos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) dan una visión general del sector laboral.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), con respecto a los primeros tres meses del año, existen 2 millones 480 mil 466 personas ocupadas en el trabajo doméstico remunerado, lo que representa el 4.8 por ciento del total de ocupados.
Sin embargo, la precisión general no se pudo llevar a los edificios caídos.
“No tenemos cifras actualizadas, ni cifras mucho más concretas de dónde se está empleando la población mexicana y, particularmente, las mujeres en condiciones de marginación, pues justamente ahora tampoco tenemos información certera”, dijo la coordinadora.
Una situación visible alrededor de varios inmuebles laborales que se han derrumbado, en donde han sido otros sectores empresariales los que han ofrecido alguna información.
“Salen algunas empresas, algunos nombres, muy generales como despachos contables, y fiscales. Pero, no sabemos de qué sector de la economía estamos hablando. [En este caso de]Las mujeres que se están empleando en el sector servicios”, dijo Cacho.
De cada 100 ocupados en el trabajo doméstico, 90 son mujeres, resaltó el Inegi en julio.
Cacho recordó a las trabajadoras que han enfrentado despidos que tienen derechos, de acuerdo con el capítulo de trabajadores domésticos de la Ley federal del Trabajo.
“El problema es que muchas de ellas no tienen contrato, y esa es una de las primeras situaciones que vulneran sus derechos, porque al no tener contrato pues, obviamente, no se sabe con claridad cuáles son las condiciones del trabajo. Mas, una cosa que hemos sostenido es que los contratos aunque sean verbales, valen”, dijo Cacho.