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Jorge Zepeda Patterson

03/10/2012 - 12:02 am

Los consejos de Obama… a Peña Nieto

“Asuma que en los próximos 30 minutos usted dejará de ser presidente y que yo tomaré su lugar. Prepáreme. Enséñeme a ser presidente “, le pidió el periodista Michael Lewis a Barack Obama, según entrevista publicada en la revista Vanity Fair  de octubre. El mandatario accedió y ofreció un listado de recomendaciones. – “Haz ejercicio […]

“Asuma que en los próximos 30 minutos usted dejará de ser presidente y que yo tomaré su lugar. Prepáreme. Enséñeme a ser presidente “, le pidió el periodista Michael Lewis a Barack Obama, según entrevista publicada en la revista Vanity Fair  de octubre. El mandatario accedió y ofreció un listado de recomendaciones.

– “Haz ejercicio y ponte en forma o en cierto momento te quebrarás”, afirmó Obama. Y yo me acordé del Prozac de Fox, las noches de bohemia de Calderón, las enfermedades de López Mateos y el llanto de López Portillo para defender el peso.

-“Tienes que eliminar de tu vida los problemas cotidianos personales, que suelen distraer la gente de los temas significativos. Yo sólo uso trajes grises o azules, no quiero tomar decisiones sobre lo que voy a comer o voy a ponerme. Porque tengo muchas otras decisiones que tomar”, dice el presidente norteamericano, y cita una investigación que muestra que el simple acto de tomar muchas decisiones degrada la capacidad de las personas para tomar mejores decisiones. “Por eso es que ir de compras es tan fatigante. Necesitas rutinizar las decisiones nimias, no puedes transitar el día distraído por asuntos triviales”.

Me pregunto si Enrique Peña Nieto podría vestir de azules y grises durante seis años. Parece siempre tan atildado que puedo imaginarlo en la cama al despertar pensando en la corbata y la camisa que habrá de combinar para la mañana y su recambio para la tarde.

-“Debes filtrar la información, no reaccionar a todo lo que se publica sobre ti. Pero tampoco puedes excederte en el filtrado porque acabas viviendo en la tierra de la fantasía”.

 Y aquí un paréntesis para acordarse de todos los presidentes mexicanos. Para el quinto año de cada sexenio, Los Pinos parece una sucursal de Disneylandia. Ahora bien, nadie puede acusar a Calderón de estar desconectado, al menos con respecto a su propia imagen. En los primeros años solía reclamarle a Max Cortázar, su entonces jefe de Comunicación, todo encabezado crítico de la prensa del día, como si fuese culpa del funcionario. Supongo que mantiene su vigilancia diaria sobre los críticos porque su jefa de prensa, Alejandra Sota o su ex secretario Javier Lozano han respondido a todo lo que se dice sobre su jefe, supongo que con su anuencia. Peña Nieto parecería más reposado con respecto a ese tema. En el fondo sabe que más allá de las críticas que le hagan en algún medio independiente, cuenta con un poderoso aparato televisivo para sostener su imagen.

-“Tienes que partir de la noción de que los sistemas políticos actuales no ofrecen inventivos a los políticos para cooperar entre sí. Eso te obliga a convertirte parcialmente en un publirrelacionista de tu agenda. Debes influir en la opinión pública para asegurarte de que la oposición no rechace lo que estás planteando”, continúa Obama.

No ocupo, diría Peña Nieto. Y es que Obama no tiene a Emilio Gamboa y a Manlio Fabio Beltrones para negociar la agenda presidencial con la oposición en pasillos y restaurantes. En México, el Presidente rara vez tiene que recurrir a la opinión pública porque las decisiones importantes se toman tras bambalinas con las élites políticas y económicas. Lo que necesita son operadores, y todo indica que el priísta cuenta con ellos.

-“Pero más de allá de la opinión pública, la tarea primordial de un Presidente es tomar decisiones. Muchas de ellas proceden de imponderables: un derrame petrolero, una crisis financiera, temblores, fuegos, invasiones, asesinatos políticos, y similares. Vienen en oleadas y se sobreponen una a la otra. Nada de lo que llega a mi escritorio tiene una solución categórica. Si así fuera, alguien la habría resuelto antes. Así que uno termina manejando probabilidades. Toda decisión que tomes tendrá un 30 o 40 por ciento de probabilidad de que no funcione. Tienes que operar con eso y aceptar que debes tomar la decisión. No puedes paralizarte por la idea de que podría no funcionar. Y encima de eso, tienes que fingir absoluta certidumbre sobre esa decisión. La opinión pública no quiere oír sobre probabilidades”, señala Obama.

Alguien tendría que habérselo explicado a Fox. Se pasó seis años rehuyendo las decisiones importantes para no arriesgar su imagen: vivía pendiente de su encuesta de popularidad. En cambio Calderón asumió la premisa y tomó decisiones categóricas con respecto al combate al crimen organizado, por ejemplo. La parte que no entendió es lo del 30 o 40 por ciento de probabilidades de fracaso. Sigue convencido de que sus decisiones son 100 por ciento efectivas, a pesar de seis años de derrotas.

Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón han estado a solas varias veces en los últimos meses. Me pregunto qué podría decirle Calderón a Peña Nieto sobre el oficio de Presidente y francamente me cuesta trabajo visualizarlo. Me lo imagino más bien haciéndole encarguitos: “Aguas con Carmen Aristegui”, “¿De veras no quieres que sea tu procurador?”, “Ahí te encargo a Genaro García Luna”.

¿Y qué consejos pudo pedirle Calderón a Vicente Fox hace seis años?  Supongo que ninguno. Fox habría respondido algo así como “¿Y yo por qué?, mejor pregúntale a Martita”.

@jorgezepedap

www.jorgezepeda.net

Jorge Zepeda Patterson
Es periodista y escritor.

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