Ernesto Cordero quiere ganar la candidatura del PAN a pura saliva. No hay día en que no hable de sus “certezas”. Cuando no se trata de asegurar que va ganar las elecciones del PAN, y luego las federales, habla de que sólo es cuestión de tiempo para que “despegue”. Quizá sus certezas se deban a quien lo apoya desde Los Pinos, más que a lo que le depara el futuro. Ernesto Cordero no levanta. Sus precarios avances se deben a lo que van dejando otros en el camino, léase Santiago Creel, y a lo que va recogiendo por aquí y por allá, entre lo que no está Guanajuato.
El PAN no tiene por lo pronto un candidato que emocione. Ya medio lo tienen el PRI con Peña Nieto, guste o no, y la singular izquierda con Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador. El PAN estando en el poder y habiendo tenido tiempo para armar algo, no lo han hecho. Si la apuesta era Juan Camilo Mouriño, ha tenido el tiempo suficiente para construir nuevos escenarios. Hasta ahora no ha pasado casi nada, a la propia Josefina no se le alcanza a ver todavía como un adversario real y de peso ante el muy adelantado PRI.
Si algo le ha ayudado al tricolor es la intencionada versión de que va a ganar. El PRI se está moviendo entre la propaganda, la idea de que va adelante producto de elecciones ganadas, y la juguetona percepción de que va a triunfar. Se empieza a creer que esto puede pasar por más que le disguste al PRD y al PAN, y no se diga a Los Pinos.
¿Puede Ernesto Cordero enfrentar este escenario con posibilidades reales de triunfo? Con lo que ha mostrado no, y por lo que se ve, ni aunque se reinvente. No comunica ni se le ve con emoción y alegría entre los propios panistas. Santiago Creel parecía despuntar debido a que durante un tiempo fue una especie de “lobo solitario”, producto de la ausencia de adversarios. Ahora que ya están 3 en el arrancadero, Creel empieza a bajar y difícilmente llegará al final. Pareciera que para los panistas no hay de otra que Josefina.
La cuestión es si con ella o con Cordero, en su caso, hay futuro para el PAN. Dentro de la ironía y la búsqueda de distractores, Humberto Moreira, presidente del PRI, le mando un mensaje al PAN y a la izquierda. Aseguró, a pregunta expresa de la prensa, que quien que puede competir con el PRI en el 2012 es López Obrador. El mensaje era para hacer menos a los panistas, y para que Marcelo Ebrard supiera que para el PRI no cuenta, al tiempo que al PRI le juega al futurismo del PRD.
Los problemas del PAN no están sólo en su desgastado gobierno. Si Ernesto Cordero es efectivamente el candidato de Los Pinos, más les vale que busquen “otra”. No es, como se le ha querido vender, el Felipe Calderón de hace seis años. La militancia y conocimiento de Calderón sobre el PAN hace a estas alturas una diferencia sustancial, a lo que se suma el desgaste de la gestión panista de más 11 años.
En menos de un mes tendremos los perfiles de los candidatos para el 2012. Todo apunta a que será Josefina, será Peña Nieto y será López Obrador. Marcelo Ebrard tendrá que esperar 6 años. No se ve que pueda alcanzar la candidatura. Son claves en este momento y a futuro la estructura que ha creado AMLO, y el que no se vea, por experiencias anteriores, que el tabasqueño se haga a un lado bajo ninguna circunstancia. Marcelo Ebrard y AMLO podrían terminar en el riesgoso escenario de que haya dos candidatos de lo que llaman izquierda, o sea, el absurdo y la falta de visión política de la mano de la obsesiones y el protagonismo tantas veces negado.
Hay un cuarto pasajero en el viaje: las redes sociales. Quien no las considere, pierde de vista a uno de los nuevos fieles de la balanza electoral; hablaremos más adelante de ello.