La actriz californiana Kristen Stewart se transforma, muy miméticamente, en esa Lady Di que transita entre lo fantasmagórico y lo rebelde, obsesionada con la lectura de un libro sobre Ana Bolena -consorte de Enrique VIII decapitada por supuesto adulterio- y que sufre trastornos alimenticios y a veces alucinaciones.
Por Magdalena Tsanis
Venecia (Italia), 3 de septiembre (EFE).- El chileno Pablo Larraín presentó hoy a competición en el Festival de Cine de Venecia su retrato de Lady Di, encarnada por Kristen Stewart, como un “cuento de hadas” sobre una princesa sensible y rebelde que se enfrenta a la Corona para ser ella misma.
“Quería hacer una película que le gustara a mi madre, porque muchas de las películas que hago no le gustan nada”, explicó en rueda de prensa el director de películas como El club (2015), Neruda (2016) o Jackie (2016), otro retrato de mujer icónica que también presentó en este festival hace cinco años.
“Diana era una mujer muy famosa y un icono de belleza, pero también era madre y, lo más importante, era alguien capaz de generar una empatía maravillosa”, declaró. “Sentí mucha curiosidad por entender cómo alguien tan privilegiado y aristocrático pudo generar tanta empatía en todo el mundo”.
El guión de Spencer, coescrito junto al creador de Peaky Blinders Steven Knight, se centra en un solo fin de semana de principios de la década de los 90, tres días de celebración navideña que pasa con toda la familia real en su casa de campo de Sandringham y al final de los cuales decidió separarse del príncipe Carlos (Jack Farthing).
La infidelidad de Carlos ya corría de boca en boca así como los rumores de divorcio pero durante esos tres días la reina impone los rituales que marca la tradición: cenas, vestimentas, posados oficiales y salidas a cazar. A partir de ahí, los guionistas imaginan qué pudo haber sucedido de puertas para dentro.
“Ver a alguien en un momento de crisis es muy interesante y te puede desvelar más del personaje que contar toda su vida”, señaló Larraín para justificar esta decisión temporal. “El personaje empieza roto, luego se convierte en un fantasma y finalmente se cura”, resumió.
En cuanto al espacio, la llamada casa de campo que cualquier ciudadano común consideraría un palacio, ofrece una metáfora perfecta de la organización en la que está atrapada la princesa Diana, según Larraín, con todas las obligaciones que conlleva.
La actriz californiana Kristen Stewart se transforma, muy miméticamente, en esa Lady Di que transita entre lo fantasmagórico y lo rebelde, obsesionada con la lectura de un libro sobre Ana Bolena -consorte de Enrique VIII decapitada por supuesto adulterio- y que sufre trastornos alimenticios y a veces alucinaciones.
Stewart dijo que ve a Diana como una mujer con una energía extraordinaria pero que se sentía “muy aislada y sola”.
“Cuando miro fotos de ella siento que la tierra tiembla pero también veo que estaba desesperada por conectar con alguien, es chocante que fuera capaz de hacer sentir tan bien a la gente sintiéndose ella tan mal”.
A la hora de mantener la verosimilitud contaron con consultores de la realeza, pero Stewart insistió en que el objetivo de la película no es ofrecer información nueva sino imaginar lo que la princesa pudo sentir en esos días.
Preguntada por posibles paralelismos a la hora de vivir las presiones de la fama, la que fue protagonista de la saga “Crepúsculo” dejó clara la distancia: “Ella era la mujer más fotografiada del mundo, yo no estoy a ese nivel, a veces puedes sentir que no tienes el control de la situación o de lo que piensan de ti pero eso es algo que sucede a todo el mundo”.
En ese sentido también manifestó que la lección más importante que ella aprendido en la vida es que siempre es posible elegir. “No estamos en un camino predestinado, siempre es posible tomar las riendas de nuestra vida aunque sea difícil tomar esas decisiones”, expuso.