La tasa de mortalidad a causa de la COVID-19 es casi 10 veces mayor que la de la gripe común, aunque en sí es menos mortal. Científicos de EU explican el porqué.
Ciudad de México, 3 de agosto (RT).- El SARS-CoV-2 —virus que produce la enfermedad que se ha cobrado la vida de casi 690 mil personas en todo el mundo— no parece ser “una máquina de matar”, a pesar de que la tasa de mortalidad de la COVID-19, hasta el momento, es aproximadamente 10 veces mayor que la de la gripe, sugieren científicos de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).
“Una de las cosas más extrañas de este nuevo coronavirus es que no parece ser increíblemente citopático, con lo que nos referimos a la muerte celular”, declaró a Medical Xpress el profesor de la UCSF, Max Krummel.
“La gripe es realmente citopática; si se agrega [el virus de influenza] a las células humanas en una placa de Petri, las células estallan en 18 horas”, dice Krummel. En cambio, cuando los investigadores de la UCSF agregaron en una placa de Petri con células humanas el virus SARS-CoV-2, muchas de las células infectadas no murieron en mucho tiempo. Krummel afirma que este hecho representa “datos bastante convincentes de que tal vez no estamos tratando con un virus muy agresivo”.
What exactly does the novel #coronavirus do to the body? Here’s a comprehensive tour by the researchers who are trying to understand it. #COVID19 https://t.co/5ibt3qPBUA
— UC San Francisco (@UCSF) July 30, 2020
Y, ¿POR QUÉ MUEREN PACIENTES CON COVID-19?
En la UCSF sospechan que la causa principal de la muerte de los pacientes con COVID-19 puede ser su propio sistema inmunitario, que inicia un contraataque demasiado intenso al SARS-CoV-2.
Este contraataque —extraordinariamente complejo y que incluye muchas tácticas, células y moléculas— ha sido observado por los investigadores de la UCSF en más de 30 personas con COVID-19 en el marco de su estudio COMET. De acuerdo con Krummel, un análisis temprano de los datos recolectados sugiere que los sistemas inmunes de muchos pacientes con COVID-19 se movilizan de manera diferente y más agresiva contra el SARS-CoV-2 que contra los virus de la influenza, que causan la gripe.
Como resultado, los pulmones de los pacientes quedan “devastados”, no sólo por el virus, sino por esta “batalla inmunológica que salió mal”, dicen los científicos. Esta respuesta inmune “no autorizada” podría explicar por qué, alrededor del día 11 de una infección por COVID-19 los pacientes a menudo desarrollan una neumonía grave conocida como síndrome de dificultad respiratoria aguda o SDRA. Además, el proyecto COMET ha confirmado estudios anteriores sobre los daños que el nuevo coronavirus causa en otros órganos y sistemas del cuerpo de un infectado.
Actualmente, los investigadores de COMET están en busca de las terapias para la COVID-19 que puedan controlar la respuesta excesiva del sistema inmunitario del paciente. Supone “una línea muy fina entre terapéutica y perjudicial”, ya que una intervención incorrecta podría afectar el sistema inmunitario de tal modo que no sería capaz de luchar contra infecciones en general.