Antes escuchaba música para concentrarme al leer, estudiar o escribir. Alrededor hay demasiado ruido y el ritmo me facilitaba enfocarme. Hace año y medio empecé a trabajar en Santa Fe, quizá el desarrollo urbano peor ubicado y planeado de una de las ciudades más populosas del mundo.
Compré por primera vez un auto para ir al nuevo empleo. Tres veces me chocaron en tres meses. El tráfico de avenida Constituyentes me provocaba desayunar bilis. Comencé a llegar en bicicleta pero las tardes lluviosas en esta zona lacustre no respetan ni al ciclista mejor intencionado.
El transporte público sería una alternativa si fuera eficaz, o si yo midiera 20 centímetros menos. No soy una persona paciente pero tampoco me iba a rendir tan rápido, así que conecté el iPod y descubrí que la única manera de regresar a la cordura ante la desesperación de los congestionamientos (y otras inclemencias citadinas) era la música.
Aquí mi playlist para quienes invierten tres horas en ir y volver de su empleo, o quienes están a punto de gritarle a su jefe, o quienes simplemente necesitan oír algo para aplacar la neurosis.
1. Andrew Bird – Anonanimal
Bird vive en un rancho de Illinois, donde tiene su estudio. Su música me recuerda la tranquilidad del campo. Seguro muchas de las letras se le vinieron a la cabeza mientras nadaba en el río que atraviesa su propiedad.
2. Waldeck – Addicted
Electro swing desde Austria con el tempo perfecto para bajar las revoluciones.
3. Múm – Sing along to songs you don’t know
El valor de esta banda islandesa está en tocar música que evoca la inocencia de la infancia, y a la vez, la maldad y crueldad naturales de esta etapa de la vida. En 2010 fui a su concierto y me sorprendió ver a varias personas llorando (o tal vez lo hacían porque los asistentes no fuimos suficientes ni para llenar la mitad del foro).
4. Girls – Laura
Una canción muy cursi, que te hace recordar cuando cortaste con tu primera novia y le decías que pasara lo que pasara serían amigos por siempre, que la amistad era lo importante. Ahora que transcurrieron los años maravillosos ya no se hablan, claro, pero ese bonito recuerdo –a la chick flick–puede traerte calma (o tal vez lo opuesto).
5. Los Amigos Invisibles – Óyeme nena
Estos venezolanos saben cómo organizar una fiesta de larga carrera y poner de buenas. Más si le estás pidiendo a tu ex otra oportunidad.
6. Breakbot – Baby I’m yours
Funk-pop simple que parece inspirado en los Bee Gees y Michael Jackson con influencia de Jamiroquai.
7. Nortec Collective presents Bostich + Fussible – MiCasita
La potencia de la tuba, el brinquito norteño y un poco de electrónica… este proyecto de Tijuana –que en paz descansará muy pronto- creó un sonido realmente innovador que nos reclama por qué no estamos en un bar de “La Sexta” o de “La Revu”.
8. Blur – The Universal
Un clásico del britpop para tararear siempre aligerará la carga. En el caso de Blur, hay más de una docena de canciones que sirven para esto.
9. LCD Soundsystem – I can change
James Murphy y compañía hacían música como para quitarse la camisa y tomar camino a la playa.
10. Astro – Panda
Últimamente se hace en Chile buen synth pop. Un poco de psicodelia, sonidos que parecen sacados de videojuegos y letras sin mucho sentido merecen que esta banda entre de panzazo al playlist.
Ricardo garza Lau es editor y periodista, autor de la novela Hipsteria. Fue coeditor de la revista de viajes Bleu & Blanc, editor web de la revista Gatopardo y de la Guía del Centro Histórico de la Ciudad de México. Actualmente trabaja en MSN, página de noticias de Microsoft.