Si bien suele hablarse más sobre los objetos arqueológicos recuperados del viejo continente y no tanto de los que se encuentran en Estados Unidos, son miles las piezas que se encuentran en este país. Al ser una potencia capitalista preocupada por resguardar la propiedad privada, la mayoría de objetos ancestrales que se encuentran en el país del norte forman parte de colecciones que al día de hoy todavía se desconocen.
Ciudad de México, 3 de julio (SinEmbargo).- Desde Alemania, Austria, Suecia, España, Italia, Francia, Estados Unidos y muchos otros países, han viajado a México miles de piezas pertenecientes a diversas culturas prehispánicas en el marco de una extenuante batalla contra el contrabando ilegal de objetos arqueológicos que el Gobierno mexicano ha apuntalado en la actual administración.
El mercado de estos objetos es basto. Basta con buscar en Google “piezas arqueológicas” y encontrar en las búsquedas relacionadas: “dónde vender piezas arqueológicas” y “mercado negro de piezas arqueológicas”. Esta es una muestra de cómo el problema ha crecido en los últimos años, sin embargo más allá de la compra venta ilegal de estas piezas, el meollo de esta problemática se centra en el saqueo.
“El problema del tráfico ilegal es un problema conceptual arqueológico porque el tráfico lo entendemos por esta acción comercial de objetos con un sentido cultural y social. Sin embargo, el problema que hay de fondo de esa acción o ese intercambio comercial en realidad es el saqueo arqueológico que es básicamente cómo se obtienen esas piezas para que de ahí lleguen a este intercambio comercial”, explicó en entrevista para SinEmbargo Omar Espinosa, arqueólogo egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia del INAH.
“El problema es que cuando se hace esta práctica de saqueo arqueológico lo que se está buscando es una pieza única que tiene una importancia o relevancia en particular. Normalmente lo que buscan es una pieza completa, que no esté fracturada, que tiene un grado de conservación muy bueno. No existe un cuidado en la búsqueda de estas piezas […] En México la actividad arqueológica está totalmente normada desde que uno hace la excavación porque se tiene que conseguir el contexto, es decir, no se está buscando la pieza, se está buscando hacer una lectura de todo el entorno y se recupera todo, se recupera desde la pieza completa, si es que existe, hasta todos los pedazos y fragmentos que también pueden acompañarla y por supuesto, de los espacios”, agregó Espinosa.
En respuesta a la solicitud de información 330018322000138, la Dirección de Registro Público de Monumentos y Zonas Arqueológicos e Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) informó que hasta febrero del año en curso se habían recuperado 10 mil 569 piezas arqueológicas, la gran mayoría de Estados Unidos (10 mil 158).
En tanto la Coordinación Nacional de Asuntos Jurídicos del INAH apuntó en respuesta a la misma solicitud, en un documento emitido el 28 de febrero del 2022 que 5 mil 129 bienes del patrimonio cultural fueron recuperados del 1 de enero de 2019 al 17 de febrero del año en curso. Las piezas fueron repatriadas de Alemania (38), Estados Unidos (5 mil 44), Australia (9), Italia (29), Francia (4) y Países Bajos (5), y pertenecen a las culturas Zapoteca, Maya, Totonaca, Teotihuacana y Huasteca.
Pese a los datos proporcionados por el INAH, suele hablarse más a menudo sobre los objetos recuperados del viejo continente que los traídos de Estados Unidos. Apenas el pasado 16 de junio salió la noticia de que el Gobierno de México había recuperado 34 piezas arqueológicas que se encontraban a manos de coleccionistas privados en Alemania.
De acuerdo con el INAH este mismo junio dos ciudadanos estadounidenses, residentes de Los Ángeles, California, devolvieron de forma voluntaria 79 piezas arqueológicas y 2 bienes paleontológicos, entre los que destacaban dos placas con impresión de fósiles de peces y un vaso trípode estilo maya elaborado en el sureste de México durante el periodo Clásico mesoamericano (400-900 d.C).
“Hay una diferencia legal en el derecho cultural de los países como Francia, Inglaterra y Estados Unidos. Si tú tienes un objeto de esta índole ya es un objeto privado, es decir, ya te pertenece. En México la Ley Federal de Monumentos específica que todos los bienes patrimoniales son del estado, de toda la nación, entonces no hay una propiedad privada en ese sentido. Por eso es que chocan mucho las medidas diplomáticas y culturales en ese sentido, porque hay una diferencia legal muy grande entre países y la situación justifica que los objetos salieron del país cuando no existía la Ley Federal de Monumentos” apuntó Espinosa.
“México siempre ha sido una punta de lanza respecto a las leyes patrimoniales. Al menos desde 1885 México tiene un marco legal que prohíbe la exportación de piezas arqueológicas y patrimoniales del país. Normalmente los propietarios que meten estas piezas a subastas dicen que las han tenido desde antes de 1972 (año en que entró en vigor la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos), pero no hay forma de comprobar que todas las piezas que están fuera del país hayan sido sacadas antes de 1972”.
Según la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México es el sexto país con el mayor número de bienes culturales inscritos en la lista de Patrimonio Mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
En 1970 la UNESCO realizó una convención para poner sobre la mesa el problema de saqueo y comercialización de bienes culturales. Asimismo planteó las medidas a adoptar para impedir la importación, exportación y transferencia de propiedades ilícitas.
“La dinámica de la Ley Mexicana de Cultura e incluso instituciones internacionales como la Unesco es intentar regular a nivel mundial el derecho cultural de objetos que representan la memoria de la humanidad, por lo tanto cualquier ser humano tendría que tener derecho a la cultura”, compartió Omar Espinosa.
La extensa cantidad de piezas repatriadas de Estados Unidos se debe a la diferencia de derecho que existe entre países. Al ser una potencia capitalista preocupada por resguardar la propiedad privada, la mayoría de objetos ancestrales que se encuentran en el país del norte forman parte de colecciones que al día de hoy todavía se desconocen.
El arqueólogo Omar Espinosa indicó que estás colecciones salen de un día a otro porque en su mayoría suelen ser heredadas. “Hay casos muy emblemáticos de este tipo de cosas, es decir, colecciones grandes de piezas que aparecen de repente en EU se dan conocer porque el dueño de esa colección fallece y la familia dice ‘yo no quiero eso y mejor lo dono a un museo grande'”.
“Tanto en el sentido comercial como en el sentido tal cual de privacidad, sucede mucho que en Estados Unidos, por la cercanía con México, tiene un resguardo mucho más puntual de esas piezas. Otros casos indican que estas repatriaciones se dan por buena voluntad, entonces ahí tenemos un juego más visible de los intereses comerciales respecto a las antigüedades, el patrimonio cultural y digamos, el cambio generacional […] En México no es ilegal tener una pieza, tú tienes qué hacer un registro, tienes qué hacer un llamado, dar aviso al INAH y registrar tu pieza o tu colección según sea el caso, sin embargo lo que sí esta mal es que uno aumente su colección porque eso significa que tú estás buscando piezas”.
LAS MEDIDAS DEL GOBIERNO PARA FRENAR EL CONTRABANDO DE PIEZAS ARQUEOLÓGICAS
El Gobierno de López Obrador instó a la Guardia Nacional, en septiembre del 2021, a recuperar las piezas arqueológicas robadas a México durante el marco de la inauguración de la exposición “La grandeza de México”.
Pese a que los esfuerzos de la Institución y de la campaña #MiPatrimonioNoSeVende, organizada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, han servido para combatir la compra venta ilegal de objetos prehispánicos, la verdad es que no se está atacando el verdadero problema: el saqueo.
“Esas acciones son aplaudibles siempre son buenas noticias cuando se logra concretar la repatriación y la devolución de estas piezas o incluso los señalamientos de las subastas que van sucediendo en diferentes países, pero por otra parte no sirven porque efectivamente pareciera que la campaña está encaminada a señalar y a condenar las subastas cuando el problema subyacente del tráfico ilegal y de la visibilidad de las subastas es cómo llegan las piezas ahí”, planteó el arqueólogo egresado de la ENAH.
“Las piezas que están en las subastas o que están directamente en esta red circulando en este tráfico ilegal no aparecen por arte de magia, llegan de ahí de alguna manera y esa manera es una cadena de acciones ilegales que empieza desde la extracción de las piezas hasta que la misma exportación o en un mercado interno y finalmente se ponen a la venta ya sea en una compraventa privada y las subastas que son muy visibles”, finalizó.