En Ciudad de México, donde las medidas anti-COVID han tenido un tono distinto, el Gobierno decidió volverá a cerrar el Centro Histórico durante el fin de semana para generar un nuevo plan de reapertura después de que la reactivación se convirtiera en todo un caos de gente, tráfico y calles atestadas de paseantes.
Ciudad de México, 3 de julio (AP).— Un mes después de que las autoridades de México comenzarán a hablar del regreso a una nueva normalidad y tras quince días de paulatino reinicio de actividades, sobre todo en esta última semana en la que se levantaron muchas restricciones, varios estados del país dan marcha atrás o ralentizan la reactivación ante el aumento del número de contagiados por el coronavirus.
México superaba el viernes los 240 mil contagios confirmados y se acercaba a los 30 mil fallecimientos y las medidas anunciadas para intentar contener la transmisión del virus fueron desde las más drásticas, como el toque de queda parcial que se iniciaba el viernes en el norteño estado de Nuevo León, al cierre de algunas playas en Baja California Sur o del centro histórico de Ciudad de México o mayores restricciones de movimiento en la frontera con Estados Unidos.
El Gobernador de Nuevo León, Jaime Rodríguez, fue de los más contundentes y en este estado del norte del país desde el viernes quedaba prohibido salir a calle para actividades no esenciales desde las 10 de la noche a las 5 de la mañana y durante todo el fin de semana. Además, se decidió considerar “delito” no respetar las medidas de aislamiento y se utilizaría a las fuerzas de seguridad para pedir a quien no llevara cubrebocas que regrese a su domicilio.
“Tenemos que ser estrictos en las medidas de prevención; no debemos bajar la guardia y relajarnos”, indicó Rodríguez en su cuenta oficial de Twitter, en la que también advertía que si los contagios seguían subiendo “pronto tendremos que DAR REVERSA a la reapertura económica (…) y evitar se nos colapse el sistema de salud”.
En Ciudad de México, donde las medidas anti-COVID han tenido un tono distinto, el Gobierno decidió volverá a cerrar el Centro Histórico durante el fin de semana para generar un nuevo plan de reapertura después de que la reactivación se convirtiera en todo un caos de gente, tráfico y calles atestadas de paseantes.
“Este cierre no es un castigo, sino sencillamente un alto en el camino”, señaló el viernes la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum. “Necesitamos revisar cómo estamos operando, cómo orientar a la ciudadanía y ahí sí, a los comerciantes que no están cumpliendo con las medidas sanitarias tiene que haber sanción”.
Sheinbaum reconoció que tanto el gobierno, como las tiendas y la gente tiene parte de responsabilidad. “Lo planeamos entre todos, lo probamos y se desbordó”, agregó en alusión al plan de reapertura.
La capital del país tiene unos 50 mil casos y más de 5 mil 500 muertes aunque el jueves por la noche el vocero federal para la pandemia, Hugo López-Gatell advirtió que los decesos reales podrían ser muchos más.
Al menos otros dos estados norteños, Tamaulipas y Sonora, también estaban preocupados con el aumento de casos y, sobre todo, con lo que consideraban excesiva movilidad en la frontera pese a que, teóricamente, están restringidos todos los cruces no esenciales entre México y Estados Unidos. La cancillería anunció mayores controles fronterizos para hacer realidad el acuerdo entre los dos países.
En el noroeste del país, Rubén Muñoz, alcalde La Paz, capital de Baja California Sur, anunciaba el cierre de las playas capitalinas. En el centro, el gobernador de Puebla, Miguel Barbosa, reconocía que “la movilidad provocada por el regreso de muchas actividades económicas provocó un descontrol”, aunque dijo que “se irá corrigiendo”. Y en otros estados más optimistas como Jalisco, sin dar marcha atrás en la reactivación, el gobernador Enrique Alfaro anunció que no se abrirán nuevas actividades, sobre todo las de ocio, hasta comprobar que los contagios estaban más o menos controlados.