Desde antes de las 8 de la mañana, don Antonio Copado sale de su hogar ubicado en Ojo de Agua municipio de Tecámac donde reside desde hace varios años, para llegar a un depósito de fierro en Ecatepec donde le prestan la carreta para comenzar con su labor como fierrero.
Por Beda Peñaloza
Ecatepec, 3 julio (A Fondo).- Don Antonio, a sus 62 años, es un ejemplo de vida y camina jalando una carreta de 5 a 6 horas diarias por colonias de la Quinta Zona para comprar fierro viejo y luego venderlo, oficio del que está orgulloso y con el que dijo ha logrado subsistir y mantener a su familia.
Desde antes de las 8 de la mañana, don Antonio Copado sale de su hogar ubicado en Ojo de Agua municipio de Tecámac donde reside desde hace varios años, para llegar a un depósito de fierro en Ecatepec donde le prestan la carreta para comenzar con su labor como fierrero o trabajador del fierro viejo.
Empleo que indicó le gusta y desempeña con orgullo desde hace más de 12 años, esto luego de que no encontrará un trabajo fijo.
Sin importarle que llueva, haga frío e inclusive bajo los rayos de sol, don Antonio comienza desde las nueve de la mañana a trabajar.
Jalando una pesada carreta de metal de dos llantas, don Antonio recorre diariamente de tres a cuatro colonias de la Quinta Zona, como: Fuentes de Aragón, Los Polígonos, Central Michoacana, La Petroquímica, entre otras y con su propia voz realiza el perifoneo con la finalidad de comprar desperdicios de metal o electrodomésticos descompuestos a los vecinos de Ecatepec.
“Se compran colchones, refrigeradores, lavadores, aparatos descompuestos y fierro viejo que vendan”, son las palabras que diariamente repite al caminar por las calles y que los vecinos que quieren vender algún desperdicio de su hogar ya reconocen.
Precisó que con el paso del tiempo se ha visto afectado este negocio a causa de que ya hay más competencia y porque la gente ya no tiene muchas cosas que vender.
“Yo compró el fierro y luego lo vendo en un depósito pero antes sacaba de 200 a 300 pesos diarios y ahora esto está muy bajo y hay día que no sacamos nada, pero hay que trabajar para subsistir, por eso sí sacamos ganamos y si no no hay ganancia”, comentó.
Relató que derivado de la pandemia, la afectación aumentó, esto porque aseguró que la gente no sale de sus casas, «creo que hasta miedo me tienen, porque solo veo a algunos cómo se asoman por los cristales de las ventanas pero no salen de sus hogares».
Sin embargo, don Antonio que es padre de tres hijos y esposo, se protege y usa cubrebocas en está contingencia sanitaria, a pesar del cansancio tras caminar varias horas está feliz con la labor que realiza y orgulloso de desempeñar un oficio con el que honradamente se sigue ganado la vida.