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Alejandro Páez Varela

03/06/2024 - 12:08 am

Presidenta

Sobre Claudia: la próxima Presidenta deberá prepararse en lo personal para resistir a la presión intensa de los que querrán faltarle al respeto y, como Gobierno, debe diseñar una respuesta contundente. Sobre Xóchitl: hará bien en repartir culpas. Pronto. Con datos. Los que no hicieron una sola reflexión en seis años son expertos en culpar a alguien más. Y ella es un chivo expiatorio perfecto. Si es tan disruptiva como dijo que era, que salga y diga todas las anomalías que hubo. Difícilmente volverá a ser candidata presidencial: que limpie su nombre.

Los números por la tarde de este domingo 2 de junio dicen que es irreversible la tendencia y Claudia Sheinbaum Pardo será la primera Presidenta de la historia de México. El segundo dato en relevancia –pero con un fuerte mensaje de corto plazo y mediano plazo para los partidos que la postulan– es que se ha confirmado que Xóchitl Gálvez, llamada “fenómeno electoral” por un grupo de intelectuales, ha resultado en un fiasco. Así lo dije yo en junio-julio de 2023, después de una entrevista con ella en el Senado. Pero bueno, Gálvez, como le dijo a El País en una entrevista de la semana pasada, “ya ganó”; la experiencia queda para su currículo. Para los partidos que la acompañaron, sin embargo, no es tan fácil el mazazo. Aceleran la marcha que iniciaron en 2018 rumbo al abismo.

Estoy casi seguro de que PRI y PAN no entrarán en un proceso de reflexión; hay demasiada arrogancia en sus dirigentes, en las élites que los acompañan (intelectuales, académicos, periodistas, medios, un núcleo empresarial). Seis años demostraron ser irreflexivos y culpan de todos sus males a Andrés Manuel López Obrador. Debieron verse en el PRD, pero ya qué: los números dicen que el partido que ganó una elección presidencial apenas en 2006 ha muerto en manos de sus mentores, Jesús Zambrano y Jesús Ortega.

Alejandro Moreno Cárdenas y Marko Cortés entregarán este mismo año las riendas de partidos sin rumbo aunque, al menos en el caso de Acción Nacional, con algo de militancia dura. También Morena iniciará su propia recomposición. Este año cambia de dirigencia nacional y hay varios tiradores; algunos creen que Adán Augusto López querrá la operación del partido de la 4T; otros ven a Marcelo Ebrard –él ha dicho que no– o a un cercano, y yo creo que Claudia deberá razonar bien qué quiere que se escriba sobre Morena durante su sexenio; qué dinámica le va a imponer a su partido y, al final, al sistema de partidos en México. Además, y debe razonarlo bien, la sucesión presidencial de 2030 empieza este lunes 3 de junio de 2024: todo lo que haga, los mensajes que mande, serán interpretados como los corredores interpretan banderines en una carrera de autos.

No me queda ninguna duda de que Claudio X. González emerge de la chatarra como el indiscutible líder de una oposición de derecha. Es el tuerto en un reino de ciegos que si tiene futuro, está ligado a él, un multimillonario, el hijo de un oligarca que abultó su fortuna con los contratos que le dieron los gobiernos pasados. De las cenizas del PRIAN nace la “marea rosa”, que es el mismo PRIAN, pero revolcado por Claudio. Quizás veamos en 2025 –cuando legalmente se puede– el nacimiento de un nuevo partido encabezado por una élite patronal.

Los números todavía no nos dicen qué será del partido parasitario que se hace llamar “Verde” (PVEM), de pasado y presente vinculados a la corrupción; es probable que se quede con algunos enclaves (como San Luis Potosí) que también entran en la incertidumbre. Y también no está claro lo que sucederá con el Partido del Trabajo, cuya fuerza moral radica, fundamentalmente, en Gerardo Fernández Noroña.

Tengo mucha curiosidad el núcleo más radical, los generadores de odio, los rebajados por su propio deseo a mediocres fuentes de noticias falsas y apuestas fallidas. No les tenía respeto antes y ahora menos, pero me interesa ver qué dirán, cómo justificarán tanto Massive Caller; qué dirán después de haber firmado un pacto de sangre con Xóchitl. Siento que generaron su propio torbellino invertido, con vientos de odio, que los fue hundiendo en paquete. Empezaron a correr en círculos Enrique Krauze y Aguilar Camín y casi al instante se les unieron Roger Bartra, Mario di Constanzo, Juan Sandoval Íñiguez, José Antonio Crespo, Ricardo Salinas Pliego, Vicente Fox y los otros de su naturaleza. Esa fuerza negra los jaló hacia abismos que ninguno imaginaría, digamos, hace diez años.

Imagínense la desvergüenza: algunos de ellos se dicen liberales y hacen causa con el clero, con antisemitas y fascistas. Qué tiempos más apasionantes vivimos. Académicos, intelectuales y periodistas convertidos en vulgares tambores de la derecha. Qué manera de llegar a viejos. El dinero es veneno para el pensamiento racional.

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Sobre Claudia: Mi pronóstico, y creo que el de muchos, es que estarán presionándola día y noche. No descansarán. La mayoría de la prensa, los periodistas más afamados, muchos en la academia y los viejos núcleos de pensamiento usarán todos los medios a su disposición para tratar de desbarrancarla. Les faltarán manos y tiempo para faltarle al respeto. Querrán hacerla añicos, desgarrarla con los dientes apenas llegue a la Presidencia. Querrán minarla y cobrarle las de López Obrador. Y claro que hay mucha misoginia en eso, y frustración, y odio. Y un deseo infame de que el país estalle en mil pedazos porque sólo así podrán justificar lo que han pronosticado.

La próxima Presidenta deberá prepararse en lo personal para resistir a esa presión y, como Gobierno, diseñar una respuesta contundente. Mantener una especie de "mañanera" –que tanto ayudó al Presidente–, y más allá: echar a andar una verdadera política de comunicación con distintos ejes: llevarle a las mayorías información real, dándole la vuelta a la prensa tradicional, y no sólo con YouTube, sino con un sistema bien diseñado y coordinado para llegar hasta el último rincón del país. Y preparar una estructura formal que desmienta día y noche, en distintos formatos, las mentiras ya publicadas. Esto último es importante: responder a mentiras ya publicadas de manera formal. Mandar a los medios respuestas a sus mentiras, casi en tiempo real, con el recordatorio de que la réplica es un derecho y deben abrirle espacio. Abrir con la Ley en la mano los espacios en la prensa mentirosa. Y luego, una vez al mes, exhibir la estadística: cuántas mentiras y en qué porcentajes atendió cada medio la publicación de la réplica. Es un quién es quién en las mentiras que no es personal, que es más profesional, y exhibe a cada quién sin adjetivos y sin nombres.

Claudia debe operar como si estuviera sola, aunque no lo está: los datos hasta la noche de domingo dicen que su triunfo es arrollador, masivo e irrefutable: millones decidieron hacerla su Presidenta. Pero armar estrategias como si nadie la acompañara en la primera línea de una batalla.

También creo que Claudia tendrá que dar un par de golpes de timón, aunque el Presidente López Obrador quiso evitarlos. Nada espectacular, sólo lo que es. Para marcar fronteras. Para mostrar músculo. Apenas pueda, debe reunir fuerzas en el Congreso y sumarlas a su propio bono democrático para impulsar cambios estructurales urgentes. Un Plan C ampliado, digamos. Luego luego, en cuando pueda, en esta misma legislatura. Y tendrá que darle un par de lecciones a los que quedaron impunes por lo que sea. No me atrevo siquiera a sugerir sobre quiénes, pero me parece que necesita, por ejemplo, un golpe estratégico en materia de corrupción política y empresarial, y en materia de seguridad. Yo sé que Sheinbaum no es suave, aunque los demás no necesariamente lo saben.

Y todo lo demás. Lo que ha prometido. Su proyecto. Desde el día cero, que el país la necesita y nos necesita: a sumar, a empujar; que suenen los engranes de las fábricas y que se pinten de verde los campos. El agua, la infraestructura, las energías verdes; más carreteras y trenes; muchas vialidades, presas.

Claudia debe considerar esto: que la izquierda ahora que tiene en sus manos el destino del centro de la República. Debe generar cambios estructurales. Quizás un parlamento que unifique a los gobiernos locales, quizás una comisión para la metrópoli (CdMx, Morelos, Tlaxcala, Puebla, Edomex, etcétera). Planear obras que afecten para bien a las familias de esos estados. Unir al centro en uno solo por el bien de decenas de millones de individuos.

Y el combate frontal a la corrupción y a la impunidad. Urge ir por los corruptos. De verdad, urge.

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Xóchitl hará bien en repartir culpas. Pronto. Con datos. No estoy para darle consejos, pero le voy a advertir aquí lo que no le advertirá ninguno de los que le rodean: los que no hicieron una sola reflexión en seis años son expertos en culpar a alguien más. Y ella es un chivo expiatorio perfecto. Si es tan disruptiva como dijo que era, que salga y diga todas las anomalías que hubo. Difícilmente volverá a ser candidata presidencial: que limpie su nombre. Eso es lo que le recomiendo.

Pero estoy estoy casi seguro de que Xóchitl, PRI y PAN no entrarán en un proceso de reflexión. Hay demasiada arrogancia en la derecha, en sus dirigentes, en las élites que los acompañan. Demostraron ser irreflexivos y se centraron en culpar de todos a López Obrador. Su destino es el del PRD, ya nadie lo dude. Su destino es convertirse en una tribu del tipo “Los Chuchos”, sin dignidad ni proyecto, recogiendo las sobras que se le caen a Claudio X. González, el tuerto en el reino de los ciegos.

Alejandro Páez Varela
Periodista, escritor. Es autor de las novelas Corazón de Kaláshnikov (Alfaguara 2014, Planeta 2008), Música para Perros (Alfaguara 2013), El Reino de las Moscas (Alfaguara 2012) y Oriundo Laredo (Alfaguara 2017). También de los libros de relatos No Incluye Baterías (Cal y Arena 2009) y Paracaídas que no abre (2007). Escribió Presidente en Espera (Planeta 2011) y es coautor de otros libros de periodismo como La Guerra por Juárez (Planeta, 2008), Los Suspirantes 2006 (Planeta 2005) Los Suspirantes 2012 (Planeta 2011), Los Amos de México (2007), Los Intocables (2008) y Los Suspirantes 2018 (Planeta 2017). Fue subdirector editorial de El Universal, subdirector de la revista Día Siete y editor en Reforma y El Economista. Actualmente es director general de SinEmbargo.mx

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