El Presidente Peña Nieto acaba de cumplir seis meses al frente del gobierno federal y como es lógico, empiezan las primeras evaluaciones de su desempeño. Ya no cabe hablar del “nuevo” gobierno, ahora toca evaluar lo que ha hecho en este tiempo.
En este sentido, resulta muy interesante la evaluación que realiza cada trimestre la encuestadora Consulta Mitofsky. Según esta empresa, la aprobación del Presidente es de un 57.3 por ciento, lo que representa un incremento de 3.3 puntos respecto a diciembre del año pasado, cuando inició su mandato. Asimismo, los niveles de rechazo también aumentaron (del 34.5 al 38.4 por ciento).
En cuanto a la economía, tres de cada diez mexicanos creen que la situación está mejor que hace un año, frente a un 67 por ciento que dice que ha empeorado. No deja de ser paradójico que los problemas que más crecieron en este periodo –en la opinión ciudadana– sean la crisis, el desempleo y la inflación. Digo paradójico ya que la economía mexicana lleva varios años de crecimiento sólido –aunque no espectacular, hay que reconocerlo–.
El tema que ha regresado con fuerza –y que amenaza con descarrilar al actual gobierno– es el de la seguridad. Después de unos meses de aparente tranquilidad en la percepción pública –debido en gran parte al cambio de estrategia en la comunicación gubernamental–, la inseguridad nuevamente es el principal problema para más de la mitad de los mexicanos.
El 27 por ciento de los encuestados considera que actualmente estamos más seguros que hace un año, frente al 70 por ciento que piensa lo contrario. La sensación de inseguridad obviamente es más acusada en los estados que más la sufren: principalmente los del norte del país. En el sureste, con un nivel de desarrollo mucho menor, preocupan más los temas económicos.
La mitad de los mexicanos (48%) piensa que el Presidente Peña Nieto tiene las riendas del país, por un 38 por ciento que sostiene que las cosas están escapando a su control.
Si bien estas cifras son muy parecidas a la de los últimos dos gobiernos (el de Vicente Fox y el de Felipe Calderón), hablan, en primer lugar, de un gran escepticismo dentro de la ciudadanía. Pero también reflejan la gran crisis de inseguridad que venimos arrastrando desde el sexenio anterior.
Como se puede comprobar cada día, simplemente revisando las noticias, no parece que la actuación del gobierno actual esté dando grandes resultados. Es más, todavía ni siquiera podemos afirmar que se haya cambiado la estrategia del sexenio anterior, que claramente, clamorosamente, fue un fracaso.
Sin duda durante esta administración se han logrado avances importantes –la reforma educativa y el elbazo, la reforma en telecomunicaciones, entre otras–, pero todavía está pendiente cambiar aquello que afecta el día a día de las personas, lo más básico, la inseguridad y la creación de empleos.
Sin arreglar esos dos puntos básicos, lo demás irremediablemente va a perder su valor. En ello, se juega el éxito o el fracaso el gobierno peñista.
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Quiero agradecer públicamente el apoyo y la paciencia de todo el equipo de SinEmbargo durante las últimas semanas. En especial a Alejandro Páez Varela y Fernando Hernández Urías, quienes además de hacer un gran periodismo, mostraron en todo momento su grandeza personal.
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