Estados Unidos prevé eliminar a finales de mayo las expulsiones inmediatas que se pusieron en marcha al inicio de la pandemia, en marzo de 2020, algo que podría incentivar aún más el flujo migratorio irregular.
Por María Verza
Ciudad de México, 3 de mayo (AP) — Centenares de migrantes, sobre todo haitianos, llegaron en los últimos días a la ciudad de Nuevo Laredo, fronteriza con Texas y de alta incidencia del crimen organizado, y han puesto en una delicada situación a los albergues de esta localidad de México que solicitaron el lunes ayuda para atenderlos.
Desde la última semana de abril, “hemos sido testigos de la llegada de cientos de migrantes a nuestra ciudad”, dijo el lunes en conferencia de prensa Enrique Sánchez Martínez, obispo de la diócesis de Nuevo Laredo.
“Para nosotros es novedoso porque aquí es el último lugar adonde llegan por las circunstancias de nuestra frontera, de nuestra ciudad, que a veces son adversas para los migrantes, son difíciles para ellos”, agregó el obispo. “Pero como abrieron las puertas en Estados Unidos para recibir solicitudes de asilo, pues muchos de ellos se vinieron en grandes grupos”.
Nuevo Laredo es el feudo del cártel del Noreste, escisión de los antiguos Zetas y un grupo del crimen organizado que tiene en el tráfico de migrantes uno de sus principales negocios. Debido a la violencia y los peligros de la localidad, los migrantes —tanto los que cruzan con traficantes como los que lo hacen a su suerte— suelen cruzar por otros puntos.
Sin embargo, esta situación aparentemente cambió en días recientes, según denunció el obispo. Los haitianos llegaron en “grandes números” y se juntaron con solicitantes de asilo que llevan esperando hasta un año en los albergues de la ciudad para poder gestionar sus casos ante las autoridades estadounidenses.
El año pasado en torno a 14 mil haitianos llegaron a otro recóndito lugar de la frontera con Texas, Ciudad Acuña, casi en un abrir y cerrar de ojos, montaron un enorme campamento en territorio estadounidense y provocaron una complicada situación en los dos países vecinos.
En esta ocasión, solo en el albergue de la Iglesia Católica de Nuevo Laredo, la Casa del Migrante Nazareth, hay unos 200 migrantes de distintas nacionalidades, a los que se unen 200 más que llegan a dormir en el estacionamiento.
Otro gran número se queda fuera “porque no caben”, afirmó el obispo Sánchez Martínez, por lo que se está habilitando un nuevo espacio con carpas para atender a más personas, lo que ya calificó como una nueva “crisis humanitaria”.
Estados Unidos no ha cambiado sus leyes migratorias pero la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) comenzó a aplicar en Nuevo Laredo una medida que permite la “entrada de emergencia por razones humanitarias” y eso fue lo que, a juicio del religioso, aparentemente atrajo a los nuevos migrantes.
Según explicó a The Associated Press Marvin Ajic, director de la Casa Nazareth, el sábado 16 de abril, en plena Semana Santa, las autoridades mexicanas les informaron que Estados Unidos empezaría a recibir diariamente a solicitantes de asilo que llevaban meses varados en la ciudad, una petición que Ajic había hecho desde febrero ante el consulado estadounidense.
Ajic explicó que les pidieron una lista de migrantes casi en cuestión de minutos. “Entonces Migración (mexicana) se organizó con los albergues y la modalidad fue enviar a la gente que llevaba esperando por mucho tiempo sin ningún filtro, fuera quien fuera”, al margen de nacionalidad o situación.
Aparentemente, se corrió la voz y fue cuando comenzaron a llegar haitianos.
Wiston Demeille, un haitiano que está ahora en Tijuana -frontera con California— y espera poder llegar a Estados Unidos, confirmó que había escuchado de amigos que era más fácil cruzar por el estado mexicano de Tamaulipas y no sabía si moverse o no.
El director de la Casa Nazareth en Nuevo Laredo recordó a los migrantes que los procesos para solicitudes de asilo político en Estados Unidos “aún no están abiertos” y que no deben “exponer a sus sus familias al pensar que escribirse en alguna lista les pueda garantizar ser procesados” en el proyecto piloto que se abrió en esta ciudad. “Y si tienen la posibilidad de acceder a estos procesos de entrada por emergencia, no tienen costo alguno para nadie”, subrayó.
Diversas organizaciones de la sociedad civil e Incluso agencias de la ONU han alertado en otras ocasiones de cómo el crimen organizado divulga información falsa para sus propios fines y para que los migrantes se movilicen hacia uno u otro lugar.
El obispo Sánchez Martínez no se pronunció sobre si esto es lo que puede estar sucediendo en esta ocasión.
Decenas de migrantes haitianos también han llegado en los últimos días a otros puntos de Tamaulipas.
El inicio del trámite de solicitantes de asilo por Nuevo Laredo por motivos de urgencia coincidió con la crisis suscitada en la misma frontera en Semana Santa cuando el Gobernador de Texas, Greg Abbott, impuso inusuales revisiones a camiones en varios cruces —que bloquearon temporalmente algunos puentes— con el objetivo presionar a las autoridades de los estados fronterizos mexicanos para que aumentaran su lucha contra la migración ilegal.
Abbott, quien intentará ser reelegido en noviembre, ha hecho del control de la migración uno de sus principales lemas.
Las autoridades migratorias de Estados Unidos detuvieron a migrantes en más de 220 mil ocasiones en la frontera con México durante marzo —según cifras de CBP—, el mayor registro de las últimas dos décadas, con lo que el tema tiene un importante impacto electoral en un año en el que ese país celebra elecciones intermedias.
Además, Estados Unidos prevé eliminar a finales de mayo las expulsiones inmediatas que se pusieron en marcha al inicio de la pandemia, en marzo de 2020, algo que podría incentivar aún más el flujo migratorio irregular.
Bajo esa medida sanitaria, migrantes fueron devueltos mas de 100 mil veces sin posibilidad de pedir asilo en marzo pero también alrededor de la mitad de las detenciones en ese mes fueron procesados bajo leyes migratorias que, en muchas ocasiones, permiten que la gente quede en libertad mientras sus casos proceden.