Villa Purificación, Jalisco, 3 de mayo (SinEmbargo).– El estruendo de ráfagas de metralla, de balazos y del motor de un helicóptero volando a pocos metros del suelo -unos 30, calculan- sorprendió a los habitantes del ejido Villa Vieja minutos antes de las siete de la mañana del pasado viernes. Un campesino montado a caballo, entre la oscuridad del alba, vio pasar a toda velocidad un convoy de alrededor de doce camionetas de reciente modelo, todas con las luces apagadas y levantando polvareda en una brecha.
“Luego se oyó un tronido, como a eso de las siete, luego ya se vio el fuego, una nube negra, como cuando queman llantas”, dijo un habitante entrevistado por SinEmbargo.
El humo blanco del pasto recién incendiado en una zona montañosa ubicada a pocos kilómetros de este ejido indicaba todavía ayer sábado el lugar exacto en donde cayó el helicóptero Cougar 1009 del Ejército Mexicano, la primera aeronave militar derribada en un enfrentamiento en el contexto de la guerra mexicana del narcotráfico.
Las vías de acceso al lugar del siniestro, sin embargo, estaban ayer cerradas por pelotones de militares, unos 50 en cada punto, que pedían a los conductores regresar “por motivos de seguridad”.
Y es que los presuntos atacantes, narraron las personas entrevistadas, recorrieron la mañana de ayer este ejido y otras rancherías aledañas armados y ante la vista de varios.
“Despertamos con todo lo que se empezó a escuchar, y después yo vi que pasaron como tres camionetas, cargadas con hombres, parados, iban hasta apretados, una traía las puertas abiertas, y ahí iban unos como volteando, como si los fueran siguiendo”, contó otro entrevistado, que agregó que los delincuentes no llevaban ni pasamontañas.
De acuerdo con la versión de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), el enfrentamiento con presuntos integrantes del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) se registró cuando el personal castrense, en un recorrido aéreo, localizó el convoy de personas armadas en la ruta Casimiro Castillo-Villa Purificación, zona ubicada a unos 240 kilómetros de Guadalajara.
La narraciones de los habitantes precisan, además, que los delincuentes llegaron al ejido Villa Vieja provenientes, tal vez, de esta cabecera municipal. Ahí le dispararon a la aeronave y, después, escaparon por Los Achotes, en este mismo municipio.
“Un muchacho llegó aquí todo asustado, porque dice que vio allá en Villa Vieja las camionetas abandonadas, balaceadas, y muchas armas tiradas”, agregó uno de los entrevistados en Los Achotes.
Villa Vieja es un poblado de unas 35 casas habitadas por campesinos dedicados a la ganadería y al cultivo de tomate y caña de azúcar. Los Achotes, a unos pocos metros, luce también semiabandonado en medio de la belleza de la Sierra de Manantlán, declarada reserva de la biósfera.
Si bien ambos poblados están ubicados en la zona que las autoridades atribuyen a la influencia del grupo criminal Jalisco Nueva Generación, para los habitantes la mañana del pasado viernes 1 de mayo fue totalmente inusual.
“Aquí nunca se había visto nada de eso”, comentó un poblador de edad avanzada. “Ahora nos sentimos famosos por un lado, pero pues con el miedo, y ahora hasta sin luz, porque se fue cuando estaba el tiroteo”, comentaron.
Si bien entre los entrevistados hubo expresiones de zozobra, el ambiente ayer en la zona era de total normalidad. Varios de quienes accedieron a dar información se encontraban afuera de sus casas, unos incluso en una reunión familiar.
Casi todos, al menos en Villa Vieja, asumen que los civiles participantes en los enfrentamientos no son de la zona y, por tanto, tampoco mostraron preocupación por el hecho de que, salvo por los militares resguardando el lugar donde cayó la nave, en todo el recorrido no se observó ni una patrulla de las policías municipal o estatal.
“Esto es pasajero. Y nosotros no tenemos ninguna vela en el entierro”, comentó otro habitante.
JALISCO CALIENTE
La vida se transformó por unos minutos en Villa Vieja y en todo Jalisco, que el viernes sorprendió al país con la noticia de 39 narcobloqueos o intentos de incendio en 25 de los 125 municipios de la entidad, el derribo del helicóptero militar, siniestros en bancos, gasolineras y siete víctimas de homicidios en enfrentamientos.
Los bloqueos, informó el Gobierno Federal, fueron la respuesta del Cartel Nueva Generación al “Operativo Jalisco”, iniciado el viernes por autoridades federales para detener a presuntos líderes criminales de esta organización, como Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”.
El repunte de la violencia comenzó el 19 de marzo pasado, cuando gendarmes federales se enfrentaron con civiles armados en el municipio de Ocotlán, lo que dejó un saldo once muertos. Cuatro días después fue abatido Heriberto Acevedo Cárdenas, alias el “Gringo”, presunto operador del CJNG.
Según la Fiscalía, ese cártel también estuvo detrás de una emboscada perpetrada el 6 de abril, en la que fueron asesinados quince policías de un grupo de elite.
Una segunda jornada de violencia se vivió la tarde de este sábado. Reportes oficiales de la Fiscalía estatal alertaron que en Puerto Vallarta había vehículos y locales incendiados. En tanto que en el estado de Guanajuato sujetos desconocidos lanzaron explosivos en tiendas departamentales y aparecieron mantas.
La Fiscalía General de Jalisco confirmó en su cuenta de Twitter [@FiscaliaJal] que se quemaron dos vehículos y una cremería ubicados en el Boulevard Francisco Medina y Francisco Villa en Puerto Vallarta.
“AVISO: Hay reporte de vehículos incendiados en algunos puntos de Puerto Vallarta. A través de esta cuenta se estará informando”, publicó.
La dependencia informó que los hechos violentos sólo se reportaron en un punto y que ambos vehículos son del mismo negocio. También anunció que se mantenía el “código rojo” en el estado hasta el próximo lunes.
A la luz de estos nuevos hechos, ayer todavía permanecían rastros de los narcobloqueos del viernes en varios puntos de la entidad, como a todo lo largo de la carretera federal 80, conocida también como Guadalajara-Barra de Navidad.
En al menos cuatro puntos, manchas negras de incendio y cristales rotos sobre el pavimento anticiparon la presencia de los cascarones de igual número de tracto-camiones que, al mediodía de ayer, ya estaban a un lado de la carretera y en manos de empleados de compañías de grúas contratadas por la Policía Federal para desbloquear los accesos.
“Llegaron bajando al chofer, a nadie dejaron arriba y empezaban a rociar, enmascarados, con pasamontañas”, contó una persona que, como el resto de los entrevistados, accedió a dar información con la condición del anonimato.
“LA POLICÍA NO HACE NADA”
A diferencia de la calma en la que reportan vivir los habitantes de Villa Purificación, en Autlán –unos 60 kilómetros al éste de aquí- la población comenta que la “plaza está caliente” desde hace semanas, cuando en este municipio empezaron a verse caravanas de camionetas de reciente modelo, sin placas y, en ese lapso, se supo del “levantón” de al menos cinco jóvenes.
Otros ubican 2012 como el año en el que el Cartel Jalisco Nueva Generación empezó a quedarse con el control de todo el narcotráfico en la región. El mérito: haber logrado ahuyentar a Los Zetas, cuyo estado de mayor influencia es Tamaulipas.
“Ahorita Nueva Generación es el grupo más fuerte en Jalisco”, comentó una persona enterada en Autlán. “Empezaron a querer meterse otros a la plaza, los zetas, luego los templarios, pero Nueva generación lo que tiene es que nunca se mete con la gente”, agregó.
Pero es acaso la indiferencia o complicidad y corrupción de las autoridades, consideró el mismo entrevistado, el principal factor para el crecimiento de este grupo criminal.
“Aquí hay muchas drogas, mucho halcón, jóvenes de 13 o 14 años, o como ayer, que había muchachos en motos sin placas, reportando los incendios. la Policía Municipal sabe quiénes son, pero no hace nada”, finalizó.