Los familiares de los jóvenes recibirán mañana una disculpa pública por parte del Gobierno federal por las irregularidades en la investigación del caso, sin embargo, también exigen que el ex Gobernador Javier Duarte de Ochoa, que está encarcelado por delitos relacionados al saqueo de recursos, se acusado formalmente por el caso este caso, que se siga investigando el caso hasta encarcelar a toda la cadena de mando y se les acuse de delincuencia organizada.
Por Ignacio Carvajal
Veracruz/Ciudad de México, 3 de marzo (Blog Expediente/SinEmbargo).– Los padres de cinco jóvenes víctimas de desaparición forzada en Tierra Blanca, Veracruz, no van a descansar hasta que todos los responsables sean acusados formalmente, entre ellos el ex Gobernador, Javier Duarte de Ochoa, y el ex Secretario de Seguridad Pública, Arturo Bermúdez.
Rubén Pérez Hernández, el octavo policía detenido por el caso Tierra Blanca, confesó ante el Ministerio Público en marzo de 2016 que integrantes del crimen organizado asesinaron a los cinco jóvenes desaparecidos durante más de dos meses.
Bernardo Benítez, vocero del grupo de padres de Playa Vicente que recibirá una disculpa pública el próximo 4 de marzo en el Museo de la Memoria y Tolerancia, dijo que pedirán al Fiscal General Alejandro Gertz Manero que se siga investigando el caso hasta encarcelar a toda la cadena de mando y se les acuse de delincuencia organizada.
Igualmente pedirán el apoyo para que se dé agilidad a las sentencias contra los civiles y ex policías que han sido recluidos por este delito cometido en enero del 2016, en Tierra Blanca.
Entrevistado vía telefónica, Bernardo Benítez lamentó que hayan pasado tres años sin que haya sentencias contra los oficiales y civiles que han sido encarcelados, "vamos a seguir presionando ahí y vamos hablar para que no se vaya a dar alguna triquiñuelas legal".
Destacó que aunque Javier Duarte de Ochoa está encarcelado por delitos relacionados al saqueo de recursos, quieren que se les acuse formalmente por el caso de los cinco jóvenes de Playa Vicente.
Indicó que Duarte de Ochoa y Arturo Bermúdez sabían que los oficiales que se llevaron a los jóvenes no eran confiables pues habían reprobado las pruebas de confiabilidad y aun así los tenían trabando en la SSP.
En este tenor aprovecharán el encuentro con las nuevas autoridades del Gobierno federal y con el Fiscal General de la República para hacer un llamado y que además de la disculpa pública se persiga a los altos mandos de esos civiles por el caso Tierra Blanca.
La disculpa pública es parte de la recomendación emitida en 2017 por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) que tenía que haber dado el ex Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares.
En 2017, en Playa Vicente, el Fiscal General Jorge Wínckler y el Secretario de Seguridad Pública Jaime Téllez intentaron ofrecer la disculpa pero los padres de los jóvenes no la aceptaron, por lo que la CNDH la dio por no cumplida.
El próximo cuatro de marzo, el Gobernador Cuitláhuac García Jiménez hará el pronunciamiento en el Museo de la Memoria y Tolerancia de la Ciudad de México, acompañado de otras autoridades federales y colectivos de búsqueda de familiares para cumplir con la recomendación por los jóvenes José Alfredo González Díaz, Mario Arturo Orozco Sánchez, Susana Tapia Garibo, José Benítez de la O y Bernardo Benítez Arróniz.
Benítez reconoció que actualmente han visto sensibilidad de parte del Ejecutivo Veracruzano, situación que no se había visto en otras autoridades, por lo que esperan por fin cerrar este capítulo doloroso tanto por la pérdida de sus seres amados como por la indolencia de las autoridades.
DESAPARICIÓN EN TIERRA BLANCA
En julio de 2016, el policía Rubén Pérez Hernández rindió su declaración ante el Ministerio Público. Dijo tener miedo, no obstante señaló a la Secretaría de Seguridad Pública del Estado de Veracruz y al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) como responsables de la desaparición y masacre de los cinco jóvenes de Playa Vicente.
“Los entregamos a seis personas del sexo masculino, no rebasan los 25 años de edad. Los estuvieron madreando. A uno por uno los metieron a un cuartito de torturas. Después de un rato se los llevaron a la parte baja del terreno arenoso, cerca de un arroyo. Mi compañero y yo nos paramos desde un lugar donde se podía ver todo”.
“Vimos cuando acostaron a los jóvenes boca abajo, incluyendo a la muchacha. Recargaron sus cabezas sobre una piedra filosa. Un sujeto agarró una hacha grande, como de 50 centímetros de largo. Y con la parte que no tiene filo les dio de golpes en la nuca y los mató. A la última que desnucó fue a la muchacha”.
“Cerca de donde estaban, allá abajo, habían dos tambos metálicos con capacidad de 200 litros. Entonces escuché cuando gritaron: Traigan el diesel. Pienso que los quemaron. Yo mejor le dije a mi compañero que nos fuéramos”.