En los hogares donde existe una política de no zapatos, la costumbre no solo responde a criterios de limpieza, sino también a otros motivos como separar el tiempo público del privado, bacterias y toxinas.
Por Marta Chavarrías
Ciudad de México, 3 de febrero (ElDiario.es/SinEmbargo).- Quitarse los zapatos antes de entrar en casa no es una práctica habitual en nuestro país, sin embargo, en muchos países como Canadá, Japón o Finlandia sí lo es, incluso existe un espacio especial en la entrada de la casa donde cambiarse los zapatos por zapatillas. Te compartimos algunas razones que justifican esto.
BACTERIAS
A lo largo del día entramos en contacto con numerosas bacterias, sobre todo porque caminamos sobre una gran variedad de superficies. Polvo, excrementos de aves, de perros y gatos, restos de hojas y otros materiales no deseados los pisamos de manera asidua. Pero lo peor son los suelos de los baños públicos; según un estudio de la Universidad de Arizona, “pueden tener más de 2 millones de bacterias cada 6.5 centímetros cuadrados”. Los microbios se adhieren a las superficies con las que entran en contacto, entre ellas las suelas de los zapatos.
Otro estudio realizado en 2015 y publicado en Microbiome, asegura que no solo cuando caminamos sobre distintas superficies lo hacemos sobre distintos microbios que terminan en los zapatos, sino que lo que se incrusta en el zapato acaba al final en las superficies sobre las que se caminan en casa. Tanto la parte interior como exterior de los zapatos contiene, según la investigación de Arizona, un total de “421 mil unidades de bacterias en el exterior del zapato y 2 mil 887 en el interior”.
Algunas de las bacterias que se encuentran son E.coli, Klebsiella y Serratia ficaria. La primera de ellas indica el contacto frecuente con materia fecal, probablemente procedente de material fecal animal al aire libre. Otra bacteria detectada es Clostridium difficile en el entorno doméstico, procedente en un 40 por ciento de los zapatos que portan las esporas. Es lo que corrobora el estudio Contaminación ambiental de la comunidad de Clostridium difficile, de la Universidad de Houston. Estas esporas pueden vivir en superficies secas durante mucho tiempo.
TOXINAS Y VIRUS
Por otro lado, la transferencia de bacterias de los zapatos a baldosas no contaminadas oscila entre el 90 por ciento y el 99 por ciento. Según el estudio, las bacterias se transfieren directamente en los suelos esterilizados de los hogares. También se ha demostrado que los zapatos pueden transportar toxinas procedentes de químicos como el alquitrán que se usa para asfaltar calles y carreteras.
Un estudio realizado por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, publicado en Environmental Science & Technology, demuestra que también pueden entrar en las casas a través de las suelas de los zapatos herbicidas, en concreto el herbicida 2,4 D, un herbicida que puede provocar erupciones cutáneas, según los expertos. Por otro lado, debe tenerse en cuenta, sin embargo, que el riesgo que representan las bacterias en las suelas es relativamente bajo, aunque es necesario gestionarlo de manera eficaz para evitar sobre todo las que proceden de materia fecal animal.
Por ejemplo, en el caso de los norovirus, que pueden causar gastroenteritis, estos llegan sobre todo a los baños y tienen una gran capacidad para permanecer en la superficie durante días o semanas. En un hogar con niños pequeños, que están mucho más por el suelo que los adultos, si se han acumulado partículas virales en el zapato y se depositan en el suelo, tenemos un escenario de cómo podría ocurrir una infección.
¿BASTA CON LIMPIARME LAS SUELAS EN EL TAPETE?
Según el estudio de Arizona, la solución más efectiva para eliminar cualquier resto de suciedad es lavar los zapatos en la lavadora con detergente (siempre que el zapato lo admita). Los expertos aseguran que este método reduce “en más del 90 por ciento la cantidad de bacterias en la suela”. También ayuda limpiar y desinfectar el suelo de casa y las alfombras con frecuencia. Un suelo limpio es sinónimo de salud.
Debe tenerse en cuenta que las bacterias se transfieren casi de forma inmediata (lejos de la famosa teoría estadounidense de los cinco segundos según la cual si recogemos un alimento del suelo antes de cinco segundos no se transfieren los gérmenes). La cantidad de bacterias que se transfieran depende, más que del tiempo, de la cantidad y del tipo de suelo (suelen estar más contaminadas superficies de madera), según una investigación de la Universidad de Clemson.
Pero cuidado con pensar que frotar los zapatos en una alfombra es eficaz. Solo lo sería si usáramos una alfombra nueva cada vez que nos limpiamos los zapatos. Hay una alta probabilidad de que se estén recogiendo muestras de Clostridium difficile de unos zapatos a otros. Por tanto, para evitar cualquier tipo de transferencia de gérmenes, una de las soluciones más efectivas es dejar los zapatos fuera.