El nombre del periodista Ricardo Ravelo ha tomado relevancia luego de que el expolicía federal Francisco Cañedo Zavaleta, uno de los testigos que ha participado durante el juicio contra García Luna afirmara haber visto en un viaje a Cuernavaca al exfuncionario con los narcotraficantes Arturo Beltrán Leyva y Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”. El cooperante aseguró haber redactado un documento, el cual dijo, entregó a la entonces Diputada federal Layda Sansores, quien a su vez sugirió darle la carta a un periodista de Proceso.
Ciudad de México, 3 de febrero (SinEmbargo).- Arturo Beltrán Leyva “cacheteó” a Genaro García Luna, el poderoso exsecretario de Seguridad Pública del expresidente Felipe Calderón Hinojosa, con quien mantenía acuerdos para la libre operación de su célula que pertenecía al Cártel de Sinaloa, afirmó el periodista Ricardo Ravelo quien citó a fuentes.
“Hay versiones, no lo dice la carta pero esto lo reporté por fuera de que Arturo Beltrán cacheteó a García Luna, lo llamó pendejo, dicen las fuentes que consulté”, reveló el reportero en entrevista con Alejandro Páez en el programa Los Periodistas que se transmite por YouTube a través del canal de SinEmbargo Al Aire.
Ravelo detalló que sus fuentes le informaron que Arturo Beltrán Leyva amenazó con asesinar a García Luna si este no cumplía con su parte del trato.
‘Te voy a matar, si no cumples los acuerdos te voy a decapitar’, entonces en ese momento Edgar Valdés Villarreal y el propio Sergio Villarreal le dijeron ‘no, por favor no lo mates, nos vamos a echar encima al Gobierno’”.
El nombre del periodista Ricardo Ravelo ha tomado relevancia luego de que el expolicía federal Francisco Cañedo Zavaleta, uno de los testigos que ha participado durante el juicio contra García Luna afirmara haber visto en un viaje a Cuernavaca al exfuncionario con los narcotraficantes Arturo Beltrán Leyva y Édgar Valdez Villarreal, “La Barbie”.
Francisco Cañedo aseguró haber redactado un documento, el cual dijo, entregó a la entonces Diputada federal Layda Sansores, quien a su vez sugirió darle la carta a un periodista de Proceso, es decir Ravelo quien trabajó en el semanario.
Ricardo Ravelo precisó que no recibió el documento por parte de Layda Sansores, sino fue el propio Francisco Cañedo quien se lo entregó en una reunión que mantuvieron, junto a otros expolicías, en un restaurante de la Ciudad de México.
“Lo que debo de precisar es que el documento no me lo entregó Layda Sansores […] Acá existe la evidencia de una carta, una denuncia que me entregaron unos policías federales, entre ellos Francisco Cañedo con quienes me entrevisté en un Sanborns de la colonia Del Valle, pero no era el objetivo del reportaje que me habían encargado en la revista, me habían pedido que trabajara sobre los vínculos de García Luna con el narcotráfico”.
El periodista indicó que a pesar de los señalamientos por parte de los testigos en contra de Genaro García Luna, hasta el momento la carta a la que hace referencia Francisco Cañedo es la única evidencia sólida que existe.
“Me parece que es la única evidencia sólida que se ha mostrado en el juicio de García Luna porque hay muchas ocupaciones de recepción de dinero pero no hay evidencia”.
Francisco Cañedo Zavaleta afirmó el pasado 2 de febrero que vio en un viaje a Cuernavaca a Genaro García Luna reunido con los Arturo Beltrán Leyva y “La Barbie”.
El hecho habría ocurrido el 19 de octubre de 2008, cuando Cañedo Zavaleta viajaba al pueblo de Santa Rosa, cerca de Tepoztlán, en Morelos. A la orilla de la carretera, declaró, vio a García Luna y a los narcotraficantes, quienes estaban armados. Afirmó que más adelante se detuvo y abrió la cajuela de su auto, pues dos camionetas parecían seguirlo.
Al pasar frente a él, el testigo afirmó haber visto a Beltrán Leyva en la parte de copiloto de una de las Suburban y a “La Barbie” en la parte trasera. La otra camioneta era manejada por el entonces Secretario de Seguridad Pública, García Luna.
“Se me quedaron viendo, me espanté”, dijo como parte de su testimonio en la Corte del Distrito Este de Nueva York.
La asistente del fiscal Saritha Komatireddy preguntó a Cañedo Zavaleta si reportó el incidente a alguna autoridad. El expolicía afirmó que primero le dijo a su compañero de trabajo, Óscar Granados Salero, pero luego fue al Congreso de la Unión, donde se reunió con la entonces Diputada federal Layda Sansores, a quien le entregó un escrito.
Agregó que redactó otro documento en la computadora de Sansores, la cual firmó a nombre de su compañero Granados Salero, pero anotó su dirección personal y sus teléfonos de casa y celular.
“Acordamos correr el mismo riesgo, por eso puse mi información personal”, afirmó Cañedo Zavaleta.
Layda Sansores sugirió al expolicía –quien dejó su puesto el 10 de diciembre del 2022— llamar a un periodista de Proceso, Ricardo Ravelo.
Tras la denuncia de ese hecho, el expolicía fue acusado de varios delitos, incluido narcotráfico, en total seis crímenes. “Todos graves”, afirmó.
Las declaraciones de Francisco Cañedo coinciden con las de Sergio Villarreal Barragán, alias “El Grande”, quien reveló que Arturo Beltrán Leyva ordenó el secuestro de García Luna, cuando ya era Secretario de Seguridad Pública en el Gobierno de Felipe Calderón, para presionarlo a que siguiera apoyando a su fracción en el Cártel de Sinaloa.
Villarreal Barragán señaló que García Luna fue “levantado” en una carretera camino a Coyococ, Morelos, donde los escoltas no pudieron evitarlo tras ser desarmados.
“Lo llevaron a una oficina [sic]”, dijo “El Grande” en referencia a una casa de seguridad.
Arturo Beltrán Leyva estaba molesto porque las autoridades federales habían detenido a Alfredo Beltrán Leyva, “El Mochomo”, por lo que exigieron cuentas a García Luna, quien seguía recibiendo pagos mensuales a través de Luis Cárdenas Palomino, exfuncionario federal.
La detención de “El Mochomo” ocurrió en 2008, pero “El Grande” no dio una fecha sobre el secuestro, del cual le contó el propio Alfredo Beltrán Leyva y “El Borrado”, un operador del cártel.
Villarreal Barragán dijo que fue a esa misma casa de seguridad donde tuvieron a García Luna y vio en un rincón decenas de cargadores de armas.