De acuerdo con el director de Innovación Estratégica del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Bram Govaerts, México e India serán las naciones más afectadas por el cambio climático en las próximas décadas, perdiendo hasta un 20 % de sus cultivos.
Por Juan Carlos Machorro
México, 3 de febrero (EFE).- Los efectos del cambio climático sobre los cultivos colocan a México en el escenario de mejorar genéticamente las semillas de maíz para hacerlas más resistentes a fenómenos meteorológicos cada vez más agresivos.
Así lo aseguró a Efe el director de Innovación Estratégica del Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT), Bram Govaerts, estimando que el país latinoamericano e India serán las naciones más afectadas por el cambio climático en las próximas décadas, perdiendo hasta un 20 % de sus cultivos.
Por su parte, Terry Molnar, especialista en especies de maíz nativas en el CIMMYT, contó a Efe que en el centro están centrados en crear diversos sistemas de mejoramiento de razas de maíz resilientes a efectos adversos del cambio climático, pero también a las “manchas de asfalto”.
Este es el nombre que reciben los hongos Phyllachora maydis, Monographella maydis y Coniothyrium phyllachorae, los cuales debilitan las hojas de la mazorca extrayendo el azúcar del maíz y, en muchas ocasiones, llegan a provocar la muerte de las cosechas.
El cambio climático está provocando una mayor presencia de insectos como los gorgojos, así como de bacterias y otras enfermedades que dañan el maíz.
“Están presentándose en ecosistemas donde antes no estaban presentes”, aseguró, precisando que, habitualmente, se daban en el sureste mexicano, pero que en los últimos años ya se ha registrado su presencia en el norte, en estados como Sonora o Sinaloa.
De ahí que los investigadores sigan con su labor de crear variaciones de maíz mejoradas que logren resistir estas amenazas.
Pero, además de mejoras genéticas, es necesario implementar un sistema de agricultura sustentable, agregó Govaerts.
“A nivel mundial no se está trabajando como debiese en estos temas, pero existen grandes esfuerzos como es el caso de México”, expresó.
Asimismo, aseguró que “con declaraciones políticas no se contiene el cambio climático”, pues se requiere de “un rumbo adecuado y trabajar en sinergia con los productores en el campo”.
De acuerdo con el experto, a nivel global se pierden 24 mil millones de toneladas de suelo fértil debido a un sistema masivo de agricultura que sobreexplota los terrenos.
Indicó que “se debe cambiar la visión humana sobre los sistemas actuales de la agricultura”, dotando de “herramientas
adecuadas” -desde capacitación a recursos económicos- a los campesinos para que practiquen una agricultura sustentable.
Un ejemplo de mal manejo en las cosechas es el del sureño estado de Chiapas, que pierde un 40 % de sus cultivos en la etapa de poscosecha.
Para el especialista del CIMMYT la alimentación de la población es un aspecto esencial, pues sin una correcta alimentación es imposible pensar en cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
“Un estómago vacío impide cumplir metas educativas, de salud, ambientales”, argumentó.
Desde el año 2014, el número de personas subalimentadas en el mundo se ha incrementado en 821 millones, de acuerdo con Govaerts.
Asimismo, indicó que “no existe un solo país en el mundo que alcance un 50 % de su dieta con uso de productos originarios de su territorio”.
Esto, consideró, hace “indispensable el impulso a un campo eficiente y sustentable”.
El CIMMYT, ubicado en el municipio de Texcoco, a unos 30 kilómetros de Ciudad de México, cuenta con un centro de recursos genéticos que tiene bajo resguardo 28 mil semillas de maíz y 150 mil de trigo.
Al respecto de adoptar nuevos esquemas de cultivo que incluyan la agricultura sustentable, Obed Camarillo, productor del estado de Guanajuato, expuso a Efe que en esta región del país han ido poco a poco desapareciendo antiguas malas prácticas como la quema de suelos.
Hoy, declaró, el sembrar con restos de cosechas anteriores usados como abono natural le ha permitido crecer en productividad y tener ahorros de hasta 6 mil pesos.
“Es más difícil cambiar la mentalidad del productor campesino a hacer que crezcan las semillas”, concluyó.