Este año 2022, al igual que los anteriores, quedó marcado por la violencia contra las mujeres y en muchos casos, por la negligencia de las autoridades. Las cifras de feminicidio no tuvieron una disminución sostenida y en general, la violencia no dio tregua a las mujeres en México.
Ciudad de México, 3 de enero (SinEmbargo).- Los números preliminares de 2022 arrojan el registro de 777 feminicidios. En tanto, las mujeres víctimas de homicidios dolosos suman 2 mil 378. Este año mostró que el trabajo de las fiscalías y autoridades no da certezas de que los delitos se estén catalogando de la manera correcta.
Para muestra dos casos: el de Debanhi Escobar y el de Ariadna Fernanda López Díaz.
Ambos casos, uno ocurrido en abril y el otro en octubre evidenciaron que las fiscalías estatales, aún con los protocolos más actualizados, no atienden los casos de feminicidio de la manera adecuada desde el primer momento.
De acuerdo con los datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), para octubre del 2022, fecha del último reporte disponible, se tuvo registro de 777 casos de feminicidio; 120 ocurrieron en el Estado de México, 81 en Nuevo León, 60 en Veracruz, 56 en la Ciudad de México y 38 en Chiapas.
De la lista de los municipios más inseguros para las mujeres de este año, ocuparon el primer lugar Juárez de Nuevo León y Juárez de Chihuahua; Morelia, en Michoacán; Guadalupe, en Nuevo León; Iztapalapa, en la Ciudad de México; Manzanillo, en Colima y Valle de Chalco Solidaridad en el Estado de México. Sólo en esos siete municipios se perpetraron 77 feminicidios.
Luego está la cifra de los homicidios dolosos, que sumó 2 mil 378 víctimas mujeres. Las entidades con más casos letales fueron Guanajuato con 341; Baja California con 229; Estado de México, 224; Michoacán, 222 y Chihuahua con 166.
Esas son las cifras generales, pero el 2022 quedó marcado por dos casos que retratan las malas prácticas que persisten en los casos de violencia contra las mujeres.
EL MALTRATO A DEBANHI
El caso de Debani Escobar puede contarse como una cadena de golpes, uno tras otro. A ocho meses después de su feminicidio, su familia y amigos no pueden descansar con la verdad, ya que el delito continúa impune.
La pesadilla comenzó el 9 de abril con una fotografía de ella parada sobre una carretera en medio de la noche, vestida con una blusa blanca, una falda beige y tenis. La foto, que tomó un taxista de aplicación para exculparse de que ella decidió bajarse del vehículo, fue compartida en todos los medios de comunicación, para buscarla.
Desde ese momento empezó la revictimización, que no pararía: “¿Por qué estaba sola?”, “¿por qué sus padres no fueron por ella?”, “¿por qué sus amigas no la llevaron a casa?”. Como es costumbre, la responsabilidad apuntó a la víctima y no al entorno de violencia.
Se sumó a todo esto una actitud del Gobernador Samuel García que mandó la responsabilidad a la fiscalía estatal en medio de otros tres casos de mujeres desaparecidas en Nuevo León. También los medios de comunicación abonaron en el clima de violencia, ya que comenzaron a filtrar información que apuntaba a que Debanhi consumía drogas y era inestable.
El viernes 22 de ese mismo mes, por la noche llegó lo que nadie quería escuchar. La Policía Estatal encontró un cuerpo que correspondía a las características de Debanhi dentro de una cisterna.
Sin más, informaron que luego de diversas investigaciones, la conclusión fue que la joven tropezó, cayó a la cisterna y murió ahogada. Fue encontrada en un lugar en el que las autoridades habían buscado días antes sin encontrar nada.
Y carpetazo.
De no ser por sus padres, la historia terminaría de esa manera. Pero el resultado de las investigaciones los forzaron a señalar cada una de las anomalías en el caso.
Dos meses después y en medio de ataques, lograron que el caso de su hija se investigara de manera correcta, es decir, como feminicidio, pero se llegó a ese momento ya con el cuerpo atravesando una tercera autopsia.
Para julio se dio a conocer que Debanhi no murió ahogada o por los golpes que presentaba su cuerpo y, en particular, la cabeza, como dijeron las autoridades de Nuevo León. Murió por asfixia por sofocación. La nueva autopsia que condujeron las autoridades federales en coordinación con las locales reveló que no existían huellas de violencia sexual.
Para agosto, la familia aún no contaba con una línea de investigación, “A mí no me han presentado una línea de investigación, al hablar de una línea de investigación sabemos que es un feminicidio, esa es la línea de investigación, si no lo tienen claro algunas gentes, ya van dos autopsias, tres necropsias, exhumación, dos entierros, dos inhumaciones, no sé si se refieren a eso. Pero lo que nosotros y todo mundo queremos saber, en cuanto a una línea de investigación es supuestos sospechosos, yo creo que ese es el tema”, dijo el señor Escobar en entrevista con SinEmbargo.
Y la espera continúa, el caso quedó en la indignación y a la espera de que se haga justicia.
AUTORIDADES VIOLENTAS
Este 2022 también quedó marcado por Ari Fernanda. El caso guarda similitudes con el de Debanhi porque también las autoridades jugaron en su contra y fue revictimizada.
El 30 de octubre, empezó publicarse en medios de comunicación y redes sociales, la desaparición de Ari. La primera versión apuntó que la última vez que fue vista por sus amigos fue al abordar un taxi de aplicación después de haber estado en un bar en la Ciudad de México.
Esta versión no tardó ni tres segundos en ser arropada, ya que en México se han registrado múltiples casos de mujeres que han sido violentadas por taxistas y choferes.
Ari fue encontrada muerta días después en Morelos, a un costado de la autopista conocida como La Pera. Durante el velorio, sus familiares y amigas decidieron hacer frente a la desinformación y a la intención de las autoridades de Morelos por dar carpetazo.
Informaron que Ari no desapareció en un taxi, que estuvo en casa de unos amigos y que las autoridades asentaron en el acta de defunción que la joven se ahogó con su propia saliva por haber ingerido altas cantidades de alcohol.
Morelos, a pesar de contar con Alerta de Violencia de Género y de tener uno de los protocolos más actualizados en materia, no cumplió con la determinación básica de que toda muerte violenta de una mujer debe investigarse, desde el minuto uno, como feminicidio.
Lo que estaba detrás era atroz y salió a la luz por la actuación de la Fiscalía Capitalina. La Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, exhibió el 8 de noviembre, al Fiscal de Morelos, Uriel Carmona, como un individuo oscuro que deliberadamente manipuló el feminicidio de Ariadna Fernanda López para inculparla a ella de su propia muerte.
Mostró una cronología que hace aún más evidente que hubo un intento por ocultar el crimen por el que Vanessa “N” y Rautel “N” fueron detenidos –días después de que fuera hallado el cuerpo de Ari– como principales sospechosos, lo que tiró la versión del abuso de alcohol como causa de la muerte de Ari.
Ambas personas luego fueron vinculadas a proceso. Las autoridades capitalinas mostraron imágenes que muestran a Rautel “N” presuntamente cargando a Ariadna sin vida, esto el pasado 30 de octubre en la noche, a las 11:38 de la noche, y el lunes 31 es cuando aparece el cuerpo de la joven a un costado de la autopista La Pera-Cuautla, en Tepoztlán, Morelos.
A la par, la batalla entre fiscalías continuó. El 10 de noviembre, Jazmín Herrera Soto, médica legista de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) de Morelos, defendió la autopsia que practicó al cuerpo de Ariadna Fernanda López Díaz, la cual concluyó que la causa de muerte de la joven fue broncoaspiración por intoxicación alcohólica.
“Entonces se realiza todo con perspectiva de género, y se realiza y se toman todas las muestras. Como ya lo había mencionado y como bien lo conocen, la causa de muerte que nosotros emitimos de manera técnico-científica, que es durante el procedimiento, es broncoaspiración por intoxicación alcohólica”, reiteró durante una conferencia de prensa.
Derivado de esto iniciaron investigaciones en contra del Fiscal de Morelos sin que se conozca hasta el momento su conclusión.