Más de 200 fuegos seguían activos, y las alertas de peligro extremo para el sábado activaron una de las evacuaciones más grandes en la historia del país. El tráfico se colapsó y los bomberos escoltaron a convoyes de desalojados mientras las llamas amenazaban con cerrar carreteras.
Por Shonal Ganguly y Steve McMorran
SYDNEY (AP) — Barcos de la Armada sacaron a cientos de personas varadas en playas y las autoridades pidieron el viernes a miles más que se marchen antes de una nueva jornada con altas temperaturas y fuertes vientos que se espera que agrave los ya devastadores incendios que queman Australia.
Más de 200 fuegos seguían activos, y las alertas de peligro extremo para el sábado activaron una de las evacuaciones más grandes en la historia del país. El tráfico se colapsó y los bomberos escoltaron a convoyes de desalojados mientras las llamas amenazaban con cerrar carreteras.
En el estado de Victoria, su Primer Ministro, Daniel Andrews, declaró una situación de desastre en gran parte de la zona oriental, lo que permitió al Gobierno ordenar la evacuación de una zona con hasta 140 mil residentes estables y decenas de miles de turistas más.
“Si pueden marcharse, deben marcharse”, alertó Andrews.
En Australia Sur, los bomberos dijeron que las condiciones climáticas eran un motivo de preocupación por los focos que seguían activos.
“Las fuentes de ignición ya están allí”, explicó el jefe del departamento, Mark Jones. “Hay millones de chispas listas para actuar si superan las líneas de contención”.
La oleada de incendios, que comenzó pronto y coincide con el verano austral, es la más devastadora en la historia del país. Los fuegos han arrasado unos cinco millones de hectáreas (12.35 millones de acres) de tierra, causaron al menos 19 fallecidos y destruyeron más mil 400 casas.
Solo esta semana, las llamas devoraron al menos 448 viviendas en la costa de Sur de Nueva Gales del Sur y docenas más en Victoria. En el mismo periodo, se registraron 10 decesos en estas regiones, y en Victoria las autoridades reportaron la desaparición de 28 personas. Los incendios también afectan a Australia Occidental, Australia Sur y Tasmania.
La marina desalojó a cientos de personas de Mallacoota, una localidad costera de Victoria que pasó días aislada por unos incendios que obligaron a hasta cuatro mil residentes y turistas a refugiarse en las playas. Embarcaciones de carga trasladaron a los afectados desde la costa al HMAS Choules.
Los que esperaban para irse contaron que, en el peor momento de su odisea, había humo y brasas por todas partes.
“Da miedo esperar”, contó Dani Barmeister a la televisora Channel Nine.
Natalie Morrissey, que también aguardaba su turno, apuntó: “Es algo que quiero olvidar”.
El comandante del buque, Scott Houlihan, dijo que 963 personas solicitaron ser evacuadas por mar y otras más dejaron la región por aire.
En Nueva Gale del Sur entró en vigor un veto estatal para cualquier tipo de fuego. Rob Rogers, subcomisionado de los bomberos, pidió a la población que no espere para marcharse y señaló que cuatro personas murieron en sus autos mientras trataban de huir a última hora.
“Sabemos que la gente está un poco cansada de los incendios. Llevan lidiando con esto desde hace meses”. Señaló Rogers. “Pero necesitamos que sigan centrados. Mañana no es el día para bajar la guardia. Tómenselo en serio. Si están en las zonas señaladas en los mapas, no sigan ahí”.
Rogers dijo más tarde a reporteros que quien quiera quedarse debe hacerse cargo de su propia seguridad.
El Primer Ministro del país, Scott Morrison, dijo que valora cancelar un viaje a India previsto para finales de mes a causa de los incendios. El mandatario hizo estas declaraciones en Bairnsdale, Victoria, donde recibió una acogida más cálida que la de la víspera en otra zona afectada, Cobargo, en Nueva Gales del Sur, donde fue insultado.
El humo de los incendios ha empeorado la calidad del aire y, en los lugares más castigados, oscureció el cielo en pleno día.
Alrededor de 500 millones de pájaros, reptiles y mamíferos podrían haber muerto solo en Nueva Gales, explicó Chris Dickman, un ambientalista de la Universidad de Sydney, en el diario Sydney Morning Herald.
El sector agrícola también sufrió pérdidas incalculables. Además de la muerte de cabezas de ganado, los agricultores tienen problemas para alimentar a sus animales, apuntó la ministra de Agricultura, Bridget McKenzie.