Ciudad de México, 3 de enero (SinEmbargo).- Con sus dos manos tomó la pluma que terminaría por oficializar el sueño de su vida. Enfrente, la prensa estadounidense preparaba teclados y cámaras para dejar plasmado el momento emotivo para un pequeño de tan solo ocho años. Los flashes comenzaron a salir desde el aparato mientras Charvis Brewer estampaba su firma utilizando sus diez dedos para sostener el bolígrafo. Puesta la tinta en la hoja, se escucharon aplausos confirmando el draft del jugador más joven en la historia de la NBA. El protagonista sonrió como nunca, y la noticia se fue expandiendo, siendo aplaudida por la mejor liga del mundo.
La Fundación Pide Un Deseo se ha encargado de ayudar a millones de niños necesitados de algún tratamiento médico costoso desde 1980. Con marcada sensibilidad por priorizar las historias de vida, han sido los principales responsables para que Charvis viera cristalizado el constante pensamiento de convertirse en un basquetbolista de los Memphis Grizzlies, sin importar el limitante clínico que le significa padecer de parálisis cerebral. Dos días antes de celebrar la llegada de un nuevo año, apareció en el FedExForum con su jersey 11 y una gorra del equipo, justo al lado de su madre, cumpliendo el protocolo de todo ser humano que llega a la liga.
Tras la firma, fue directo al vestuario del equipo, montado en su silla de ruedas con la sonrisa tatuada en su rostro. Detrás, su madre lloraba de la emoción. David Joerger, Coach del equipo, le dio la bienvenida, además de informarle que sería parte de staff de entrenamiento previo al duelo de una noche después frente a los Chicago Bulls. Puesto en su papel, tomó el silbato y comenzó a darle órdenes al poste Zach Randolph, uno de sus ídolos que atento lo escuchaba mientras sonreía. Uno a uno del plantel fue llegando para darle la bienvenida. Charvis agitaba su mano izquierda para saludar.
Randolph fue el más activo con el pequeño ilusionado. Tras llegar al vestidor, lo cargó para que se sentara en el banco que le correspondía. En 67 años de liga, nunca antes una persona tan joven había formalizado su ingreso a una franquicia como jugador activo. Brewer provocó un aire refrescante que tanto necesitaba el cuadro del Oeste, y de paso hizo historia. Los Grizzlies, ubicados 3.5 juegos por debajo del octavo lugar, último boleto para acceder a la postemporada, esperan agarrarse de la estela dejada por un pequeño sonriente que por un momento olvidó su padecimiento.
“¡Tirar, y clavar, clavar la pelota!”, respondió en conferencia de prensa cuando se le preguntó lo que su equipo necesitaba para mejorar, provocando las risas de los reporteros presentes. Ya el lunes, Memphis intentó remontar los tres cuartos que Chicago dominó pero los esfuerzos fueron inútiles, dejando sin apreciado regalo al nuevo miembro del equipo. La historia del fin de semana no tuvo un final feliz. Se espera que Charvis vuelva al campamento de entrenamientos con el silbato en la boca, para revertir esta mala situación. Brewer cumplió un sueño, los Grizzlies esperan llegar a los Playoffs, para hacer su parte del trato.