Andrés Manuel López Obrador celebró su primer año de Gobierno con una multitud reunida en el Zócalo capitalino y en medio de un reclamo generalizado: la inseguridad. En 18 estados levantaron la voz por las más de 31 mil víctimas de homicidio en México de diciembre de 2018 a octubre de 2019.
En la Plaza de la Constitución los aplausos de la gente no esperaron y fueron una muestra de respaldo, aunque la urgencia por esa sociedad “pacífica” que prometió el Presidente crece día a día también entre sus seguidores. La diferencia es que la gente del lado del Zócalo aún tiene paciencia y está segura que los resultados vendrán pronto.
–Con información de Daniela Barragán
Ciudad de México, 2 de diciembre (SinEmbargo).– Los distintos grupos opositores a la 4T lograron aglutinar ayer a más inconformes en la plancha del Monumento a la Revolución abanderando el reclamo por la inseguridad, mientras el Presidente Andrés Manuel López Obrador, con un Zócalo de la Ciudad de México lleno, dijo que “en diciembre de 2020 ya estarán establecidas las bases para la construcción de una patria nueva” y, para entonces, “será prácticamente imposible regresar a la época de oprobio que significó el periodo neoliberal”.
En el Monumento, alrededor de cuatro mil ciudadanos vestidos de blanco guardaron un minuto de silencio con el puño en alto por el asesinato de nueve miembros de la familia LeBarón y por las más de 31 mil víctimas de homicidio en México de diciembre de 2018 a octubre de 2019, después de la marcha desde el Ángel de la Independencia contra el primer año del Gobierno federal, que tuvo eco en otros estados como Puebla, San Luis Potosí, Morelos y Guanajuato. Este 2019 ha sido el año más violento desde las últimas dos décadas.
Minutos después del medio día, a la par en que López Obrador emitía su informe frente a Palacio Nacional, los manifestantes exigieron “justicia” y gritaban en coro “no están solos” a Julián y Adrián LeBarón, a quienes se les reiteró subir al templete donde estaban los organizadores como Chalecos México, el Poder Somos Todos y Futuro 21.
“Perdonen por venir aquí a decir que no me importa la economía ni la corrupción, ni el Aeropuerto, ni los colores de los partidos políticos, ni las razones que este día nos tienen aventando discursos en dos plazas distintas de está ciudad capital”, dijo Adrián en el mitin a casi un mes del multihomicidio a su familia, entre ellos, su hija Adriana. “Perdonen si no es mi interés mentarle la madre al Presidente, ni a los fifís, ni a los chairos. Perdonen por no haber dejado de creer en todas las excusas que nos hacen diferentes unos de otros. Perdonen, pero mi corazón está demasiado lleno de dolor”.
En la manifestación en su mayoría de ciudadanos de clase media, la cual contrastó con las pasadas por la participación registrada, también estuvo un contingente del Partido de la Revolución Democrática (PRD) Estado de México, con banderas amarillas.
Óscar y Patricia fueron invitados por el Sol Azteca mexiquense. Ambos cargaron carteles exigiendo justicia por el asesinato de su hijo Óscar Israel, de 36 años, en Ecatepec, hace dos años y medio. Lo encontraron adentro de su auto.
“Hubo muchas omisiones en la investigación. Nadie ha sido judicializado”, comentaron los padres, quienes han vendido un automóvil y un terreno para poder pagarle a los abogados. “No hay respuestas del Ministerio Público, no hicieron las cosas en su momento”.
En otro contingente, del Partido Acción Nacional (PAN) y sin insignias, caminaron juntos el dirigente nacional Marko Cortés Mendoza, el dirigente de la Ciudad de México, Andrés Atayde Rubiolo, el Senador Gustavo Madero Muñoz, y Santiago Creel Miranda.
“El día de hoy solo puedo pensar en mi deseo de vivir y es que vivimos en un país en donde perdemos la vida solo por la más injusta de las razones, por querer vivir”, continuó Adrián LeBarón en el Monumento a la Revolución. “Por eso me matan, por ser estudiante, pobre, marginado, rebelde, deseoso de progreso, por levantar fuerte la voz frente a la injusticia y la pobreza, por eso me matan. Por decidirme a cruzar por un camino con mis hijos, un camino, sí, peligroso, porque unos matones decidieron que era su camino. Por resistirme a ser una madre esclava del miedo, por eso me mata”.
Julián LeBarón mandó un abrazo a los presentes. “Está mi corazón con ustedes. Están las cenizas de mis hijos con ustedes”, declaró en un muy breve mensaje. “Quiero ser un embajador de todos ustedes para que esto llegue a ser una realidad de libertad y de amor en México”.
Justo el 1 de diciembre la Fiscalía General de la República (FGR) informó que el Ejército Mexicano, la Armada de México, la Guardia Nacional y la Policía Federal Ministerial detuvieron a “varios” de los presuntos atacantes de la familia LeBarón.
Caminando en la avenida Reforma, adornada con flores de nochebuenas, los ciudadanos además de manifestarse contra “el comunismo” y el asilo político al ex Presidente de Bolivia Evo Morales, exigieron mayor seguridad, un día después del enfrentamiento entre integrantes del Cártel del Noroeste y de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en Villa Unión, Coahuila, donde murieron al menos 21 personas.
“Estoy en contra por la falta de control en la seguridad, y haber minimizado la masacre de unos niños me pareció absurdo”, afirmó Gustavo, quien ayudaba a cargar una lona con la leyenda “LeBarón, tus muertos son mis muertos”.
Para Claudia, el Presidente López Obrador debe renunciar. “Hemos tenido muchos problemas de inseguridad, sobre todo”, comentó.
Llegando al Monumento a la Revolución, un manifestante que no quiso dar su nombre aseguró que “este pueblo tiene valores profundos, ancestrales que tienen que ver con justicia, libertad, derechos humanos. Vea mi letrero, está al revés. Este gobierno está así: ¡al revés!”, comparó.
“Sus políticas dividen a la población. Tiene a un México en dos torres: una donde él [el Presidente] está subido como un dios dictador y por el otro la torre de quienes no estamos de acuerdo; nos divide. Y sin embargo, a pesar de que nos quiere dividir, estamos aquí unidos”, resaltó.
MILES EN EL ZÓCALO CON AMLO
“Decía Juárez: ‘El triunfo de la reacción es moralmente imposible’. Para no ser tan tajante, tendrían que esforzarse muchísimo y pasar mucha vergüenza para retroceder a los tiempos aciagos de la corrupción […] Pero lo que más deseo con toda mi alma es que para entonces, en un año más, vivamos en una sociedad mejor, más libre, justa, próspera, democrática, pacífica y, sobre todo, fraterna”, dijo el Presidente Andrés Manuel López Obrador para finalizar su discurso a un año de Gobierno.
En la plancha del Zócalo, los aplausos de la gente –que aguantó casi tres horas bajo el sol, a una temperatura de 26 grados centígrados–, no esperaron y fueron una muestra de respaldo, aunque la urgencia por esa sociedad “pacífica” que dijo el Presidente crece día a día también entre sus seguidores.
La diferencia es que la gente del lado del Zócalo aún tiene paciencia y está segura que los resultados vendrán pronto.
El Presidente en su discurso optó por compararse con Felipe Calderón y la “lucha” contra el “crimen organizado”.
“No debe olvidarse que el 2 de enero de 2007, Felipe Calderón, para tratar de legitimarse luego del fraude electoral, ordenó desde Apatzingán, Michoacán, la participación de las Fuerzas Armadas en lo que denominó “Guerra contra el narcotráfico” […] La mejor prueba de este proceder autoritario es que ese sexenio ostenta la mayor letalidad en combate desde la Revolución Mexicana”, señaló.
Los datos de ese dicho los basó en el promedio de presuntos delincuentes muertos o rematados en enfrentamientos, comparado con los heridos y detenidos presentados por las fuerzas militares ante la autoridad, “en solo dos años del gobierno de Calderón (2011-2012), se registraron mil 898 enfrenamientos en los que murieron dos mil 459 personas, resultaron heridos 231 y fueron detenidos mil 519; o sea, 709 muertos más que el número de heridos y detenidos”.
“Reitero: la disminución de la incidencia delictiva en el país constituye nuestro principal desafío pero estamos seguros de que vamos a serenar a México con el apoyo del pueblo y con el trabajo coordinado de todo el gobierno, con perseverancia, profesionalismo, honestidad y, sobre todo, con acciones guiadas por el principio de que la paz es fruto de la justicia”, insistió.
Y sus invitados a la fiesta de aniversario le creen, aún tienen paciencia para aguantar a 2020, año en que dijo, su obra estaría consumada.
En este corte anual, sí le aplaudieron los apoyos universales a adolescentes, adultos mayores y estudiantes de zonas marginadas, la abolición de la Reforma Educativa, la Guardia Nacional, el apoyo a migrantes mexicanos y las remesas, el aumento salarial, el fin de la condonación de impuestos y el apoyo a Evo Morales.
Sin embargo, el tema de la seguridad no es algo que pueda omitirse, aún cuandola victoria presidencial sigue fresca. Los señores Mario y María Eugenia comentaron en entrevista con este medio digital que es el tema al que se le debe poner más atención en este segundo año.
“El Presidente ha hecho mucho en comparación con los otros en todo un sexenio. Nosotros no tenemos que esperar que todo cambie de la noche a la mañana. Tal vez el cambio lleve años para que se consolide […] En el tema de la seguridad es donde se tiene que poner la atención, el Presidente tiene que tener mano dura, dar castigos ejemplares, porque si no mucha gente se aprovecha”, comentó la señora María Eugenia.
Máximo Flores Hernández de Ecatepec, Estado de México, consideró que este fue un buen año y que el Presidente “ha hecho lo que tenía que hacer, la gente le ha dado la confianza, nosotros que creemos a él, vemos que está dando resultados. Es un hombre que tiene la visión de cómo gobernar al país. No está nada fácil, es una cuarta transformación. Una forma diferente a lo la gente estaba acostumbrada. Hoy es un gobierno distinto, de credibilidad, de fortalezas y un poquito de tiempo para que los resultados salgan un poquito más a flote”.
Ante la pregunta de los retos en el corto plazo, Maximino coincidió: “El Presidente tiene que ponerle atención a la seguridad sobre todo. Se le ha ido de las manos. A lo mejor no a él, sino a la gente que ha puesto, que no ha dado resultados para combatir a la delincuencia organizada y la inseguridad. Es un tema que tiene que atender pronto”.
Gustavo y María de Jesús portaron en el Zócalo una cartulina que decía: Pensé que moriría de vejez y que no vería el cambio”. El sentimiento que tienen y que se refleja en lágrimas es el de la victoria, pero esa victoria que les fue negada por años.
“A un año de la victoria todavía no me la creo. Tengo años, años, años, desde el 90 y fracción apoyando a López Obrador. Le juro que no me la creo. Me da miedo lo que pasa en México, en Bolivia, pero hay que estar aquí. Hace un año venimos también, no dejamos de venir nunca. Estoy despertando de mi letargo, no me la puedo creer. Infinidad de veces que estuvimos en esta plancha, siempre supe que algún día tomaríamos el poder y les daríamos en la madre a esos cabrones. Ando en las nubes”, dijo Gustavo.
María de Jesús agregó que por esto habían luchado durante años, porque sabían que “lo mejor para el país era Andrés Manuel”, pero ambos insistieron en que el pendiente urgente es la seguridad en el país.
Y sí, en el Zócalo hubo alegría, baile, gritos de apoyo, la imagen fue muy similar a la plancha de hace un año, con seguridad de tener el triunfo.
Al final, los asistentes se retiraron con calma, la mayoría luego de cantar el himno con la mano izquierda arriba, unos con puño cerrado y otros con la “V” de la victoria.