En el filme, el protagonista acaba convertido en el líder de una suerte de revuelta social violenta de los más desfavorecidos contra las clases altas y élites de la ciudad. “Todos somos payasos”, rezan las pancartas de los manifestantes hacia el final de la cinta.
Madrid, 2 noviembre (EuropaPress).- El estreno de Joker ha coincidido con un momento de gran agitación social internacional. Líbano, Chile, Hong Kong o Irak son en este momento escenario de multitudinarias protestas que, aunque diferenciadas por sus contextos y diversas reivindicaciones concretas, comparten la voluntad de cambio frente al poder. En las últimas semanas, en varias de estas movilizaciones han aparecido manifestantes caracterizados como Joker, el personaje que se ha convertido en un icono de la lucha callejera a raíz del éxito del filme de Todd Phillips.
Ha sido sobre todo en Beirut, donde tiene lugar a conocida como “la revolución del WhatsApp”, donde más manifestantes ataviados como el personaje interpretado por Joaquin Phoenix se han podido ver. También en Hong Kong, donde el uso de máscaras en las protestas ha sido prohibido, los manifestantes desafían la ley portando caretas de este personaje, y también de payaso -tal y como aparece en el filme, que también incluye varias secuencia de revuelta social en Gotham- durante sus protestas contra las medidas del gobierno Chino.
En opinión del escritor francés William Blanc, autor del libro Super Heroes: A Political History, la razón por la cual las manifestaciones salen a protestar con máscaras o maquillados como el personaje del Joker es simple. “La película de Todd Phillips tiene un verdadero poder de evocación. Nos remite a una forma de protesta contra un sistema político que la gente ve como inflexible”, ha declarado a France24.
En el filme, el protagonista acaba convertido en el líder de una suerte de revuelta social violenta de los más desfavorecidos contra las clases altas y élites de la ciudad. “Todos somos payasos”, rezan las pancartas de los manifestantes hacia el final de la cinta. El protagonista Arthur Fleck se presenta, en opinión de Blanc, como “producto de una negligencia social sistemática”, algo con lo que manifestantes de todo el mundo parecen sentirse identificados.
Para muchos, el fenómeno social desarrollado alrededor de la película de Todd Phillips es comparable a lo sucedido en 2006, cuando tras el estreno de V de Vendetta popularizó la máscara de Guy Fawkes, soldado británico famoso por intentar volar el parlamento británico en la fallida conspiración de la pólvora de 1605. Esta máscara se volvió recurrente en manifestaciones y protestas sociales de todo el mundo, llegando a convertirse en el símbolo del grupo de hackers Annonymous.
Tanto los cómics originales de V de Vendetta como La Broma Asesina, comic de DC en el que Todd Phillips se ha inspirado para crear a su Joker, son obra del escritor y guionista Alan Moore. Este nombre detrás de las dos tramas podría explicar algunas de la similitudes entre ambas producciones, incluido su enorme impacto social y los ecos de agitación política que despiertan.