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Francisco Ortiz Pinchetti

02/08/2024 - 12:03 am

El espacio público de CDMX, ¡en venta!

“Lo más grave de todo es que este libertinaje no solo daña el entorno urbano de una zona de la Ciudad”.

Insurgentes Sur, invadida de anuncios. Foto: Especial

Solamente un interés económico, por supuesto ilegal, puede explicar que las propias autoridades de Ciudad de México auspicien la proliferación de paneles publicitarios que dan al traste con una avenida tan bella y emblemática de la capital como lo es Insurgentes Sur.

En los meses recientes, en coincidencia con el llamado “Año de Hidalgo”,  el gobierno de CDMX ha permitido la instalación de anuncios luminosos tanto en artefactos colocados en plena acera, como en los ya inútiles parabuses –que se conservan a lo largo de esa arteria pese a que desde la introducción del Metrobús en junio de 2005 no tienen ninguna utilidad. También en los puestos de periódicos modernizados y convertidos en carteleras de propaganda, y en las decenas de anuncios que cubren tapiales de construcciones y lotes baldíos.

También hay ahora en diversos puntos de la avenida y sobre todo en esquinas unos armatrostes con anuncios rotativos por sus cuatro costados, disfrazados de “recicladores” de botellas de plástico, que además de estorbar el tránsito peatonal son un peligroso estorbo visual para los automovilistas al dar vuelta en alguna bocacalle.

Uno de esos aparatos, por ejemplo, está  instalado a unos metros de la Fuente Monumental que data de 1942, un lugar emblemático de la colonia Insurgentes San Borja, lo que da al traste con la fisonomía de esa media rotonda cuya contraparte, del lado de la colonia Ciudad de los Deportes (de hecho, esa era la entrada a la misma), un área verde privatizada, fue antes un parque público y que permanece tapiado desde hace años.

Hay otros artefactos menores aunque igualmente estorbosos llamados  “módulos de auto información vial” o algo así, que también son en realidad escaparates para la propaganda, igual que los puestos de la Lotería Nacional y los expendios de flores. Y también unas mamparas de dos caras con anuncios-reloj, sembradas en pleno camellón en lo alto de postes metálicos.

Todo se vale.

Esta súbita proliferación fue documentada y denunciada en un reportaje del portal Libre en el Sur publicado el pasado miércoles.  En un recorrido por la avenida Insurgentes Sur se constató que tan solo en el tramo de tres kilómetros que corresponde a la alcaldía Benito Juárez, hay 73 artefactos publicitarios. De ellos, 35 se ubican en la acera poniente, en la dirección Norte-sur, y 38 en la banqueta oriente, en dirección sur-norte, sin contar decenas de anuncios colocados en tapiales.

Además, el medio citado contabilizó  24 puestos de periódicos y 10 florerías que han sido modernizados y convertidos en carteleras publicitarias con paneles rotativos.

En todas las cuadras hay mamparas luminosas circulares, triangulares de tres caras y planas de dos vistas, clavados impunemente en los bloques de cemento precolado, con acabado burzardeado en  tonalidades de negro, gris oscuro y gris que sustituyeron en 2017 con una inversión de 150 millones de pesos a las deterioradas baldosas rojas que habían permanecido en el tramo entre la glorieta de Chilpancingo y Río Mixcoac por más de 40 años.

Ocurre que el gobierno capitalino viola con esto su propia Ley de Publicidad Exterior, publicada en la Gaceta Oficial de CDMX el 6 de junio de 2022, ya que Insurgentes Sur no está incluida en la lista de los llamados “corredores publicitarios” que se enumeran específicamente en el artículo Décimo Tercero transitorio del mencionado ordenamiento y en los cuales está permitido la instalación de anuncios de este tipo.

Conviene echar un ojito al Artículo 3 de esa legislación, en el que se precisan entre los fines de la citada Ley: “Proteger, respetar, procurar, recuperar y regenerar el espacio público y el paisaje urbano de la Ciudad de México” (sic); el  “Preservar el paisaje urbano, las edificaciones y los elementos culturales y étnicos que hacen posible la vida en común de las personas y que conforman los rasgos característicos de la Ciudad de México” (sic), y “Evitar el abuso de elementos no arquitectónicos que alteran el espacio público o que generen sobre estimulación visual agresiva y/o invasiva” (sic).

Letra muerta, se dice.

También infringe la administración encabezada por el interino Martí Batres Guadarrama otra Ley, la del Patrimonio Cultural, Natural y Biocultural de la Ciudad de México. A la altura del Parque Hundido, un jardín catalogado como monumento patrimonial de la capital por ese ordenamiento en su artículo Décimo transitorio, han sembrado mamparas, ancladas sobre el adoquín, con anuncios diversos… sin importar que estropeen el piso y la vista hacia ese monumento urbano. Uno de esos paneles está justo en el acceso principal del parque, donde se ubica el icónico Reloj Floral, que con una carátula de 10 metros de diámetro es el segundo más grande del mundo.

Lo más grave de todo es que este libertinaje no solo daña el entorno urbano de una zona de la Ciudad (que se replica en muchas otras) sino que en el fondo significa una privatización descarada del espacio público a cambio por supuesto de sustanciosos ingresos para el gobierno “de izquierda”… en el mejor de los casos. Está literalmente a la venta.

Para colmo, en muchos de esos anuncios se promueve el consumo de los llamados “alimentos chatarra”, como es el caso de papas Sabritas, la Paleta Payaso, Gansitos Marinela, Pepsi Cola, Cheetos, Takis, Chaquis y otras botanas por el estilo, además de artículos suntuarios que no precisamente coinciden con los principios que dice perseguir la autollamada Cuarta Transformación, digo yo.

Hay también anuncios de hoteles, restaurantes, plataformas publicitarias, agencias de viajes, estrenos de películas, supermercados. Entre muchos otros están la tienda Sears, el supermercado La Comer, los autos VMW, las plataformas DiDi y Netflix, las donas Bimbo, el shampoo Grisi, y la telenovela Betty la Fea. Válgame.

 

DE LA LIBRE-TA

OTROS DATOS. Rechina la economía mexicana a 60 días del anhelado final. De acuerdo con un informe de la Cepal, la Inversión Extranjera Directa (IED) en México se desplomó 22.8 por ciento anual en 2023, al pasar desde una cifra récord de 39 mil 108 millones de dólares en 2022 a 30 mil 196 millones. Las manufacturas cayeron 1.6 por ciento anual en junio y el PIB subió solo 1.1 por ciento anual en el segundo trimestre. De acuerdo con la SHCP, los ingresos petroleros del gobierno federal tuvieron su peor semestre en la historia. Los ingresos de Pemex tuvieron una caída anual de 45.6 por ciento, la peor en 34 años. Según analistas financieros, el Producto Interno Bruto (PIB) de México culminará 2024 con un crecimiento anual de apenas1.3 por ciento. Esto significaría un crecimiento de 0.7 en el sexenio de AMLO. Vamos requetebién, carajo.

@fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti
Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

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