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Pedro Mellado Rodríguez

02/08/2024 - 12:04 am

Los capos gringos y la hipocresía de Estados Unidos

“En la lista no hay ningún capo gringo del narcotráfico, pues al pasar la frontera, las drogas se purifican y son distribuidas por organizaciones etéreas que no han sido tocadas por la maldad, la violencia y la corrupción”.

México pone los muertos y paga una altísima cuota de sangre, en tanto que Estados Unidos permite que fluya permanentemente el tráfico de armas hacia nuestro país, con las que se equipan los cárteles del narcotráfico, que nutren la insaciable demanda de drogas de los consumidores estadounidenses.

Un día sí y otro también, el candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump, y destacadas figuras de la más pedestre y agresiva ultraderecha de nuestros vecinos del norte, amenazan a los migrantes mexicanos, los estigmatizan y los convierten en la figura diabólica que vulnera sus fronteras para llevar las drogas que con singular voracidad consumen sus adictos. Y todos los días advierten que cuando Donald Trump vuelva a la presidencia, en enero del 2025, cerrará la frontera con México y llevarán a cabo operativos para bombardear con drones las guaridas de los terroristas cárteles traficantes de drogas que envenenan a los ciudadanos de su país.

Sin embargo, en una reiterada muestra de la más supina hipocresía, poco hablan las autoridades estadounidenses de llevar a cabo campañas que informen y disuadan a sus ciudadanos, particularmente jóvenes, del consumo del veneno que inevitablemente mata sus cerebros y sus maltrechos cuerpos. Y mucho menos escuchamos que en su propio territorio los gobiernos estadounidenses, estatales y federal, combatan con la misma ferocidad con las que agreden a México, a los cárteles o a las cadenas delictivas que distribuyen la droga hasta en los más recónditos lugares de los Estados Unidos.

Del Río Bravo para abajo proliferan las organizaciones criminales y corruptas que trafican con las drogas; pero de aquel lado de la frontera, las mortificadas y candorosas almas de los presuntos guardianes de la seguridad y el orden, no encuentran ni observan maldad o complicidades que permitan la generalizada distribución del veneno que deja millones de dólares en utilidades y beneficios, para quienes son partícipes de las complicidades que permiten la expansión del mal.

La misma lista de los diez criminales más buscados por la Agencia Antidrogas Estadounidense, la tristemente célebre DEA, por sus siglas en inglés, refleja la hipocresía con la que el gobierno de Estados Unidos clasifica a los emisarios del mal que encabezan la diabólica cruzada que atenta contra la salud y la vida de millones de estadounidenses.

En la lista de los diez criminales más buscados por la DEA están dos ciudadanos de la República Popular China: Chuen Yip, por quien se ofrece una recompensa de 5 millones de dólares, y Kun Jian, por cuya captura se pagaría hasta un millón de dólares, los dos acusados de conspiración para importar fentanilo, tráfico de fentanilo y conspiración para lavado de dinero.

También aparece en esta lista el hondureño Yulian Andony Archaga Carias, por quien se ofrece una recompensa de 5 millones de dólares y a quien se busca por importación de cocaína; conspiración para extorsionar, así como de conspiración para poseer ametralladoras.

Después aparece seis integrantes del Cártel de Sinaloa, que es liderado por Iván Archivaldo Guzmán Salazar, por quien se ofrece una recompensa de 10 millones de dólares. De este mismo grupo delictivo se incluye a Oscar Noe Medina Gonzalez, Carlos Omar Félix Gutiérrez, Silvano Francisco Mariano, Liborio Núñez Aguirre y Alan Gabriel Núñez Herrera. Por Medina González se ofrece una recompensa de cuatro millones de dólares y por cada uno de los cuatro restantes, un millón de dólares. A todos se les acusa de pertenecer a una empresa criminal, de conspiración para importar fentanilo, de conspiración para tráfico de fentanilo, de conspiración para poseer ametralladoras y dispositivos destructivos, además de conspiración para lavado de dinero.

Y el séptimo mexicano incluido entre los diez criminales más buscados por la DEA es Nemesio Oseguera Cervantes, alias “El Mencho”, jefe del Cártel Jalisco Nueva Generación, por quien se ofrece una recompensa de 10 millones de dólares y a quien se acusa de encabezar una de las organizaciones delictivas más poderosas y peligrosas del mundo, así como de posesión, fabricación y distribución de sustancias controladas.

Como usted puede ver, en la lista no hay ningún capo gringo del narcotráfico, pues al pasar la frontera, las drogas se purifican y son distribuidas por organizaciones etéreas que no han sido tocadas por la maldad, la violencia y la corrupción de los perversos cárteles latinoamericanos y orientales. Como también son etéreas e intocables las redes de traficantes de armas que lubrican el baño de sangre en nuestro país.

Pero mientras el combate de las organizaciones delictivas nativas no es un asunto que requiera la atención del gobierno estadounidense, en lo que va del sexenio, las autoridades mexicanas han asegurado 48 mil 965 armas de fuego que ingresaron de manera ilegal al país. Los datos más recientes (al 5 de marzo del 2024) revelan además que se han decomisado 199 mil 921 cargadores, 3 mil 245 granadas y más de 19 millones de cartuchos, según publicó el periódico capitalino La Jornada el pasado 30 de marzo del 2024. De ese enorme volúmen de armas introducidas de manera ilegal a México, el 75 por ciento provienen de contrabando desde Estados Unidos, y la mitad de ese porcentaje ingresan directamente desde Texas.

Es imposible imaginar que la distribución de drogas sea tan eficaz en Estados Unidos sin la colaboración de organizaciones delictivas locales. Lo que ha derivado en que por lo menos 107 mil 500 personas murieran en Estados Unidos por sobredosis en 2023, según datos del Centro Nacional de Estadísticas Sanitarias de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades estadounidense. El fentanilo ha impulsado la última oleada de muertes por sobredosis y los opioides sintéticos estuvieron vinculados a casi el 70 por ciento de las muertes por sobredosis en Estados Unidos durante 2023, publicó en su plataforma digital la cadena estadounidense de noticias CNN, el pasado 15 mayo del 2024.

La captura o rendición de los capos sinaloenses Ismael Mario Zambada García, alias “El Mayo” y de Joaquín Guzmán López, de la cofradía de “Los Chapitos”, el pasado jueves 25 de julio del 2024, será sólo un argumento más para reforzar la demagogia en la campaña electoral por la presidencia de los Estados unidos, entre el iracundo Donald Trump y la emergente Kamala Harris. Cada quien utilizará en su provecho la captura de estos dos delincuentes, según conveniencia y circunstancia.

Sin embargo, México sigue pagando una altísima cuota de violencia, dolor y sangre, mientras las venas de Estados Unidos se siguen llenando de drogas que se distribuyen por todos los rincones del vecino país, en el que existe una enorme telaraña de vasos comunicantes que para las autoridades estadounidense no representan un peligro real, porque para ellos la verdadera amenaza está más allá del Río Bravo, integrada por una legión del mal en la que incluyen a mexicanos, colombianos, centroamericanos y sudamericanos. Pero los cárteles gringos de la droga, como tales, no existen en el imaginario paraíso que se lubrica con la hipocresía de quienes con singular racismo y repugnancia ven, con marcado desprecio, hacia el sur.

Pedro Mellado Rodríguez
Periodista que durante cinco décadas ha sido un acucioso y crítico observador de la vida pública en el país. Ha cubierto todas las fuentes informativas y ha desempeñado todas las responsabilidades posibles en medios de comunicación. Ha trabajado en prensa, radio, televisión y medios digitales. Su columna Puntos y Contrapuntos se ha publicado desde hace cuatro décadas, en periódicos como El Occidental, Siglo 21 y Mural, en Guadalajara, Jalisco. Tiene estudios de derecho por la Universidad de Guadalajara y durante una década fue profesor de periodismo en el ITESO, la Universidad Jesuita de Guadalajara. Es autor del libro Las Naves Nodrizas de la Comunicación y el Periodismo (Taller Editorial La Casa del Mago, Guadalajara, 2022).

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