Gran parte de la población de burros termina en rastros clandestinos luego servir en trabajos agrícolas. Hoy por hoy muchos propietarios los venden por 300 o 400 pesos, todo porque no saben qué hacer con ellos y son sacrificados.
Ciudad de México, 2 de agosto (SinEmbargo).– En México quedan cerca de 300 mil burros que, comparados con el 1 millón de ejemplares que existía hace 30 años, no parecen tantos. A este ritmo puede que en unos años de estos animales característicos de la cultura mexicana sólo quede el recuerdo.
En un fotoreportaje realizado de Moisés Pablo, para la agencia Cuartoscuro en Otumba, Estado de México, retrata la vida en el santuario “Burrolandia”. El lugar tiene como misión la preservación de la especie, incluso tienen un día para celebrar a los burros, el 1 de Mayo.
“Burrolandia” es un lugar dedicado a rescatar, rehabilitar y darles un lugar digno a muchos burros que han sido maltratados por sus dueños y “que quizá ya no tenían más destino que el rastro”, comentó Raúl Flores, uno de los administradores del lugar a Cuartoscuro.
Los burros fueron utilizados como animal de carga desde su introducción al continente americano y en su momento desplazaron a los indigenas llamados “tamemes” hombres que se dedicaban a transportar mercancías. Pero, con la llegada de los vehículo automotores, los cuadrúpedos fueron desplazados.
Gran parte de su población termina en rastros clandestinos luego servir en trabajos agrícolas. Hoy por hoy muchos propietarios los venden por 300 o 400 pesos, todo porque no saben qué hacer con ellos y son sacrificados.
“Burrolandia” nació en 2006, con una población de 10 ejemplares, actualmente tienen casi 38 y al parecer dos de su hembras están preñadas. Para sostener este proyecto, el lugar se ha convertido en un parque temático con el paso de los años, donde realizan recorridos, te invitan a alimentarlos y sobre todo difunden la difícil situación por la que atraviesan estos cuadrúpedos.
Con el objetivo de desmitificar la imagen que se tiene como una bestia necia que sólo sirve como animal de carga, también tienen artículos alusivos al burro, como los vehículos adornados con enormes orejas; para demostrar que este animal está lleno de virtudes como la lealtad y la inteligencia, y que puede ser un gran acompañante.