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El aumento de suicidios en México está vinculado con la violencia extrema y crónica, dice estudio

02/08/2018 - 3:30 pm

Una encuesta reciente realizada por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y el Centro Familiar de Integración y Crecimiento, un grupo que ayuda a las familias en duelo, encontró que 33 residentes de Ciudad Juárez mayores de 18 años intentan suicidarse todos los días. Otros 43, diriamente pensarán sobre el suicidio sin intentar el acto.

Aunque no se puede concluir con certeza que la violencia crónica en Ciudad Juárez está impulsando el fuerte repunte de los suicidios en el estado de Chihuahua; ésta crisis bien podría indicar una emergencia de salud pública cocinándose a fuego lento en otros estados mexicanos con altas tasas de homicidios, incluidos Michoacán y Guerrero.

Con 2018 en camino de ser otro año de asesinatos sin precedentes en México y con el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador asumiendo el cargo en diciembre, éste es el momento para que el país comience a lidiar con los costos ocultos a largo plazo de su sangrienta guerra contra las drogas.

Por Cecilia Farfán-Méndez , de la Universidad de California, San Diego

México, 2 de agosto (The Conversation/AP).– México ha sufrido una de las tasas de homicidios más altas del mundo durante más de una década, consecuencia de 12 años de la agresiva batalla del Gobierno contra las organizaciones de tráfico de drogas y otros grupos delictivos.

Casi 30 mil mexicanos fueron asesinados en 2017. Mayo de 2018 fue el mes más violentos en México en 20 años, con un promedio de 90 asesinatos al día, de acuerdo con la Secretaria de Gobernación mexicana.

Las principales víctimas del conflicto mexicano incluyen 136 políticos y operadores políticos asesinados mientras realizaban campaña para las elecciones generales de julio de 2018, 43 estudiantes normalistas que desaparecieron en el sureño estado mexicano de Guerrero en 2014 y los ocho periodistas mexicanos asesinados en lo que va del año.

En lugares donde la violencia se ha concentrado altamente, los residentes han pasado la última década tomando precauciones, lidiando con el miedo y procesando la tragedia.

Ahora, nuevos datos del estado de Chihuahua revelan el peligroso costo de la salud mental por vivir con violencia extrema y crónica: suicidios.

DE LOS ASESINATOS A LOS SUICIDIOS

Investigadores de la violencia consideran, como alguna vez yo consideré, a Chihuahua, que comparte frontera con Texas, como una historia de éxito mexicana en la disminución de la violencia letal.

Su ciudad más grande, Ciudad Juárez, que se encuentra justo al otro lado de la frontera entre Estados Unidos y México, desde El Paso, solía ser uno de los lugares más peligrosos del mundo. Su tasa de homicidios en 2010 era de 229 homicidios por cada 100 mil habitantes, fue 14 veces mayor que el promedio de América Latina y 38 veces la tasa de homicidios a nivel mundial. Un promedio de 70 residentes de Ciudad Juárez fueron asesinados cada semana.

Para 2015, gracias en gran parte a una iniciativa pionera de lucha contra la violencia público-privada llamada Todos Somos Juárez, la tasa de homicidios en la ciudad se había reducido a 32 homicidios por cada 100 mil habitantes.

En estos días, la violencia vuelve a subir lentamente. Dependiendo del año, Juárez se ubica entre las ciudades más peligrosas de México.

Pero incluso cuando los homicidios caían en Juárez, los suicidios aumentaban constantemente.

Una encuesta reciente realizada por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y el Centro Familiar de Integración y Crecimiento, un grupo que ayuda a las familias en duelo, encontró que 33 residentes de la ciudad mayores de 18 años intentan suicidarse todos los días. Otros 43 residentes de Juárez diariamente pensarán sobre el suicidio sin intentar el acto.

La tasa de suicidios de 2017 en la ciudad, 8.9 por cada 100 mil, fue casi el doble que en 2010. El año pasado, casi 12 mil personas, 1.3 por ciento de la población total de Juárez, intentaron suicidarse.

La crisis de salud mental de Juárez refleja una tendencia en todo el estado. De acuerdo con datos del Gobierno de 2016, el estado de Chihuahua tuvo la tasa de suicidio más alta y de más rápido crecimiento en México.

En 2010, poco menos de 7 de cada 100 mil personas en el estado se suicidaron. Para 2015, la cifra había alcanzado 11.4. El año pasado, Chihuahua vio 12.3 suicidios por cada 100 mil habitantes.

Eso es más del doble del promedio nacional de México y apenas por debajo de la alarmante tasa de 13.8 suicidios por cada 100 mil personas en los Estados Unidos.

Los jóvenes en Chihuahua batallan más. Entre los residentes de 15 a 29 años, aproximadamente 16 de cada 100 mil se suicidarán, el doble del promedio nacional para ese grupo de edad.

EL TRAUMA DE VIVIR CON VIOLENCIA CRÓNICA

¿Por qué hay tantas personas en Chihuahua impulsados ​​a quitarse la vida?

Los investigadores locales creen que la exposición crónica a eventos traumáticos causa un tipo de angustia mental grave que puede conducir a un comportamiento suicida.

El año pasado, la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez realizó una investigación con 315 estudiantes del campus. Descubrió que vivir en una de las ciudades más violentas del mundo les había provocado pensamientos paranoicos.

Pocos de los estudiantes entrevistados habían sido víctimas de la brutal violencia de Juárez. Pero todos habían escuchado sobre mujeres secuestradas, decapitaciones y otros crímenes, algunos igualmente horripilantes, de amigos y familiares o en las noticias. Como resultado, tenían una sensación inquebrantable de que sus vidas estaban en peligro.

Los investigadores también realizaron un estudio similar sobre la salud mental de los estudiantes en 2014 . Se determinó que el 35 por ciento de ellos tuvo problemas con la depresión y casi el 38 por ciento reportó ansiedad. Casi un tercio mostró signos de trastorno de estrés postraumático (TEPT), que incluye sentirse siempre alerta, con dificultad para dormir y dificultad para concentrarse.

Las encuestas realizadas por la Organización Mundial de la Salud y el Consorcio Internacional de Epidemiología Psiquiátrica en nueve países en desarrollo, incluido México, estiman que la tasa promedio de TEPT es del 2.3 por ciento. La ansiedad afecta a alrededor del 6 por ciento de los encuestados.

La investigación sobre estudiantes de secundaria en Ciudad Juárez también ha encontrado una incidencia mayor a la habitual de depresión, paranoia y trastorno de estrés postraumático.

LA GUERRA COMO FACTOR DE RIESGO DE SUICIDIO

Estos resultados son consistentes con las encuestas de salud mental en otras zonas de conflicto.

Un estudio de 2011 de personas desplazadas durante la guerra civil en Colombia encontró evidencia de trastorno de estrés postraumático en el 88 por ciento de los participantes. El 40 por ciento sufría de depresión.

Los investigadores entrevistaron a 1,011 estudiantes en Afganistán en 2006, cinco años después de la guerra liderada por Estados Unidos contra los talibanes. Casi una cuarta parte tuvo flashbacks y ansiedad, ambos signos de TEPT.

Tales resultados han contribuido a la clasificación de la Organización Mundial de la Salud de desastres, guerras y conflictos como factores de riesgo de suicidio.

LA EMERGENCIA DE SALUD PÚBLICA

La investigación sobre los impactos en la salud mental de la guerra contra las drogas en México está en etapas muy tempranas.

No puedo concluir con certeza que la violencia crónica en Ciudad Juárez está impulsando el fuerte repunte de los suicidios en el estado de Chihuahua.

Pero la crisis de suicidio de Chihuahua bien podría indicar una emergencia de salud pública a fuego lento en otros estados mexicanos con altas tasas de homicidios, incluidos Michoacán y Guerrero, por no mencionar en países vecinos como El Salvador y Honduras que siguen siendo mucho más violentos que México.

Con 2018 en camino de ser otro año de asesinatos sin precedentes en México y con el Presidente electo Andrés Manuel López Obrador asumiendo el cargo en diciembre, éste es el momento para que México comience a lidiar con los costos ocultos a largo plazo de su sangrienta guerra contra las drogas.

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