El Real Madrid acaricia el título liguero ganando hasta cuando sufre. El cuadro de Zinedine Zidane supo resolver su prueba más difícil desde el regreso de la liga tras el parón y ahora suma cuatro puntos de ventaja sobre el Barcelona.
Por Roberto Morales
Madrid, 2 jul (EFE).- Una carrera de raza de Dani Carvajal que provocó un penalti que es sinónimo de gol con el lanzamiento de Sergio Ramos, impulsó al Real Madrid a asestar un golpe prácticamente definitivo a LaLiga Santander, con cuatro puntos más de ventaja sobre el Barcelona, tras un partido de sufrimiento ante un Getafe impecable.
El Real Madrid acaricia el título liguero ganando hasta cuando sufre. Sostenido por dos paradas de Courtois en momentos de inferioridad en el primer acto y con un giro decisivo al partido con la entrada de Rodrygo y Marco Asensio para cambiar el panorama de un partido gris al que no encontraba soluciones. La fe de Carvajal y el acierto de Ramos le dan un impulso decisivo.
El Getafe cumplió a la perfección con su papel, recuperando la identidad del equipo precoronavirus para asfixiar al Real Madrid en su casa. El nivel mostrado por un equipo de autor, trabajado al detalle en su táctica, reivindica la figura de José Bordalás, un técnico que volará alto. Su estrategia anuló al equipo de Zidane. Sin soluciones ante la presión alta. Sin físico para igualar la intensidad que impuso el equipo azulón con su tribote.
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La lección la aprendió el Real Madrid en media hora de dominio del Getafe. Esperaba un encuentro incómodo pero no hasta tal punto. Le costaba pasar del centro del campo añorando en el duelo más físico las piernas de Fede Valverde. Apostó Zidane por Modric y Kroos, tapados el fútbol blanco desaparecía. Y surgió la figura de Courtois, nuevamente salvador.
A balón parado la pizarra de Bordalás es siempre garantía. Avisó Olivera de cabeza y se lució el portero madridista a un remate de Maksimovic picado que desvió Etxeita en una nueva trayectoria ante la que respondió con reflejos Courtois. El centro del campo del Getafe mordía y robaba. Su intensidad era insostenible todo el encuentro. Los madridistas no tenían ni unas décimas de segundo para pensar con el balón.
Respondía nuevamente Courtois a un disparo de Mata que precedió la reacción a impulsos madridista. Una carrera de Mendy despertó a los suyos. Al buen centro al espacio apareció en carrera Vinicius que se lanzó con todo, pero se topó con la gran parada de David Soria. 23 minutos después el Real Madrid tenía vida. Logró ir cambiando la dinámica mientras perdía en el camino a Varane. El jugador que lo había jugado todo pedía parar, mareado por un balonazo en el rostro.
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Del sufrimiento madridista su mejor lectura es que se iba al descanso con empate sin goles y tras ver a Soria intervenir ante un remate de Isco en el segundo palo. Hasta el minuto 42 no hubo una oportunidad de correr en conducción de balón para Vinicius. El ataque madridista no existió porque nunca superó la presión.
Nada cambiaría con el arranque de la segunda mitad. El Getafe mantuvo su identidad y solo le faltó el gol para poner el broche a su gran partido. Lo acarició Mata tras un grave error de Mendy en salida de balón pero el balón acabó en la parte alta de la red tras acariciar el travesaño.
Pocos partidos más grises han firmado en el Real Madrid Isco y Vinicius. Sus cambios modificaron la cara al equipo. Zidane tardó en ver que necesitaba abrir el campo, jugadores a su pierna natural en cada banda. Con Rodrygo le cambió la velocidad a su juego cuando en el Getafe comenzaban a flaquear las fuerzas y Asensio desequilibró.
Cuando más la buscaba el líder apareció la carrera de Carvajal y Olivera se comió su recorte. El penalti claro no lo desaprovechó Ramos a once minutos del final, máximo goleador madridista tras el parón. No quedaba fuelle al Getafe para más. El golpe a la Liga de mayor sufrimiento, ya estaba asestado.