#YoSoy132: Irrumpió en la elección, balanceó el voto, y ahora su futuro está claro: seguirá en activo

02/07/2012 - 5:39 pm

A la contienda electoral le faltaba algo: la voz de los estudiantes. Eso cambió el pasado 11 de mayo, cuando 131 alumnos de la Universidad Iberoamericana mostraron su repudio al candidato priista. De ahí se gestó el movimiento #YoSoy132, organización de indignados jóvenes de diversas instituciones de educación superior que, no obstante la represión y las campañas en su contra, cobró una fuerza inusitada. Algunos de sus integrantes sostienen que el movimiento “balanceó” las elecciones, y advierten: los comicios del 1 de julio no marcarán el fin de las protestas. Este texto es publicado en la edición de la revista Proceso que sale  circulación entre hoy lunes y mañana martes. Como parte de los servicios informativos de SinEmbargo.mx, le llevamos a ustedes esta crónica…

Por Santiago Igartúa

MEXICO, DF, 2 de julio (proceso).- En siete semanas el movimiento estudiantil #YoSoy132 logró desestabilizar el proyecto de una Presidencia prefabricada. Con su voz –develada la sociedad entre el candidato del PRI y los consorcios mediáticos encabezados por Televisa para imponer a Enrique Peña Nieto en el gobierno de la República–, jóvenes de todo el país y de más de 150 ciudades del mundo –según afirman– defendieron la bandera de la democratización de los medios y se convirtieron en el principal opositor al contubernio.

En oposición al movimiento se gestaron grupos estudiantiles pequeños, artificiales, vinculados con partidos políticos y promovidos en los medios. Desatada la “guerra sucia”, la represión se llevó a las calles de la provincia. Aunque lo negaron, el diagnóstico era el correcto: el candidato del PRI, en complicidad con los medios que lo encumbraron, “temblaban” de miedo.

“La gracia del diablo comienza por convencerte de que no existe. Lo que sí hay es una simulación brutal”, dice Antonio Attolini, vocero del colectivo, al amanecer de una charla en la que ocho representantes de la organización interuniversitaria ponderan el hecho de haber balanceado una contienda electoral que, de inicio, se daba por definida.

Entrevistados por Proceso, los integrantes de #YoSoy132 hablan de las entrañas del movimiento. Dicen que sin más que sus propios recursos –por mantener la autonomía, una preocupación constante para medios y políticos, como una organización libre, apartidista– el movimiento ha vivido de esperanzas y desvelos.

“Nada fue tan influyente como poner en el consciente colectivo que es necesario transformar los medios para democratizar el país, que es ahí donde está su freno”, dice Ricardo Bernal, estudiante de la UAM.

A los ojos de la sociedad los estudiantes demostraron que la ciudadanía puede cambiar la agenda política y mediática, afirma Rodrigo Serrano, fundador del movimiento Másde131, que dio origen a #YoSoy132 el pasado 11 de mayo en la Ibero. “El movimiento es la primera bola de nieve que se empuja y va a ir creciendo hasta formar una avalancha. Está quedando claro que ya no se puede manipular a la opinión pública a través de los medios de comunicación. Ya están las redes sociales. El movimiento logró cosas como organizar el primer debate ciudadano en la historia del país”.

“En las próximas elecciones ya no se va a pedir que haya un debate organizado por ciudadanos, se va a exigir”, apunta Sandra Patargo, compañera de Rodrigo Serrano en la Ibero. Recuerda que luego de una semana y media de ignorarlos desde que se conformaron como movimiento –“por la fuerza que tomamos”– Televisa, que a lo largo de la contienda electoral recibió la mayoría de las protestas del movimiento, “se vio obligada a transmitir los ataques a su manipulación, sus encubrimientos, con pancartas que decían que Televisa idiotiza. Eso no se había visto antes”.

Para Sandra el país debe avanzar para tomar libertades que antes habían sido negadas y para llenar los huecos que las instituciones y el gobierno han dejado vacíos.

El movimiento pretende trascender las elecciones como un contrapeso frente al poder y sus abusos. “Las banderas que dieron lugar al movimiento se tendrán que ir nutriendo. Ya no sólo vamos a demandar que no haya monopolios mediáticos, vamos a exigir que haya una socialización de los medios en un país marcado por las desigualdades”, dice Mariana Favela, vocera de la asamblea de posgrados de la UNAM.

Difusa en las plataformas electorales, harán suya la discusión de la militarización del país, porque “un país militarizado no puede ser democrático”, advierte Favela.

“No es casualidad que tengas concentración en medios de comunicación, concentración del poder político y económico y militarización del país. Creemos que esto es consecuencia de una lógica y de una estrategia que se está orquestando, donde la sangre la ponemos nosotros y el dinero se lo quedan ellos. Aquí hay un negocio fortísimo, de venta de drogas, de venta de armas, de trata de personas, con gente que está vinculada con los partidos políticos. El trabajo de denuncia del movimiento no se acaba el 1 de julio. Desenmascarar esas corruptelas y las relaciones del crimen y de la clase política es una tarea que nos va a seguir ocupando”.

Estudiante de Filosofía de las Ciencias, Favela quiere pensar que esto va a pasar como un grito en la historia que después se hizo palabra. “Porque nosotros salimos del letargo y muchos otros se sintieron convocados a terminar con ese sentimiento de incapacidad que nos habían infundido”.

Lo paradójico, dice, es que en un país hundido en la desilusión y en la tristeza, en la sangre y el dolor, todos en el movimiento se hicieron poetas. En la explosión reivindicaron los colores.

“Porque los políticos nos arrancaron las palabras y nos arrancaron los colores. Si te vistes de cierto color, eres de uno u otro partido. Me gusta pensar que las verdaderas revoluciones sociales se miden por sus apuestas políticas pero también culturales, y que no hay una transformación radical cuando no son las entrañas de cada uno las que se modifican. Y este movimiento fue lo primero que me despertó. Había un potencial de transformación porque la gante no iba a gritar las mismas consignas, porque la gente iba inventando paso con paso”.

Poetas con bailarines, músicos junto a biólogos y abogados, astrónomos con politólogos, hablando todos de lo mismo de distintas formas. “Lo que no nos van a quitar, ni con todos los toletazos que nos quieran dar, es que recuperamos las calles. Y en ellas, tarde o temprano, vamos a transformar al país. Ese es el logro del movimiento. Una vez que tocas el sentimiento y el sentido común de las personas, no va más para atrás. Y eso lo hacemos la gente unida, como el arte y la poesía”.

REPRESIÓN

Insignificante en la capital del país, el PRI concentró sus ataques al movimiento #YoSoy132 en provincia. Violentados por protestar contra ese partido y su complicidad con los medios, los estudiantes fueron reprimidos en al menos 15 entidades federativas. Fueron acosados, golpeados, perseguidos y en más de un caso –como sucedió en Ciudad Juárez y Tlalnepantla– detenidos. Fueron también censurados, mutiladas sus palabras en los diarios locales.

“Sentimos un profundo temor por los compañeros en los estados. Ahí es donde nos están atacando. Nos cuentan que su situación es completamente violenta, que no pueden salir a las calles a manifestarse porque los golpean grupos de priistas, bien conformados, con sueldos; son mercenarios tratando de acallar las voces de los jóvenes. Y aun así los ves marchando”, cuenta Misael Rojas, miembro de la Comisión de Comunicación del colectivo.

Amenazados sistemáticamente, los estudiantes se acercaron a la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal para asesorarse. Suman más de 50 las denuncias que han presentado ante ésta. En todo el país el movimiento ha documentado al menos 120 agresiones a sus integrantes.

Para Rodrigo Serrano, fundador del colectivo Masde131, que dio origen a #YoSoy132, los ataques podrían identificarse a partir del 1 de julio. “Yo creo que no se ha dimensionado en su justa medida. Yo sí tengo miedo. Si gana el PRI, más miedo a partir del 1 de diciembre. Tal vez no del partido como tal, pero sí del fanatismo que se ha ocupado de construir a partir de una imagen de estrella de telenovelas, en lugar de la de un político, por la que sus fanáticos están dispuestos a todo”.

Ricardo Bernal advierte que la represión puede intensificarse pasadas las elecciones: “Si decidimos dar la batalla fue precisamente por lo que, a nuestros ojos, sigue siendo el PRI y no queríamos de regreso: El partido de la corrupción, de los acuerdos ilícitos y los arreglos por debajo de la mesa, el partido de los Díaz Ordaz, de los Echeverría, los Salinas, los Moreira, los Yarrington, los Montiel. El partido de las matanzas estudiantiles, de la guerra sucia, de Aguas Blancas, de Acteal, de Atenco. El partido que hoy representa Peña Nieto”.

VICISITUDES EN PROVINCIA

La asamblea de #YoSoy132 en la ciudad de Chihuahua está compuesta por cerca de 200 personas que pese al riesgo, mantienen vivo el movimiento en las calles. Su vocera –quien, por precaución, pidió reservar su identidad– habla con este semanario.

Contrastó la suya con la realidad del movimiento en la ciudad de México: “Allá tú puedes gritar ‘yosoy132’ y nada te pasa. Aquí la gente se te echa encima. Estamos en un estado donde se gobierna por el PRI y sólo por el PRI”.

Por teléfono la timidez de su voz contrasta con la firmeza en sus palabras. Relata cómo ha sido transitar como parte del movimiento en su ciudad. El hostigamiento, dice, comenzó desde el gobierno, a través de la prensa: “Cuando empezamos a trabajar, los medios llegaron enseguida. A cada evento que íbamos, evento que ellos estaban ahí. Tiraban fotos a morir. Cuando las buscábamos en los periódicos, no había absolutamente nada”.

Las órdenes venían de “arriba”. “Una fuente extraoficial, periodista, amiga nuestra, nos dijo que el gobernador (César) Duarte ordenó que no se publicaran esas cosas. Si acaso sale una nota pequeña, dispersa. Cuando vamos a volantear, a días de la elección, todavía nos preguntan qué es el movimiento #YoSoy132. Otros creen que somos pro AMLO, que somos acarreados, que no somos nada”.

La única vez que una nota relacionada con el movimiento alcanzó la primera plana de los diarios de Chihuahua fue cuando Manuel Cossío, identificado con el PRI, acusó al PRD de dirigir el movimiento a través de Saúl Alvídrez, alumno del Tec de Santa Fe, simpatizante de Andrés Manuel López Obrador, que pretendió hacerse pasar como el líder del movimiento estudiantil.

Formar parte del movimiento, en Chihuahua, significa el veto en el mercado laboral, por lo menos del gobierno. Oponerse a la autoridad es juego de muerte. Por eso viajó 16 horas en autobús a la Ciudad de México para hacer una denuncia: “Chihuahua está totalmente en poder del PRI y el narcotráfico. Hay que darle a conocer a la gente lo que se vive en Chihuahua. Si estás contra el estado, te matan, seas quien seas. Te vinculan con el narcotráfico y hacen de ti lo quieran”.

Asegura que se jugó la vida por evitar que Enrique Peña Nieto llegara a la Presidencia. “Creo que sí va a haber represión estudiantil. Creo que van a silenciar voces de la manera que lo han hecho siempre: con amenazas, muertes, desapariciones, con miedo. No hay ningún PRI nuevo”.

Para Yanin González la represión ha sido reflejo del miedo que provocó #YoSoy132 en el mismo PRI “y que ya no saben cómo esconderlo. Saben que la juventud despertó, que sabemos que se puede luchar contra su autoritarismo y la manipulación en los medios. Saben que les estamos perdiendo el temor, por eso intentan reprimirnos en las calles, para no expandir esta liberación que estamos viviendo”

 EL NARCO

El pasado 19 de junio la representación de #YoSoy132 en Baja California entregó en Los Cabos una carta a 19 representantes de los países que componen el G-20. Según los jóvenes sólo el gobierno mexicano se negó a recibir el documento. En éste, respecto a los comicios en México, se leía: “Estas son elecciones trascendentes. México está sufriendo una crisis humanitaria en la que han perdido la vida más de 70 mil personas en el conflicto entre el narcotráfico. Ya basta que los países periféricos pongamos los muertos y ustedes continúen disfrutando los beneficios de este negocio”.

Los ocho voceros, de universidades públicas y privadas, entrevistados por Proceso coincidieron en criticar a los contendientes a la Presidencia de la República por omitir de su agenda electoral a las víctimas de un país azotado por la violencia y la crítica a sus verdugos. Tema que, aseguran, será fundamental en la etapa que #YoSoy132 emprenderá en la agenda postelectoral.

Favela dice que la crítica del movimiento a la violencia de Estado es uno de los puntos que no ha trascendido en los medios.

“En este país, donde se mata por decir la verdad, lo primero que mencionamos siempre es que nos duele el país. Y nos duele profundamente la violencia que lo ha azotado, no sólo en estos últimos años. Se ha hecho un baño de sangre y para la gente en el movimiento sí es una de las preocupaciones fundamentales”, asegura y pide dejar de hablar en términos de “guerra” contra el narcotráfico. “Es una simulación, no existe tal cosa. Aquí no hay dos partes enfrentadas; hay una sociedad atrapada en medio de los intereses de los grupos en el poder”.

A su entender, con el PRI reinstalado en el gobierno federal, el crimen organizado encontraría a un viejo “cómplice” en las más altas esferas. “Pensamos que el que EPN llegue al poder va a satisfacer a los intereses ligados con el narcotráfico. Ha habido acontecimientos que evidencian por qué en los gobiernos priistas hay mayor violencia, presencia, dominio y sometimiento por parte del narcotráfico. Sus gobiernos son los que menos nos pueden garantizar el regreso a la paz y no hay una estrategia en su plataforma, que la hemos estudiado, para resarcir la estrategia de Calderón, que ha sido nefasta y que no resolvió nada”, acusa la estudiante de la UNAM.

Para Attolini, estudiante del ITAM, el tema del crimen organizado atañe directamente al movimiento estudiantil por contar con el encubrimiento de la sociedad que desprecian, entre medios de comunicación y gobierno.

“No existe un solo caso en el mundo del crimen organizado trasnacional –como en México– que no esté amparado por la corrupción a todo nivel. Es necesario que tenga un vínculo fundamental con las altas esferas políticas para poder operar. En este país el crimen organizado opera en más de 50 países. Qué nivel de corrupción hay que tener para que en tantos mercados en el mundo esté operando la federación de Sinaloa. Es gravísimo. Y todo lo calla el pinche sesgo informativo”, dice con el rostro desencajado.

Yanin González, de la Anáhuac, va más allá. “Los poderes fácticos surgen porque el Estado no funciona. Y el narcotráfico gobierna en el país, no son sólo los medios los que dirigen al gobierno. El gobierno federal no provee seguridad y educación y para la población en gran parte del país el narco es el soberano”, dice la joven que ríe, entre la incredulidad y la indignación, cuando el reportero le comenta que Felipe Calderón declaró a Joaquín López Dóriga, una semana atrás, que de ser joven habría sido parte de #YoSoy132.

La representante del movimiento en Chihuahua no duda. El crimen organizado, al menos en su estado, ha jugado a favor de Enrique Peña Nieto. “Nosotros, como parte de #YoSoy132, queríamos ser funcionarios de casilla. Averiguamos que el municipio con mayor historial de fraude se llama Satevó. Planeábamos ir. A una compañera, que tiene contacto con militares, le dijeron: ‘Si nosotros no nos paramos por ahí, ustedes cómo van a ir. Los desaparecen y ya. Ahí ya saben que va a ganar el PRI. Nadie se mete con eso’.

“En Chihuahua el narcotráfico es intocable y nosotros sabemos que este tema es trascendental, pero no lo pensamos tocar. Porque es muy fácil que un día un compañero del movimiento se encuentre en un lugar en el que digan: ‘Rafaguearon tal lugar y le tocó una bala perdida’. Dirían que estaba en el momento y el lugar equivocados. O le inventarían que traficaba drogas al menudeo. Aquí el narco no se toca”.

No concibe un peor escenario que la vuelta del PRI a la Presidencia. Explica lo que ha sido crecer en un estado gobernado por el priismo en complicidad con los criminales: “Nuestro estado es tierra de nadie. Vivimos entre muertos. Vivir con el PRI es vivir una coalición con el narcotráfico, es vivir en represión, vivir para no tener educación, porque les conviene un pueblo ignorante que les permite hacer y deshacer.

“Estamos hartos de que en Chihuahua la gente se siga conformando. Ver cómo nos lastiman y cómo lastiman la nación. Y lo van a seguir haciendo. Si tienen un presidente, van a tener el control total.”

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