El Premio Nobel de Literatura 2010 escribió un artículo en el periódico El País, donde destacó que durante las mesas redondas celebradas esta semana en la Universidad de Guadalajara, diversos intelectuales del país mostraron su preocupación por el giro que dio la política desde la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador.
El autor de Travesuras de la niña mala y Elogio de la madrastra justificó las inquietudes expuestas por los intelectuales mexicanos, debido a que en el pasado el político tabasqueño y sus campañas delataron a "un dirigente impregnado de populismo que no se ha cuidado de disimular desde que está en el poder".
Ciudad de México, 2 de junio (SinEmbargo).– Mario Vargas Llosa, Premio Nobel de Literatura 2010, aseguró que los mexicanos que se encuentran "embelesados por los desplantes" del Presidente Andrés Manuel López Obrador comprenderán "que la era de los caudillos debe quedar atrás y para siempre en América Latina".
"El pueblo que jalea y sigue embelesado por los desplantes del presidente López Obrador comprenderá —ojalá sea más pronto que tarde— que la era de los caudillos debe quedar atrás y para siempre en una América Latina en la que la libertad y la democracia van reemplazando a las tiranías populistas que le han hecho tanto daño", dijo en el periódico español El País.
En el artículo titulado "El populismo mexicano", el escritor peruano destacó que durante las mesas redondas celebradas esta semana en la Universidad de Guadalajara, diversos intelectuales del país mostraron su preocupación por el giro que dio la política desde la toma de posesión de López Obrador.
Entre las opiniones que recoge en su texto, se encuentra la del periodista Héctor Aguilar Camín, quien consideró que las iniciativas e intenciones del Presidente parecen haber puesto en marcha "la erección de una estructura más personal y permanente".
Mientras que el historiador Enrique Krauze, director de la revista Letras Libres, "que ha sido víctima de una reciente campaña de descrédito e intimidación por sus críticas al Gobierno", advirtió el riesgo de que el Jefe de Estado cruce las líneas rojas de la democracia mexicana para continuar en el poder.
En la columna publicada justo cuando se cumplen los primeros seis meses de Gobierno del izquierdista, Vargas Llosa subrayó que los señalamientos fueron compartidos con diferentes matices por todos los participantes de las mesas redondas: escritores, juristas, políticos, defensores de los derechos humanos, mujeres.
Asimismo, calificó de claro y rotundo el comentario del crítico literario Christopher Domínguez Michael, quien afirmó que el deterioro de la democracia mexicana es ya un hecho irrebatible, el cual podría agravarse con el poder que otorgaron los electores al nuevo Presidente, ya que tiene mayoría absoluta en el congreso y "mantiene una enorme popularidad, de la que se sirve para tomar decisiones personales en los campos económico, político y cultural que a menudo sorprenden a sus propios ministros y asesores".
El autor de Travesuras de la niña mala y Elogio de la madrastra justificó las inquietudes expuestas por los intelectuales mexicanos, debido a que en el pasado el político tabasqueño y sus campañas delataron a "un dirigente impregnado de populismo que no se ha cuidado de disimular desde que está en el poder".
Además, aseveró que López Obrador suele tomar decisiones de improviso, "prescindiendo de los marcos legales, mediante úcases que, luego, sus funcionarios se las arreglan, no sin dificultad, para darles cobertura legal".
"Y todas sus iniciativas parecen guiadas por un instinto o pálpito del momento, más que de acuerdo a un programa, pese a que lo tuvo en su campaña y parece haberse olvidado de él", escribió en El País.
Como ejemplo, el escritor expuso la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), "que ha cancelado de manera arbitraria y que provocó su primer roce con el empresariado mexicano".
"Es verdad que su enorme popularidad lo defiende contra todas las críticas, pero esto parece haber agudizado en el personaje lo que estos intelectuales advierten en él: la presencia del caudillo tradicional latinoamericano, voluntarista y despótico que, precisamente porque es muy popular, se cree por encima de las leyes y las normas democráticas", aseveró Vargas Llosa.
Por otra parte, sostuvo que no hay censura a la prensa por una razón que explicó Jorge Castañeda, ensayista y ex titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
"Los anunciantes de más peso, empresarios importantes, reciben una llamada del propio presidente o de un intermediario de confianza, aconsejándoles o rogándoles que reduzcan o cancelen sus anuncios en el diario (como podría haber ocurrido con Reforma, el gran diario de México que, por amparar las críticas de sus columnistas o formularlas él mismo, ha caído en desgracia con el poder y vistos mermados sus avisos de manera dramática). Los empresarios, que quieren llevar la vida en paz y sobre todo con un Gobierno populista, no vacilan en acatar la sugerencia. De este modo, los medios amenazados moderan sus críticas, o corren el riesgo de quebrar. Así se instala la censura ahora en los países democráticos: asfixiando económicamente a la prensa —léase radioemisoras o cadenas de televisión— independiente o díscola", precisó.
A su vez, Mario Vargas Llosa aseguró que México es un país con un proceso democratizador indiscutible, pero indicó que los últimos gobiernos fueron elegidos a través de comicios genuinos y que su política se caracterizó por formar parte del Grupo de Lima, el cual mantenía una posición impecable sobre la situación que se vive en Venezuela o en Nicaragua, al haber exigido elecciones libres.
Sin embargo, recordó que desde el sexenio de López Obrador, "México ha optado por una 'neutralidad' que equivale a complicidad con ambas dictaduras (como si se pudiera ser neutral ante la peste bubónica)".