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¿Qué impacto tendrá la cremación durante el duelo por COVID-19? Responde un trabajador de funeraria

02/05/2020 - 12:20 pm

Con el final de las cuarentenas y la vuelta a unas vidas que quedaron en suspenso, el enterrador parisino Franck Vasseur sospecha que la magnitud de todo lo que se ha perdido comenzará a calar ahora, desatando un dolor contenido que no podía ser comprendido en su totalidad ni expresado en la despedida.

Por John Leicester

PARÍS (AP) — Mientras sus manos enguantadas manipulaban un cadáver tras otro, sellados en bolsas de doble capa para su cremación, el enterrador parisino Franck Vasseur se preocupaba cada vez más por el futuro tras la pandemia del coronavirus.

A toda esa gente que trasladaba en su coche fúnebre a unas cremaciones a las que sus seres queridos no podían acudir, ¿cuándo la llorarán?

Todas esas vidas truncadas, ¿cómo se celebrarán?

Con el final de las cuarentenas y la vuelta a unas vidas que quedaron en suspenso, Vasseur sospecha que la magnitud de todo lo que se ha perdido comenzará a calar ahora, desatando un dolor contenido que no podía ser comprendido en su totalidad ni expresado en la despedida.

Habrá que visitar las casas de los fallecidos. Habrá que recopilar y repartir sus pertenencias. Habrá que organizar las conmemoraciones que no pudieron celebrarse cuando se prohibieron las grandes reuniones. Las cenizas esperan a ser recogidas en las funerarias. Las lágrimas reprimidas tendrán que salir.

Vista aérea del cementerio Pere Lachaise, en París, el 1 de mayo de 2020, durante la cuarentena por el coronavirus. En este cementerio descansan los restos de celebridades como Edith Piaf, Oscar Wilde o Jim Morrison. Foto:AP/François Mori
El féretro de un hombre de 83 años a punto de entrar al crematorio, durante un funeral organizado por el enterrador parisino Franck Vasseur, en el cementerio Pere Lachaise de París. Foto: AP/François Mori

Imitando el gesto de entregar una urna, Vasseur imagina la conmoción que espera a aquellos a los que les tendrá que decir: “Tome, este es su madre o su padre que estaba sano, que estaba viendo la televisión o estuvo hablando con usted hace 15 días”.

“Te entregan una urna y no te puedes imaginar ni por un segundo la transición entre cuando te dijeron que se habían infectado por el virus y su muerte”, dijo en una entrevista en su funeraria, L’Autre Rive.

El nombre, en francés, significa “La otra orilla” y evoca la imagen del Río Estigia que separaba el mundo de los vivos del de los muertos según la mitología griega. El local tiene una majestuosa mesa redonda de madera donde, en tiempos mejores, Vasseur y sus clientes pasaban horas acordando los detalles de un funeral y hablando sobre los difuntos.

“Aquí es donde comienza el proceso de duelo”, apuntó.

La cuarentena ha convertido su trabajo en algo “completamente diferente”, afirmó Vasseur, una procesión de muerte, arreglos y papeleo, de días trasladando cuerpos del punto A al B, de esperar en fila con otros autos funerarios y de tratar, por correo electrónico y teléfono, con las familias confinadas a las que no pudo consolar en persona.

El enterrador parisino Franck Vasseur (izquierda) durante el funeral de una mujer de 75 años al que solo asistió su esposo, (derecha), en el cementerio Pere Lachaise, en París, el 24 de abril de 2020, durante la cuarentena por el coronavirus. Foto: AP/Franois Mori

“En todas estas familias, ¿qué impacto tendrá esto en el proceso de duelo?”, se preguntó.

“Esto podría ser una zona gris en la mente de la gente”, dijo. “Como un apagón”.

Como los cuerpos deben estar sellados en los ataúdes, sus seres queridos no pudieron darles un último vistazo o caricia. Y la gente encerrada fuera de París pensó que con las órdenes de quedarse en casa, las patrullas policiales y los permisos de viaje que había que mostrarles, no era prudente saltarse la cuarentena.

El enterrador parisino Franck Vasseur, director de sepelios en la funeraria L’autre rive, consuela a una familia antes de un funeral en el cementerio Pere Lachaise, en París. Foto: AP/Francois Mori

“Decían ‘Mándeme una foto de mamá en su féretro’ para que pudiesen visualizar al fallecido antes de su partida”, añadió Vasseur.

Algunas familias enviaron muestras de afecto, mensajes o juguetes de felpa a Vasseur para que los pusiera dentro del ataúd. Él les mandó fotografías tomadas con su celular.

Pero algunos no aceptan lo ocurrido.

“Hay quien me ha preguntado ‘¿Está seguro que la han incinerado ¿Está realmente muerta? No me lo creo. No es verdad?”, dijo.

“Todo esto supone que van a tener grandes dificultades para seguir adelante con el proceso de duelo”, apuntó. “Creo que va a ser complicado para mucha gente”.

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