Según los analistas, el desplome de los “petroprecios” es el resultado de una demanda en recesión y una oferta al alza, y puede llevar a la quiebra de muchas empresas extractoras, sobre todo de las de petróleo de esquisto en Estados Unidos.
Viena, 2 de abril (EFE).- El precio del crudo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se hundió el miércoles hasta los 16.87 dólares por barril, un 25.38 por ciento menos que el valor del día anterior y su nivel más bajo desde fines de 2001, informó este jueves el grupo petrolero con sede en Viena.
Con esta abrupta caída, la cotización del barril referencial de la OPEP ha acentuado el desplome iniciado tras el brote de la pandemia de la COVID-19 en China, perdiendo un 76 por ciento -o 54 dólares- frente al pico de 70.87 dólares que alcanzó el 6 de enero pasado.
La última vez que se situó a un nivel tan bajo fue en diciembre de 2001, cuando experimentaba un fuerte descenso causado por una crisis del transporte aéreo tras los atentados terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de ese año.
Ahora, a la reducción de vuelos, mucho mayor que la de entonces, se suma la limitación en los desplazamientos y el distanciamiento social que se han impuesto en buena parte del planeta como medida para frenar la propagación del nuevo coronavirus.
Todo ello ha repercutido en una drástica reducción de la demanda petrolera mundial, que el miércoles quedó reflejada en la noticia de que 13.8 millones de barriles de crudo se sumaron la semana pasada a las reservas comerciales almacenadas en Estados Unidos.
“El petróleo ha visto muchas crisis, pero ninguna tan feroz como la de hoy”, escribió en un tuit Fatih Birol, director ejecutivo de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en el que vaticina que esta crisis parará producciones y detendrá inversiones en la industria, con “repercusiones en el sector energético, la economía y el comercio en general”.
El desplome del precio de la OPEP coincidió ayer con diversas informaciones confirmando que Arabia Saudita, líder de facto de la organización, estaba abriendo los grifos en medio de una guerra de precios desatada tras romperse el acuerdo que tenía con Rusia para mantener limitada la oferta petrolera.
La ruptura se produjo el seis de marzo en Viena, cuando la reunión de la OPEP y sus aliados, entre ellos Rusia, terminó sin acuerdo por la negativa de Moscú de dar luz verde a un nuevo recorte del bombeo para contrarrestar la caída de la demanda causada por la pandemia.
Los 23 países productores del grupo ni siquiera lograron pactar una prolongación de los recortes vigentes que vencieron así el pasado 31 de marzo, por lo que a partir de ayer cada cual puede producir los volúmenes que quiera y pueda.
Según los analistas, el desplome de los “petroprecios” es el resultado de una demanda en recesión y una oferta al alza, y puede llevar a la quiebra de muchas empresas extractoras, sobre todo de las de petróleo de esquisto en Estados Unidos.
Frente a esta situación, el Presidente de EU, Donald Trump, dijo ayer que ha mantenido sendas conversaciones telefónicas con su homólogo ruso, Vladímir Putin, y el príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salmán, para que retomen la cooperación iniciada en 2016 para limitar la oferta petrolera y apuntalar así los precios.
“Creo que van a alcanzar un acuerdo”, afirmó Trump en rueda de prensa.
Esta mañana, el precio del crudo Brent, la referencia para Europa, reaccionaba recuperando parte del terreno perdido, al cotizar en el mercado de futuro de Londres a 27.35 dólares/barril, con una subida del 10.1 por ciento respecto al cierre del miércoles.