Servando de la Cruz Reyna, investigador del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que a partir de 1994, el volcán requería de la presencia de un domo o tapón que limitara la salida de gases y material rocoso para hacer erupción. “Pero luego de los sismos de 2017 se comenzaron a registrar algunos cambios en su actividad”, comentó.
Al explicar la reciente actividad del Popocatépetl, localizado a unos 72 kilómetros de la capital mexicana, los expertos apuntaron que la frecuencia de las explosiones del volcán no ha aumentado pero sí hay una variación en su naturaleza.
México, 2 de abril (EFE).- El volcán Popocatépetl cambió la naturaleza de su explosiones tras los sismos de 2017 y podría mantener una actividad intensa-moderada en los próximos meses, aseguraron este martes expertos del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Al explicar la reciente actividad del Popocatépetl, localizado a unos 72 kilómetros de la capital mexicana, los expertos apuntaron que la frecuencia de las explosiones del volcán no ha aumentado pero sí hay una variación en su naturaleza.
Por primera vez en 25 años de esta fase de actividad volcánica que se inició en diciembre de 1994, en el Popocatépetl “se observan explosiones importantes sin necesidad de la presencia de un domo” en el cráter, señalaron los expertos en una rueda de prensa.
Ante esta reciente actividad explosiva sin formación de domos en el cráter, las autoridades mexicanas decidieron elevar el semáforo de alerta volcánica a amarillo fase 3, una etapa previa a la orden de desalojo de las poblaciones próximas, donde habitan unas 50 mil personas.
“Es el cambio más importante que se ha observado y es lo que se tomó en cuenta para aumentar la guardia y analizar las cosas con mayor detalle”, explicó Servando de la Cruz Reyna, investigador del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica de la UNAM.
De la Cruz explicó que a partir de 1994, el volcán requería de la presencia de un domo o tapón que limitara la salida de gases y material rocoso para hacer erupción.
“Pero luego de los sismos de 2017 se comenzaron a registrar algunos cambios en su actividad”, comentó.
En 2017, dos potentes sismos ocurridos el 7 y el 19 de septiembre golpearon el sur y el centro de México y dejaron centenares de muertos, miles de heridos y múltiples daños en viviendas y patrimonio histórico.
A principios de marzo de 2019 ocurrió la explosión del domo de más reciente formación del volcán, con columnas de humo que superaron los dos kilómetros de altura y la salida de material incandescente, actividad que los expertos aseguran no había sido vista antes.
“No es un aumento de la actividad. Es un cambio en el estilo, situación que debe ser evaluada en términos de riesgo para mantener la certeza de que el grado de alerta a la población es el adecuado”, declaró el experto.
El director del Instituto de Geología de la UNAM, Hugo Delgado Granados, expresó el respaldo de los científicos de la institución a las medidas que las autoridades han tomado respecto al comportamiento del Popocatépetl.
La actividad de volcán, que está situado entre los estados de México, Puebla y Morelos, es uno de los más vigilados del mundo y el monitoreo lo hace el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred) y científicos de la UNAM.
Mediante este monitoreo se han conocido las características de la actividad, el material y los gases que arroja, lo que ha permitido determinar tres escenarios posibles de comportamiento del volcán en el futuro.
El primero, que regrese a la actividad que ha tenido los últimos años, con ciclos de construcción y destrucción de domos; el segundo y más probable, que continué la actividad actual, con intensidad moderada.
Una tercera y “muy poco probable” es que tras un “largo periodo sin explosiones ni emisiones de fases, la presión acumulada sea liberada de forma rápida, provocando una erupción de gran magnitud”, señalaron los expertos.