El organismo internacional expuso que el recorte de la economía global podría llegar hasta el 1.5 por ciento. La hipótesis de que el pico de la epidemia se alcance en China en este trimestre y de que en otros países sea más moderada deja el alza económica mundial este año en cinco décimas menos.
París, 2 de marzo (EFE).- El impacto del coronavirus podría reducir a la mitad el crecimiento de la economía mundial en 2020 y situarlo en el 1.5 por ciento, según el escenario más adverso analizado por la OCDE, que anticipa que si el virus se propaga masivamente en Japón y Europa ambas podrían entrar en recesión.
Así lo reflejan las perspectivas intermedias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que revisan las publicadas en noviembre, que preveían un crecimiento mundial de la economía en torno al 2.9 por ciento.
La OCDE no descarta que en su escenario más negativo -con una epidemia prolongada y contagio amplio a otras regiones- el producto interior bruto global retroceda en este primer trimestre.
No obstante, admite que la evolución a corto y medio plazo es “muy incierta”. La hipótesis de que el pico de la epidemia se alcance en China en este trimestre y de que en otros países sea más moderada deja el alza económica mundial este año en el 2.4 por ciento, cinco décimas menos.
Antes de la epidemia, la actividad ya era baja pero presentaba señales de estabilización e incluso mejora. Ahora, el efecto del coronavirus sobre la confianza, los mercados financieros, las cadenas de suministro y el turismo explican la rebaja.
A diferencia de la epidemia del SARS en 2003, las interdependencias de la economía mundial en esta ocasión son mucho mayores y China desempeña “un rol mucho más importante en la producción y en el mercado turístico”.
La provincia china de Hubei, epicentro de la epidemia, representa el 4.5 por cinto de la producción china. Y los turistas chinos suponen cerca de un 10 por ciento de los turistas internacionales en el mundo, añadió el organismo.
De momento, se calcula que el PIB del G20 crecerá un 2.7 por ciento en 2020, cinco décimas menos que lo anticipado, y el de la zona euro un 0.8 (tres menos).
La OCDE espera que la economía china crezca un 4.9 por ciento, ocho décimas menos. El impacto de la contracción de su producción en todo el mundo refleja su importancia creciente en las cadenas de suministro y los mercados de materias primas, añadió.
En Estados Unidos, prevé para 2020 un aumento del 1.9 por ciento (una décima menos), en Japón del 0.2 (cuatro menos), en Reino Unido del 0.8 (dos menos), del 0.9 en Francia (tres menos) y del 0.3 en Alemania (una menos), según sus previsiones, que no incluyen a España.
La OCDE pide actuar “rápidamente” frente al coronavirus, con medios suficientes contra la infección, apoyo al sistema sanitario y a las empresas “vulnerables”, y una acción concertada del G20 con otros países si los riesgos a la baja se materializan y el crecimiento fuera mucho más débil durante un periodo prolongado.
Eso debería incluir el compromiso colectivo de incrementar el gasto público necesario.
Ante la posibilidad de que la epidemia se mantenga restringida y esas políticas surtan efecto, la organización, con sede en París, estimó que el alza de la economía mundial se elevará al 3.3 por ciento en 2021, tres décimas más de lo augurado en noviembre. La del G20 crecerá un 3.5 (dos décimas más) y la de la eurozona un 1.2, un porcentaje sin cambios.
El coronavirus no es el único riesgo inmediato que pesa sobre la economía, según la OCDE.
Las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos, la incertidumbre sobre las futuras relaciones comerciales entre la Unión Europea y el Reino Unido y la persistencia de factores de “vulnerabilidad financiera” son otras de las amenazas registradas por el organismo con sede en París.
PIDE MEDIDAS FISCALES
La OCDE avisó este lunes de que la necesaria intervención de los bancos centrales para garantizar la liquidez del sistema financiero no es suficiente para contener los efectos del coronavirus en la economía y pidió a los gobiernos otras medidas fiscales de forma rápida y enérgica.
“Esta no es una crisis que los bancos centrales puedan salvar”, subrayó la economista jefe de la OCDE, Laurence Boone, en la presentación este lunes de sus previsiones intermedias.
Boone insistió en la importancia de asegurar la liquidez de los mercados para que a los problemas de la epidemia no se añada una crisis financiera. Pero destacó que no basta con lo que los bancos centrales puedan hacer en ese terreno.
La organización estima que medidas macroeconómicas de apoyo de la actividad contribuirían al restablecimiento de la confianza y de la demanda cuando haya una remisión del COVID-19.
Según Boone, los sectores más afectados son los relacionados con los viajes de negocios y de estudiantes, el equipamiento informático, el automóvil, el farmacéutico, las actividades de ocio, la educación, así como todo lo relacionado con los eventos colectivos.