Roma, la producción de Netflix protagonista del debate iniciado por Spielberg, consiguió diez nominaciones a los premios Óscar.
A juicio de Spielberg, las producciones de Netflix y otras plataformas “deben competir en los Emmy, no en los Óscar”.
Madrid, 2 marzo (EuropaPress).- Steven Spielberg continúa con su cruzada contra Netflix y el resto servicios de streaming. El director ha propuesto a la Junta de Gobernadores de la Academia de Cine, que se reunirá el próximo mes de abril, un cambio en la normativa de nominaciones a los Óscar. El objetivo: evitar que películas como Roma estén presentes en premios cinematográficos. Su decisión afectaría, de forma colateral, a muchas producciones independientes que luchan cada año por los premios más deseados del cine.
Actualmente para que una película sea elegible a los Óscar es necesario se proyecte en cines de Nueva York y Los Ángeles durante al menos una semana. Si el periodo mínimo de proyección se amplía, muchos largometrajes (principalmente producciones con menor presupuesto y de habla extranjera) se verán perjudicados y no solo las grandes compañías de streaming. A juicio de Spielberg, las producciones de Netflix y otras plataformas “deben competir en los Emmy, no en los Óscar”, tal y como afirmó hace unos meses.
Roma, la producción de Netflix protagonista del debate iniciado por Spielberg, consiguió diez nominaciones a los premios Óscar, alzándose con tres a mejor director para Alfonso Cuarón, mejor película extranjera y mejor fotografía. La plataforma también ha lanzado recientemente el primer adelanto de El Irlandés, la nueva película de Martin Scorsese, otro gran director que se suma a una nueva forma de hacer cine en plataformas diferentes a las salas de cine tradicionales.
“Steven sí nota una gran diferencia entre el streaming y las salas de cine”, comenta un portavoz de Amblin Entertainment, productora del propio Spielberg, quien representa a los directores de cine en la Junta de Gobernadores. Otros cineastas como Christopher Nolan se han unido a la batalla para evitar que la frontera entre cine y televisión sea cada vez más difusa. “Hay una sensación creciente de que, si Netflix va a funcionar como un estudio, debería haber algún tipo de estándar. Necesitamos un poco de claridad”, admite uno de los miembros de la Junta de Gobernadores a Indiewire.
Entre las quejas más comunes del sector contra Roma, argumentan que Netflix ha gastado 50 millones de dólares sólo en promoción (otros títulos como Green Book sólo han invertido 5 millones de dólares); que la compañía no ha proporcionado los datos de taquilla cosechados por Roma, o que sus producciones están disponibles 24/7 en 190 países de forma simultánea gracias a su distribución mediante la aplicación gratuita.
“Cada vez más cineastas permitirán que las empresas de vídeo bajo demanda financien sus películas, con la promesa de una pequeña ventana cinematográfica durante una semana para que puedan optar a los Óscar o a otros premios. Sin embargo, una vez que se comprometen con un formato de televisión, son películas de televisión”, declaró Spielberg de forma tajante a ITV News el año pasado.