La inseguridad que se siente actualmente en Playa del Carmen, Quintana Roo, ha obligado a que las puertas de la emblemática discoteca La Santanera sean cerradas y con ello se pierdan 90 empleos directos, así como la afectación de al menos 15 proveedores, confirmó el encargado del bar en entrevista con SinEmbargo
Ciudad de México, 2 de febrero (SinEmbargo).- El emblemático bar La Santanera cierra sus puertas en Playa del Carmen debido la inseguridad y el temor por la violencia, acrecentada desde el ataque en el festival BPM. Con ello, se perderán al menos 90 empleos directos más la afectación a diversos proveedores, confirmó José Hernández, contador del centro nocturno que tenía 13 años en la zona turística.
“Nos parte el corazón tener que aceptar que esta es la realidad con la que nos tenemos que enfrentar día a día. Bajo esta situación, hemos tomado la decisión de cerrar de manera definitiva”, señaló la empresa en su muro de Facebook al anunciar que ya no abrirían sus puertas al público.
Luego de trece años hoy deciden cerrar ya que la violencia está al acecho “Al final de estos últimos años, también hemos vivido muy de cerca como poco a poco se ha ido desvaneciendo la esencia que nos une a esta familia así como el deterioro en el ambiente de lo que consideramos nuestra casa y de la ciudad que tanto nos ha dado”, apunta la publicación.
Por su parte, José Hernández, contador del bar La Santanera, detalló en entrevista con SinEmbargo que el motivo por el que dejan Playa del Carmen es porque el dueño del local que ocupaban ya no quiso seguir rentándoles el inmueble y les rescindió el contrato de arrendamiento por temor a que en La Santanera ocurriera lo mismo que pasó en el Blue Parrot.
“Con mucha tristeza tuvimos que tomar la decisión con base a agentes externos a nosotros, puesto que el dueño del local que tenemos actualmente arrendado nos llamó la atención y debido a lo que pasó en el BPM no se quiso arriesgar a que nos fuera a suceder una situación similar también a nosotros”, expresó Hernández.
El pasado 16 de enero, al menos cinco personas, cuatro de ellas extranjeras, perdieron la vida y otras 15 resultaron heridas dentro del tiroteo que se registró en la discoteca Blue Parrot, donde se celebraba la clausura del festival de música electrónica BPM. La masacre, conmocionó al país y dio la vuelta al mundo al ser destacada en múltiples diarios de diversos países.
“Nos dio muchísimo dolor ver lo que pasó a nuestro amigos de BPM y nos parte el corazón tener que aceptar que esta es la realidad con la que nos tenemos que enfrentar día a día”, dice el texto de La Santanera, que explica que ante esta situación violenta optaron por dejar Playa del Carmen.
Posterior al ataque en Blue Parrot en diversos puntos de Playa del Carmen aparecieron mantas en las que un presunto integrante de Los Zetas se adjudicó la balacera, de acuerdo con fotografías que circularon en Twitter. “Esto es una muestra de que ya estemos aquí fue por no alinearte. Phillip BPM [no de los creadores y director del BPM Festival]. Es el inicio vamos a cortar las cabezas de Golfos, Pelones y chapulines”, se lee en uno de los mensajes fotografiados por el ingeniero Antonio Saldivar Arriaga.
Entre las líneas de investigación que sigue la Fiscalía General de Quintana Roo, es que se trató de una represalia porque los organizadores del BPM Festival no pagaron el derecho de piso o la extorsión.
“Cuando empiezan a suscitarse ese tipo de contingencias, le tomó mucho miedo [al dueño del local donde estaba La Santanera] continuar con este tipo de arrendamientos porque nosotros estamos en el giro nocturno. El giro de nuestro negocio es muy vulnerable a este tipo situaciones [tiroteo de Blue Parrot] entonces definitivamente no estuvo de acuerdo en que le fuera a suceder esta misma contingencia a las instalaciones de su edificio y que permaneciera cerrado como está sucediendo en el Blue Parrot”, explicó el contador.
Aunque aseguró, pregunta expresa, aseguró que el negocio no recibió ninguna amenaza o extorsión de manera directa, el cierre se debe al temor por la violencia e inseguridad que siente el dueño del inmueble.
“Nosotros nunca hemos tenido ningún problema, y así se lo hicimos saber al arrendador, pero definitivamente no lo logramos convencer. Nosotros no hubiéramos querido que esto sucediera tan drástico, de un día para otro, un día después de los eventos [ataque de Blue Parrot], pero el dueño nos rescindió el contrato de manera inmediata”.
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Finalmente, Hernández comenta que la apertura de otro local no está decidido, ni quieren crear falsas expectativas, ya que esperarán a ver si la situación de seguridad en la zona mejora; “no lo queremos lanzar como una posibilidad porque entonces creamos expectativas que no tenemos firmes”.
“….estamos esperando a que se apacigüen todos los problemas, que se resuelvan los pendientes que tiene el municipio y la seguridad para que podamos nosotros tomar la decisión de volver a hacer la inversión y abrir en otro terreno”, agregó.
El temor ante la violencia no es nuevo para las personas que viven en la citada zona turística, ni mucho menos nuevo. Dos fuentes entrevistadas por SinEmbargo, recién ocurrido el ataque al Blue Parrot, indicaron que en ese lugar turístico corre la droga y la prostitución “descaradamente”, pero las autoridades están “coludidas”. Una arquitecto afirmó que ni las autoridades, ni prensa local, investigan para no manchar la imagen del sitio donde el turismo es la principal actividad económica, incluyendo el consumo de las drogas.
La Santanera coincide en lo anterior al comentar, en su texto de FB, que tienen la esperanza de que “se pueda regresar a la armonía y en la que todos los que amamos y vivimos de este pueblo podamos convivir en un ambiente de paz”.
Hasta noviembre del 2016, el Secretariado Ejecutivo registra 228 homicidios en Quintana Roo, uno de los estados con mayor crecimiento económico. En el segundo trimestre del año pasado, basado principalmente en el turismo, creció 5.2 por ciento, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Los empresarios de Santanera esperan que quienes están involucrados “en esta situación tan conflictiva puedan lograr una visión de largo plazo y entender que estamos todos en el mismo barco. Y si el barco se hunde, nos hundimos todos” concluye el establecimiento en su publicación en redes sociales.