La séptima ronda de renegociación del TLCAN, que se llevará acabo del 18 al 22 de enero, podría beneficiar a los trabajadores mexicanos, los más desfavorecidos en materia salarial de los tres países que integran el acuerdo. Así lo señala un análisis de The Conversation publicado en la agencia de noticias estadounidense AP.
El texto destaca que durante décadas el Gobierno mexicano, bajo la administración del PRI, ha violado los derechos constitucionales de los trabajadores a través de los líderes sindicales. “El PRI empoderó a los patrones laborales que apoyaban su agenda y marginó a sindicatos independientes”.
Sin embargo, señala, las condiciones no mejoraron con el cambio de partido gobernante, al contrario. “De hecho, en 2012, la legislación laboral mexicana se reformó para dar a los empleadores más flexibilidad para determinar las condiciones de trabajo”. Esta reforma fue impulsada durante los años de Felipe Calderón Hinojosa, con Javier Lozano, hoy Senador –y quien apoya a José Antonio Meade–, en la Secretaría del Trabajo.
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Ciudad de México, 2 de enero (SinEmbargo).– La renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) podría ser una oportunidad para mejorar las condiciones laborales de los mexicanos, los trabajadores más desfavorecidos en materia salarial de los tres países que integran el acuerdo, de acuerdo con un análisis de The Conversation publicado en la agencia de noticias estadounidense AP.
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El texto escrito por Luis Gómez Romero, profesor titular de derechos humanos, derecho constitucional y teoría jurídica de la Universidad de Wollongong, destaca que durante décadas, el Gobierno mexicano ha estado violando los derechos constitucionales de los trabajadores a través de los líderes sindicales.
“Bajo el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México sin disputa durante casi todo el siglo XX, los funcionarios federales ejercieron un amplio poder sobre los sindicatos.
“Mediante una alianza con la Confederación de Trabajadores de México (CTM), el PRI empoderó a los patrones laborales que apoyaban su agenda. Para marginar a más sindicatos independientes, creó una serie de aros legales que pocos logran superar”, menciona el análisis.
De acuerdo con el texto, el sistema implementado por el PRI obstaculizó la negociación colectiva a lo largo del siglo XX, impidiendo que los derechos laborales progresaran rápidamente con el crecimiento económico de México.
Si con el PRI los trabajadores no tuvieron beneficios, el cambio de partido en el poder tampoco mejoró las condiciones, al contrario. “De hecho, en 2012, la legislación laboral mexicana se reformó para dar a los empleadores más flexibilidad para determinar las condiciones de trabajo”, describe el texto.
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MEXICANOS, LOS MÁS AFECTADOS
De acuerdo con The Conversation, en los últimos 23 años los trabajadores en los Estados Unidos, Canadá y México han presentado casi 40 quejas ante las autoridades laborales nacionales, desacatando la quiebra sindical, las malas condiciones de salud y las regulaciones de seguridad poco estrictas.
En la actualidad, dice, el hecho de que no se aborden de manera efectiva las diferentes condiciones laborales en los países del TLCAN ha puesto en riesgo el futuro de todo el acuerdo.
En el caso de México, añade, después de dos décadas del TLCAN, la mayoría de los trabajadores mexicanos, no sus contrapartes estadounidenses o canadienses, han sufrido condiciones de trabajo deficientes al sur de la frontera.
Mucho antes de que Donald Trump lo llamara ” el peor acuerdo comercial jamás firmado”, el TLCAN había sido presentado como una amenaza para los trabajadores estadounidenses, señala el académico Luis Gómez Romero.
En 1992, detalla, el candidato presidencial independiente Ross Perot acusó a México de pagar “un dólar por hora por jornada de trabajo” y advirtió que el TLCAN crearía un “sonido de succión gigante” a medida que las inversiones avanzaran al sur de la frontera. Eso lo dijo antes de que el acuerdo entrara en vigor, el 1 de enero de 1994.
Pero los temores de que las presuntamente malas condiciones laborales de México hayan perjudicado a los trabajadores estadounidenses alcanzaron nuevas alturas con Trump, que ha amenazado con retirar a los Estados Unidos del TLCAN si México no deja de “tomar ventaja”.
Una de esas ventajas que el Presidente Trump habla es en el sector manufacturero. “Los empleos en ese sector de los Estados Unidos han disminuido desde 1994, alrededor de 5.6 millones de ellos desaparecieron solo entre 2000 y 2010, pero las estimaciones sugieren que el 87 por ciento se perdió por la automatización en lugar del comercio”, indica.
A diferencia de Trump, que simplemente quiere derogar el TLCAN, el Primer Ministro canadiense, Justin Trudeau, ha propuesto modernizarlo implementando normas laborales fuertes y progresivas en toda América del Norte.
En octubre del año pasado, Trudeau hizo un llamado al Senado mexicano para que la libertad de asociación y la negociación colectiva en México cumplan con las normas internacionales del trabajo.
“Para tener una situación de ganar-ganar-ganar es necesario que ayudemos a que se consigan mejores normas, mejores salarios y condiciones de trabajo”, dijo Trudeau en sesión solemne.
Los senadores aplaudieron la propuesta de Trudeau, pero los líderes empresariales no tanto. The Conversation recuerda la declaración de Bosco de la Vega, presidente del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), quien replicó que mejorar el TLCAN significa más comercio, no “intervenir en los mercados laborales”.
EU SE BENEFICIA DE LA MANO DE OBRA BARATA MEXICANA
El análisis señala que Estados Unidos también ha visto las recompensas de mirar para otro lado los derechos humanos mexicanos.
Indica que durante la administración del Presidente Jimmy Carter, Estados Unidos buscaba invertir en México, según un memo interno filtrado a The Washington Post en diciembre de 1978.
El memorándum reconoció que el historial de derechos humanos de México dejó espacio para “mejoras significativas”, citando la tendencia del gobierno del PRI a perseguir a su oposición.
The Conversation refiere que para los fabricantes de automóviles y los fabricantes de textiles, el acceso a la mano de obra barata en México redujo el precio total de muchos bienes, al tiempo que les permite mantener cierta producción con algún beneficio económico en los Estados Unidos.
“Las normas laborales laxas en México son un problema con el TLCAN. Pero son el problema de América del Norte para resolver. Dado que los altos funcionarios de comercio supuestamente están muy divididos sobre cuáles deberían ser los objetivos de un TLCAN renegociado, quizás los estándares laborales más altos para todos los trabajadores sean algo en lo que los tres países podrían estar de acuerdo”, puntualiza el análisis de The Conversation.