Bajo el mando de “El Negrolo”, la “Tropa del Infierno” desarrolló una reputación de fuerza de combate brutal. Desde 2019, ha librado enfrentamientos regulares con el Cartel Jalisco Nueva Generación y con el Ejército mexicano.
Por Peter Appleby
Ciudad de México, 1 de diciembre (InsightCrime).– El Cártel del Noreste paralizó por segunda vez este año la ciudad de Nuevo Laredo, al norte de México, luego de la captura de otro de sus altos jefes, pero ese despliegue de fuerza puede esconder la debilidad subyacente.
Los enfrentamientos se desataron entre los sicarios del Cártel del Noreste (CDN) y el Ejército mexicano tras la aprehensión de Heriberto Rodríguez Hernández, alias “El Negrolo”, en la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, Tamaulipas, el 28 de noviembre, según un comunicado de prensa de la Secretaría de Defensa de México (SEDENA).
Los ataques comenzaron en las primeras horas del 28 de noviembre, con la suspensión de jornadas de clases, de trabajo y el transporte público en toda la ciudad. El grupo criminal presuntamente quemó vehículos e instaló bloqueos a lo largo de vías importantes. Pero el Gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal, anunció que la violencia no tenía relación directa con ninguna muerte, aunque más tropas del Ejército siguen listas para el despliegue en Tamaulipas.
#ConferenciaPresidente
En un operativo por elementos de la @SEDENAmx, @GN_MEXICO_, CNI y @FGRMexico, se logró la detención de Heriberto alias “El Negrolo”, presunto cabecilla del grupo “La Tropa del Infierno”, banda vinculada al CDN, en #NuevoLaredo, #Tamaulipas.#CeroImpunidad pic.twitter.com/WVFYNLJLVH— Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (@SSPCMexico) December 1, 2022
“El Negrolo” era el presunto líder de la “Tropa del Infierno”, brazo armado del Cartel del Noreste. Era buscado por su presunta participación en el secuestro de un alcalde en Coahuila en octubre y por estar involucrado en varios ataques contra las oficinas del Ejército mexicano y el consulado de Estados Unidos en Nuevo Laredo en marzo pasado, según un comunicado oficial emitido por el gobierno mexicano luego de su captura.
Bajo su mando, la “Tropa del Infierno” desarrolló una reputación de fuerza de combate brutal. Desde 2019, ha librado enfrentamientos regulares con el Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y con el Ejército mexicano.
No es la primera vez que Nuevo Laredo se encuentra en una parálisis por grupos criminales. En marzo, la detención del jefe del CDN Juan Gerardo Treviño Chávez, alias “El Huevo”, desató un estallido de violencia parecido. Y en agosto de 2021, Fernando de Jesús Rodríguez Adame, alias “El Werko”, uno de los mandos de la Tropa del Infierno, también fue capturado en Nuevo Laredo, lo que al parecer motivó varios tiroteos.
El CDN controla desde años atrás el estado norteño de Tamaulipas y pasos importantes hacia Estados Unidos, desde la pérdida de poder del Cartel del Golfo (CDG) y de la desaparición de Los Zetas. Pero aunque el CDN es quizás el actor más prominente del estado, sigue enredado en disputas territoriales con antiguas facciones del CDG y con el CJNG.
ANÁLISIS DE INSIGHT CRIME
La detención de Rodríguez Hernández es otro golpe al CDN. Cualquier debilidad observable podría llevar a nuevos intentos de grupos rivales, como el CJNG, de reclamar el control de las rutas de tráfico hacia Estados Unidos en Tamaulipas.
El despliegue de fuerza del CDN puede ser un intento por evitar una respuesta de ese tipo.
En primer lugar, esas acciones coordinadas muestran que, a pesar de los arrestos de cabezas importantes, grupos como el CDN siguen teniendo la capacidad de paralizar una gran ciudad con el perjuicio económico que eso conlleva.
“Yo no estoy a favor de las propuestas del gobierno de que entre más los desmantelas más se debilitan”, comentó a InSight Crime Marisol Ochoa, investigadora de la Universidad Iberoamericana de México y experta en el entorno criminal de Tamaulipas.
“Lo que hemos visto es que entre más los desmantelan, van creando mayores capacidades de desestabilización. Esto no quiero decir que pueden controlar los territorios de facto, pero si pueden llegar a desestabilizar los lógicas políticas, económicas y sociales en segundos”, explicó.
A pesar de esto, Tamaulipas podría ser el escenario de una ola de violencia si los rivales del CDN tratan de ganar Nuevo Laredo. El control de la ciudad supone el control del puente fronterizo hacia Laredo, Texas, y todas las rentas criminales que eso genera.
El tráfico de armas y migrantes han sido los pilares criminales de la ruta Nuevo Laredo a Laredo, Texas, pero el tráfico de fentanilo es una preocupación en aumento. Las sobredosis de la droga sintética en Laredo han aumentado 100 por ciento de año en año, y Rodríguez Hernández llevaba consigo una bolsa del llamado fentanilo arcoíris al momento de su arresto. Durante el año fiscal de 2021, los decomisos de fentanilo en los puntos de ingreso a Estados Unidos en el sur de Texas crecieron en más de 1.000 por ciento, según el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos.
Estas rentas implican que el CDN tendrá competencia por el control de la ciudad de entrada. “La desestabilización genera muchas veces mayor violencia”, afirmó Ochoa. “Yo sí creo que [el CDN] van a buscar rearticular alianzas o al mismo tiempo van a tratar de evitar que otros grupos puedan llegar a sus propios espacios de interés. Ellos van a luchar por el territorio”.
Finalmente, no hay que olvidar que los cambios políticos en Tamaulipas pueden contribuir a una reorganización de la dinámica criminal en el estado. El exgobernador de Tamaulipas, Javier García Cabeza de Vaca, dejó su cargo en octubre y corren los rumores de que tuvo nexos importantes con el crimen organizado, incluido el Cartel del Golfo. Su reemplazo, Américo Villareal, ya ha levantado controversia por una fotografía en la que aparecía junto a Gerardo Teodoro Vázquez Barrera, alias “El Gerry”, presunto integrante del CDN. Anaya negó saber quién era Vázquez Barrera.