Los países ricos se han beneficiado de un acceso privilegiado a las vacunas: Estados Unidos ya ha dejado atrás las huellas de su peor recesión desde la Gran Depresión de los años 1930 y la zona euro podría haber hecho lo mismo a finales de año, aunque el rápido aumento de una quinta ola epidémica y la detección de una nueva variante son preocupantes.
Bruselas, 1 de diciembre (RFI).– La inflación europea se encuentra en máximos históricos, con un 4.9 por ciento anual este mes de noviembre. Se trata de la mayor alza del índice macroeconómico desde que se tienen registros en la Unión Europea. Varios bancos centrales del mundo han subido ya las tasas de interés pero el BCE se resiste por el momento.
Este aumento se debe, sobre todo, al incremento de los precios de la energía, que lleva meses preocupando a todos los países europeos, y también al de los alimentos. Se vio impulsada, también, por la desorganización de las cadenas de suministro y la escasez de productos esenciales para el comercio internacional, como los semiconductores, consecuencia a la explosión de la demanda durante y después de la crisis.
Entre las grandes economías, Alemania, registra un 6 por ciento de inflación, atizando uno de los mayores miedos de la mayor economía de la Unión Europea. España le sigue también de cerca.
Sin embargo, las mayores inflaciones se registran en Lituania o Bélgica, que superan el 7 por ciento . La inflación podría provocar mayores problemas en la recuperación económica, más aún tras la aparición de la nueva variante Ómicron, que podría provocar más restricciones y, por lo tanto, una desaceleración económica.
Aun así, desde el Banco Central Europeo piden cautela y se argumenta que, por el momento, la situación parece ser que solo será temporal, aunque podría alargarse un poco más de lo previsto inicialmente.
De hecho, ya han empezado las voces críticas contra el BCE para que retire los estímulos cuanto antes para contener los precios.
RECUPERACIÓN ECONÓMICA A VARIAS VELOCIDADES
Muchos bancos centrales (en Brasil, Rusia o Corea del Sur) han subido las tasas de interés para evitar una inflación galopante, que podría obstaculizar su recuperación.
De China a Estados Unidos, de Europa a África, la pandemia paralizó las economías del mundo casi simultáneamente en la primavera de 2020. Dos años y cinco millones de muertes después, la recuperación es más dispersa.
“La COVID-19 seguirá siendo una amenaza”, advierte Moody’s en una nota. Y esta amenaza ya se ha materializado en regiones con bajas tasas de vacunación, como el África subsahariana, donde sólo el 2.5 por ciento de la población estaba vacunada en octubre y que, según el FMI, está condenada a una recuperación económica más lenta.
Hasta 2024, es probable que la mayoría de los países emergentes y en desarrollo no alcancen sus previsiones de crecimiento anteriores a la pandemia, predice el FMI.
Incluso en China, la locomotora del crecimiento mundial, la recuperación se está ralentizando a medida que se acumulan los riesgos, advirtió recientemente el FMI.
En China, el consumo lucha por volver a los niveles anteriores a la pandemia, hay temores por las dificultades del gigante inmobiliario Evergrande y los cortes de electricidad penalizan la actividad empresarial.