El ARNm no puede alterar el genoma de quien recibe las vacunas porque, una vez generada la respuesta inmunitaria dentro del organismo, la molécula se degrada, como explican expertos.
Madrid, 1 dic (EFE).- Las vacunas contra la COVID-19 con moléculas de ARN mensajero, entre ellas las de las farmacéuticas Pfizer y Moderna, no supondrán un riesgo de alteración genética para quienes las reciban, como alerta engañosamente un creciente número de mensajes virales.
En las últimas semanas han aumentado las advertencias contra las vacunas basadas en la utilización de moléculas de ARN mensajero (ARNm) por constituir un riesgo de modificaciones en el genoma de los individuos a los que se les inocule.
En Facebook y Twitter se ha difundido una entrevista al abogado y enfermero Luis de Miguel, quien advierte de que esas vacunas no estarían destinadas a reforzar la inmunidad sino a "modificar el genotipo o el fenotipo del ser humano".
En otra entrevista ampliamente difundida en redes sociales, el biólogo Fernando López-Mirones también avisa de que esas vacunas podrían convertir a quienes se les aplique en seres transgénicos.
DATOS
El ARNm no puede alterar el genoma de quien recibe las vacunas porque, una vez generada la respuesta inmunitaria dentro del organismo, la molécula se degrada, como explican las autoridades sanitarias de la Unión Europea y Estados Unidos y la Asociación Española de Vacunología.
Durante su entrevista en el portal de internet Madridmarket.es, Luis de Miguel declara que "estas vacunas no van a ser unos productos destinados a estimular la inmunidad", sino a "modificar el fenotipo o el genotipo de los seres humanos".
De Miguel, que es presentado como abogado --está registrado en el Censo de Letrados del Consejo General de la Abogacía con el número 4 mil 587--, enfermero y miembro de la asociación de consumidores ACUS, se refiere al conjunto de genes de un individuo (genotipo) y a las variaciones que ha experimentado ese genotipo en función del ambiente (fenotipo).
Por su parte, en una entrevista en el programa El mundo al rojo, de la televisión regional madrileña DistritoTV, López-Mirones afirma que estas vacunas usan "una tecnología que tiene una gran peligrosidad".
"El ARN mensajero se supone que después desaparece, pero se supone", comenta este biólogo y divulgador especializado en documentales de naturaleza, quien añade: "Si estas instrucciones se perpetúan en nuestras células harían que nosotros mismos fuéramos un ser transgénico".
EL ARN DESAPARECE EN POCOS DÍAS
Jaime Pérez, miembro de la junta directiva de la Asociación Española de Vacunología (AEV), considera "totalmente falsa" la argumentación de De Miguel y cuestiona la credibilidad de López-Mirones, a quien califica de "negacionista" por su relativización de la mortalidad de la COVID-19.
"El ARN no se puede integrar en nuestro material genético y se degrada en pocos días", explica Pérez a EFE.
Este punto también es resaltado por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) en un artículo divulgativo publicado en inglés y español en su web, actualizado al 23 de noviembre.
Understanding mRNA COVID-19 Vaccines https://t.co/GH4lT0kzMA via @CDCgov
— Rad Grapes (@RadGrapes) December 1, 2020
La citada agencia, dependiente del Departamento de Salud estadounidense, expone que las nuevas vacunas de ARNm enseñan a las células humanas a producir una proteína, o una porción de ella, que desencadena una respuesta inmunitaria dentro del organismo.
Dicha respuesta inmunitaria, que produce anticuerpos, es la que protege de infecciones si el virus real ingresa en el organismo humano.
"Una vez que nuestro organismo creó esa porción de proteína, la célula descompone las instrucciones para deshacerse de ellas", aclara el artículo.
La Agencia Europea del Medicamento (EMA) precisa en un comunicado sobre el inicio de su revisión de la vacuna de Moderna que, cumplida su función, "el sistema inmunológico de la persona tratará esta proteína como extraña" y producirá "defensas naturales" contra ella.
RIGUROSAS NORMAS DE SEGURIDAD
En su artículo, los CDC indican que es probable que en la próximas semanas algunas vacunas de ARNm se conviertan en las primeras de este tipo autorizadas contra la COVID-19 en los Estados Unidos y añade que estos preparados "se someten a las mismas normas rigurosas de seguridad y efectividad" que el resto.
Las únicas vacunas contra la COVID-19 que la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) pondrá a disposición para su uso en el país "serán las que cumplan con dichas normas", recalcan.
Por otra parte, la EMA ha empezado este martes a evaluar las solicitudes de uso de las vacunas desarrolladas tanto por Moderna como por Pfizer y BionNTech.
‼️ BioNTech/Pfizer and Moderna have submitted to EMA applications for their #Covid19vaccines.
👉https://t.co/oiSxaqec3L pic.twitter.com/0KeX14cjQ2— EU Medicines Agency (@EMA_News) December 1, 2020
Frente a los recelos expresados por De Miguel y López-Mirones acerca de la falta de conocimiento de los efectos y los resultados, Pérez recuerda que Pfizer ha notificado que sus datos provienen de un ensayo clínico internacional de la Fase 3, en el que la vacuna se ha testado en 44 mil personas.
Añade que estos datos serán revisados por las agencias de medicamentos y que la FDA tiene previsto hacerlo el 10 de diciembre.
Los CDC apuntan que si bien todavía "no hay vacunas de ARNm aprobadas en los Estados Unidos", "los científicos han estado estudiándolas y trabajando en ellas" durante décadas.
"MILLONES DE DOSIS EN TIEMPO RÉCORD"
Una de las razones que justifican el uso de esta tecnología es la rapidez en la producción que permite.
"El interés en estas vacunas aumentó porque se pueden desarrollar en un laboratorio, con materiales que están disponibles fácilmente", añade el artículo de los CDC, en el que se remarca que de este modo "el procedimiento se puede estandarizar y ampliar para que el desarrollo de la vacuna sea más veloz".
Pérez subraya que la tecnología de ARNm va a posibilitar "tener millones de dosis en tiempo récord", lo que no se hubiera conseguido mediante técnicas tradicionales, con las que se habría tardado al menos dos años en producir las vacunas.
"Ahorrar un año con esta pandemia está claro lo positivo que es", sentencia el directivo de la AEV.
Esa celeridad en la producción y el conocimiento científico existente sobre estas vacunas también han sido destacados por The New England Journal of Medicine en un artículo del 30 de marzo, cuyas conclusiones fueron citadas por la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP).
Los argumentos coincidentes de las citadas autoridades sanitarias, asociaciones profesionales y publicaciones científicas rebaten los temores expuestos por aquellos que alertan sin pruebas del riesgo de una alteración genética inducida por las vacunas de ARNm, cuya tecnología lleva años estudiándose y está sometida a rigurosos controles de seguridad.