Según los encuestadores el escenario más probable es el de un balotaje, en el que el provocador economista tendría asegurado un lugar.
Por Almudena Calatrava
BUENOS AIRES (AP).— Al Papa Francisco lo calificó de demonio encarnado en la Tierra. A los economistas y periodistas de “burros” y “mogólicos”. Y a los dirigentes socialistas, ideología por la que siente una especial aversión, de “excrementos humanos”.
Si hay una cosa que caracteriza a Javier Milei, el candidato mejor posicionado para las elecciones presidenciales de Argentina, es su lengua cáustica.
Sus agresiones le han acarreado críticas de sectores políticos, intelectuales y religiosos que advirtieron sobre el peligro de su discurso de odio. Sin embargo, no parecen hacer mella entre muchos votantes enojados por la galopante inflación, la inseguridad y la corrupción.
En la recta final para los comicios del 22 de octubre, Milei permanece como el candidato mejor posicionado en las encuestas con más de 30 por ciento de apoyo.
Los exabruptos son vistos como un mal menor del postulante de La Libertad Avanza —quien se proclama ajeno a la clase política tradicional a la que llama despectivamente “la casta”— y según analistas no le restarían una significativa cantidad de votos frente a sus dos principales rivales: el Ministro de Economía Sergio Massa, de la peronista Unión por la Patria, y Patricia Bullrich, de la opositora Juntos por el Cambio.
Según cuatro encuestas publicadas por medios de prensa esta semana, Milei obtendría en promedio 34 por ciento de apoyo, seguido de Massa con 29 por ciento y Bullrich con 25 por ciento. No se difundieron los datos metodológicos de estos sondeos.
Juan Pedro Aquino, un profesor de historia de 61 años, dijo a The Associated Press que Milei emergió “en una sociedad que dijo ‘basta’” y agregó: “¿Cuál es el mayor insulto? Un chico al que no le alcanza para comer”.
Andrés Ferreira, de 36 años y quien trabaja en una plataforma digital que realiza envíos a domicilio, afirmó que no le importa la boca sucia del economista. “Argentina tiene todos los recursos, pero por estar mal administrada por políticos delincuentes la estamos padeciendo”.
Según analistas, el ultraderechista representa al líder que puede conseguir un cambio radical con propuestas novedosas —más allá de su viabilidad— como cerrar el Banco Central y dolarizar la economía para contener una inflación de más del 124 por ciento anual.
Milei “no tiene términos medios en sus categorizaciones y respecto de las relaciones con los demás”, dijo a AP Gustavo González, director del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
Las virtudes del candidato son la honestidad, la frontalidad y su condición de “buen economista”, señaló dicho observatorio a partir de una serie de entrevistas. Los defectos que destacaron los consultados fueron su carácter violento, soberbio e impulsivo.
El Papa es uno de los blancos preferidos del ultraderechista de 52 años que emergió como un economista que realizaba declaraciones explosivas en debates televisivos y que, ya como Diputado desde 2021, ha desarrollado un agresivo discurso del que no se tiene memoria.
“Habría que informarle al imbécil que está en Roma, que defiende la justicia social, que sepa que es un robo y eso va en contra de los mandamientos”, dijo a los gritos sobre el Papa Francisco en una de las entrevistas más virales de los últimos tiempos. Y siguió, casi chillando, con la cara enrojecida: “¡Lo voy a decir de frente! ¡El Papa es el representante del maligno en la Tierra ocupando el trono de la casa de Dios!”.
Víctor Manuel Fernández, allegado al pontífice y designado jefe del Dicasterio para la Doctrina de la Fe en el Vaticano, dijo a AP que los líderes deben mostrar “respeto y prudencia para medir los efectos” de sus dichos y advirtió que “los episodios de violencia verbal que hemos visto no parecen mostrar que se den estas condiciones”.
La actitud de Milei recuerda a la de Donald Trump y Jair Bolsonaro, que gobernaron Estados Unidos y Brasil, respectivamente.
“Defendemos la propiedad privada, el libre mercado, la libertad de expresión”, afirmó Bolsonaro, Presidente entre 2019 y 2022, al destacar los valores que comparte con el argentino. Para Milei, en tanto, Trump entendió cabalmente que “la pelea es contra el socialismo”.
En las caravanas proselitistas Milei suele calzarse guantes de boxeo al ritmo de la canción de la película Rocky o empuña una motosierra con la que promete cortar de cuajo la corrupción y el excesivo gasto público. Sus mítines los termina al grito de “¡Viva la libertad carajo!”.
Él mismo ha reconocido que debería ser “un poquitito más tranquilo para algunas cosas”, pero el economista de frondoso cabello y largas patillas, que con su campera de cuero y saltos en el escenario parece una estrella de rock, no puede con su genio.
El economista ha apuntado sus cañones contra dirigentes latinoamericanos a los que les reprocha su defensa de la justicia social, un concepto inaceptable para él que aboga por la casi nula intervención del Estado en la economía.
Algunos son los gobernantes de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, y de México, Andrés Manuel López Obrador.
Milei consideró que buscan instalar en la región una nueva Unión Soviética, que “fue una máquina de empobrecer gente” y “un sistema asesino” y coronó su argumentación diciendo: “¿Qué es en el fondo un socialista? Una basura, un excremento humano”, en una entrevista en agosto con la emisora radial colombiana RCN.
Milei ha llamado “pelado asqueroso y “gusano arrastrado” al Alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. “A un liberal no le podés ni lustrar los zapatos, sorete. Te puedo aplastar aún en silla de ruedas”, afirmó cuando peleaba por la banca de Diputado.
A la clase política la considera una “basura” y los economistas que lo cuestionan no escapan a sus dardos: a uno recientemente lo tildó de “mogólico”.
A los periodistas los llama “ensobrados” en alusión a los sobres de sobornos que cobrarían por atacarlo, o “burros”. “Opinás de cosas que no sabés un carajo. Estás diciendo una burrada y estoy tratando de desasnarte”, le espetó a una reportera.
López Obrador le ha reprochado sus improperios. “Nadie se había atrevido a insultar al Papa como lo hace Milei y sin fundamento”.
El expresidente ecuatoriano Rafael Correa dijo que su rostro refleja un “total caos en el alma” y el mandatario colombiano Gustavo Petro posteó sobre sus dichos contra las políticas izquierdistas: “esto decía Hitler”.
En tanto, el Canciller chileno Alberto van Klaveren le pidió que observara “un respeto mínimo” por el Presidente izquierdista Gabriel Boric luego de que Milei dijera a periodistas “espero que tengan la dicha y la altura como para poder sacarse a este empobrecedor de Boric” de encima.
El premio Nobel de la Paz argentino Adolfo Pérez Esquivel se ha referido a Milei como “un desequilibrado” y anticipó que “si llega al Gobierno va a ser la destrucción del país”.
Pero todas estas advertencias no amilanan a sus votantes. “Yo puedo ser la persona más educada… pero si no sé nada de economía, ¿cómo pretendo manejar este país que su principal problema es el económico?”, se preguntó Aron Laime, de 20 años y vecino de un barrio humilde cercano a Buenos Aires.
Milei ha logrado “una fuerte identificación de tipo emocional y casi de fanatismo religioso” con los hombres —más que con las mujeres— y con sectores empobrecidos y de centroderecha, según González.
Para triunfar en primera vuelta el candidato más votado debe obtener al menos 45 por ciento de los votos o al menos 40 por ciento y una diferencia de 10 puntos o más sobre el segundo más votado. De no ser así, los dos aspirantes con más apoyo se enfrentarán en un balotaje en noviembre.