Todo un esquema de abandono al sector salud y de desprecio a los derechos laborales, provoca que México hoy tenga una dependencia a los consultorios adyacentes a farmacias. El personal médico está también sometido a ellas; no es que no quieran las plazas gubernamentales, es que hay que pensar en el salario y en las jornadas laborales. Ese conjunto de problemas crea un negocio millonario para unos cuantos.
Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).- En mayo de este año, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) anunció la convocatoria para 13 mil vacantes en el sector salud. Ante la falta de personal en clínicas públicas, se esperó que la respuesta fuera abrumadora pero no fue así y dos meses después sólo se habían postulado 521 personas.
El dato exhibe que aunque hay médicos, las plazas de Gobierno no son la opción primordial para los profesionistas. De acuerdo con distintos testimonios, el problema atraviesa por las condiciones laborales y la adecuada retribución económica por esa labor.
Todos los médicos, al terminar su formación académica, inician con prácticas obligatorias que son extenuantes: guardias de 24 horas, sueldo a veces simbólico y jornadas de trabajo maratónicas.
Las distintas dependencias de salud ofrecen contratos mensuales, trimestrales o semestrales con sueldos que van de 2 mil 500 y 5 mil pesos a la quincena y es lo mismo en zonas rurales, por eso la exigencia permanente del personal médico por la obtención de las plazas que suben el sueldo entre 7 mil y 9 mil pesos quincenales.
La caída en los salarios de los médicos es proporcional al boom de los servicios médicos privados y de los consultorios adyacentes a farmacias. Esas dos opciones, aunque van dirigidos a distintos sectores de la población por el costo de los servicios tienen en común la rapidez en la consulta.
Y esto para los médicos significó el sometimiento a privados.
Ante la llegada de alguna enfermedad o molestia física, los mexicanos tienen tres principales opciones de atención médica: sacar una cita o acudir al servicio de urgencias de una institución pública, pagar en una clínica privada entre 800 y mil pesos por una consulta médica, más el costo de los medicamentos que le receten, y la tercera opción, una farmacia de genéricos que le brinda el servicio de consulta por 50 o 70 pesos.
En el contexto de crisis económica, la tercera opción continúa como la más recurrente, ya que se trata de atención médica y medicamentos a bajo costo.
De acuerdo con los datos de 2021, la Comisión Federal de Prevención y Riesgos Sanitarios (Cofepris) contaba con el registro de 45 mil 794 consultorios adyacentes a farmacias. En ese año, el segundo de la pandemia de COVID-19, se les entregó permisos a 8 mil 220. Así, en todo México, el 45 por ciento de las farmacias que hay cuentan con consultorio, esto según datos de la Asociación Nacional de Farmacias de México (Anafarmex).
La pandemia vino a darle más potencia a ese negocio, ya que tan sólo en los primeros cuatro meses de la emergencia de COVID, 36 mil pacientes con síntomas acudieron en primera instancia a estos servicios, muestran más datos de la Asociación.
Ante cientos de consultorios, podría decirse que no falta trabajo para los médicos, pero de acuerdo con testimonios recabados por SinEmbargo, la proliferación de estos servicios que vienen también a desahogar gran parte de la demanda de atención médica a las unidades públicas, ha significado un demérito a su profesión pero económicamente es también lo más redituable.
“La dinámica en estos consultorios es el flujo de personas. Los consultorios se atienden en tres horarios: matutino, vespertino y fines de semana. El turno es de 6 a 8 horas dependiendo la disponibilidad del médico y cada consultorio por turno atiende un promedio de 15 hasta 35 pacientes. Actualmente las consultas se cobran en 50 pesos y los procedimientos van desde los 20 pesos hasta 100 pesos. En un turno se genera mínimo 700 pesos. En buenos turnos, de mil a mil 700 pesos. Un médico entonces pude pedir hasta más de un turno”, comentó un médico que pidió no hacer público su nombre.
Los procedimientos que se ofrecen son como toma de la presión arterial, aplicación de inyecciones, toma de la glucosa o curaciones menores.
“Los médicos generales estamos muy molestos y no somos fifís. La gran mayoría venimos de cuna humilde con deseo de superación, en verdad esperábamos más apoyo del sistema público en cuanto a trabajo y salario justo. Pero si ni siquiera los sindicatos de dichos organismos pugnan un mejor trato a sus médicos, un mejor salario, un mejor respaldo institucional, ¿qué podemos esperar?”, expresó otro de los médicos entrevistados.
EL NEGOCIO PERFECTO
Con un sistema de salud en vías de reconstrucción y con malas condiciones laborales y salariales para el personal médico, estos consultorios que son una pequeña habitación oscura con un escritorio, una camilla y un sanitario, son una fuerte entrada de dinero, que se multiplica al ofrecer también los remedios para las enfermedades, es decir, los medicamentos.
Es una doble ganancia de las empresas porque cubre ambas necesidades también al costo de los médicos. En específico, el modelo de consulta que se ofrece a cambio de un pago voluntario, es decir, donde no hay una cuota establecida y se promociona una “consulta gratis” es el que va más al alza.
Como el pago es a “voluntad” del paciente, no se genera una relación laboral empresa-médico y libra a ésta de otorgar prestaciones laborales, seguridad social, vacaciones y el derecho a despedir al médico por cualquier razón y en cualquier circunstancia.
Y aunque las defunciones en estos consultorios son mínimas, la empresa farmacéutica no se hará cargo nunca de estos sucesos, únicamente el doctor aunque esté ofreciendo un servicio voluntario.
Este mercado también tiene entre sus principales víctimas a médicos recién egresados que tienen menos oportunidades de entrar a alguna instancia pública.
Un médico que actualmente trabaja para Fundación Best, de la cual se desprenden Farmacias Similares, explica que no hay interés en los médicos sino en la venta de medicamentos.
“En un muy buen turno en esta fundación se obtienen, como médico, mil 500 pesos o hasta más. Sin embargo las ventas de los medicamentos ascienden a los 100 mil pesos y tal vez me quedo corto en ese cálculo”, comentó.
Es decir, agregó, es la ganancia frente a la explotación laboral, ya que el médico puede ganar 15 o 700 pesos y las ganancias por la venta de medicamentos están garantizadas.
“Es muy injusto que solo se toquen los temas médicos para denostar al personal para hacer un escándalo por una circunstancia adversa, para desprestigiar al médico, es decir solo para cuestiones negativas cuando no es el deseo de ningún médico hacerle mal al prójimo”, concluyó la fuente.