Los pocos inmigrantes que muy escuetamente hablaron con Efe, coincidieron en que se van por falta de oportunidades de trabajo en su país, lo que ya era difícil conseguir antes de la pandemia de COVID-19, que se comenzó a expandir en marzo.
Tegucigalpa, 1 octubre (EFE).- La necesidad de un empleo ha llevado a centenares de hondureños a emprender una nueva caravana hacia Estados Unidos, en plena pandemia de COVID-19, que desde marzo ha dejado en Honduras más de dos mil muertos y cerca de 77 mil contagios.
“No nos importa el peligro de la COVID, pero no podemos vivir en nuestro país si no hay trabajo”, dijo a Efe en San Pedro Sula, en el norte de Honduras, uno de los inmigrantes de alrededor de más de un millar que el miércoles emprendió camino hacia Corinto, en el caribeño departamento de Cortés, fronterizo con Guatemala.
Otro reducido grupo, de unos 80, decidió viajar en autobuses hasta la frontera de Agua Caliente, departamento de Ocotepeque, región occidental de Honduras.
Los pocos inmigrantes que muy escuetamente hablaron con Efe, coincidieron en que se van por falta de oportunidades de trabajo en su país, lo que ya era difícil conseguir antes de la pandemia de COVID-19, que se comenzó a expandir en marzo.
NULAS POSIBILIDADES DE LLEGAR A EE.UU, DICE VICECANCILLER
La vicecanciller hondureña, Nelly Jerez, descartó que sean cinco mil las personas que salieron entre el miércoles y hoy hacia la frontera con Guatemala, y dijo que se coordinan acciones con autoridades de ese país para evitar una movilización irregular.
Sin embargo, según autoridades migratorias de Guatemala, hoy cruzaron a ese país, de manera “violenta”, al menos tres mil hondureños por Corinto, “poniendo al frente a niños y mujeres”, y sin cumplir los protocolos sanitarios, ni registrarse en el punto aduanero.
La numerosa caravana, con muchas mujeres, algunas con dos niños, uno de ellos cargándolo en brazos, superó la capacidad de la Policía Nacional de Guatemala apostada en Corinto para evitar que los inmigrantes entraran a ese país.
El organismo guatemalteco indicó que los hondureños avanzaron ilegalmente hacia el vecino país y divulgó vídeos en los que se ve un numeroso grupo de personas cruzando la frontera, sin posibilidad de que las autoridades pudieran detenerlos.
Los hondureños que se están acercando a cumplir con los controles migratorios son pocos, dijo el Instituto Guatemalteco de Migración.
Según lo expresado por Jerez, en un comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores, el miércoles por la noche salieron alrededor de 500 personas desde la Central Metropolitana de autobuses interurbanos de San Pedro Sula con destino a Corinto, y unas 600 esperaban cruzar hoy la frontera con Guatemala, citando como fuente a la Secretaría de Seguridad.
Jerez señaló que las autoridades de los dos países “están en comunicación permanente” y con el embajador hondureño en Guatemala, Mario Fortín, quienes le han informado que se estableció “un operativo de seguridad en toda la frontera, específicamente en la zona de Corinto, para no permitir el ingreso a su territorio”.
Añadió que “las posibilidades de ingresar a los Estados Unidos son casi nulas”, por el cierre de fronteras, y que los inmigrantes además enfrentan el “reto” de cruzar Guatemala y México, “cuyas autoridades han incrementado las medidas de seguridad”.
“Nuestro llamado permanente a todos nuestros hermanos hondureños es no poner sus vidas en riesgo en esta ruta migratoria que ocasiona dolor, luto y muerte, recuerden que ahora también se exponen a contagiarse de COVID-19 y esto puede ser mortal”, recalcó Jerez.
HONDURAS ESTÁ EN EL ABISMO, SEGÚN ANALISTA
El analista y abogado Raúl Pineda dijo a Efe en Tegucigalpa que “cuando un gobierno no está haciendo las cosas bien, eso pesa de diferentes formas; la violencia, la delincuencia, el aumento del delito contra la propiedad y del sicariato, pero la más expresiva, la más visible, es la migración”.
“El ciento por ciento de las personas que se van, que son entrevistadas, declaran que huyen del país porque no hay oportunidades, no hay trabajo, por el temor a los pandilleros y se van arriesgando su vida en busca de un destino mejor”, agregó.
Según Pineda, los inmigrantes se van, a pesar de que están conscientes de que van a ser “ciudadanos candidatos a ser explotados con mano de obra barata y a vivir un régimen de intimidación y temor permanente ante el enorme volumen de expulsados por las autoridades migratorias de Estados Unidos”.
El analista enfatizó que “Honduras tiene todas las condiciones para una tormenta perfecta en el orden político, social y económico”, además de una institucionalidad “muy desacreditada en el aspecto económico”.
“El país no es que está al borde del abismo, ya está en el abismo por razones que son de orden inevitable, y otras que son motivadas por la increíble corrupción y deficiencia administrativa del Gobierno”, afirmó Pineda,
En su opinión, “un gobierno que en dos años se endeuda con cinco mil millones de dólares, es obviamente un Gobierno que no está haciendo las cosas bien”.
Las caravanas con miles inmigrantes hondureños se vienen dando desde el 13 de octubre de 2018, cuando más de cuatro mil salieron de su país por Agua Caliente, en el departamento de Ocotepeque, fronterizo con Guatemala, de los que muchos lograron llegar a Estados Unidos, mientras que otros fueron deportados desde México.
Pineda indicó que los hondureños que se quieren ir de su país tienen “dos grandes destinos, uno es España, y otro los Estados Unidos, en cuya ruta los inmigrantes “se ponen en manos del crimen organizado, como la trata de personas, que se ha convertido en un negocio de muy elevada rentabilidad”, principalmente en México.
Honduras es un país de 9.3 millones de habitantes, de los que más del 60 por ciento son pobres, mientras que el desempleo y subempleo, antes de la pandemia de COVID-19 superaba el millón y medio, según fuentes públicas y privadas.
Los inmigrantes aducen que se van de Honduras por la falta de empleo y la inseguridad.
Pineda, señaló que Honduras es el segundo país con más millonarios en Centroamérica, y el de mayor inequidad en Latinoamérica, y le hace falta “un cambio político”, lo que demanda “una visión distinta del que toma las decisiones para establecer mejores condiciones de vida en el orden laboral”.