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Julieta Cardona

01/10/2016 - 12:05 am

Cruzar el charco

Puede ponerle play antes de comenzar: https://vimeo.com/25046095 A pesar de ser una buscona del jazz, no había visto tamaña banda en años. Ayer, después de una semana complicada y casi insalvable, caí redonda en el teatro de esta cuidad donde todavía vivo. Silvia, la vocalista, sin poder soltar los nervios de los primeros diez minutos, […]

Puede ponerle play antes de comenzar: https://vimeo.com/25046095

A pesar de ser una buscona del jazz, no había visto tamaña banda en años. Ayer, después de una semana complicada y casi insalvable, caí redonda en el teatro de esta cuidad donde todavía vivo.

Silvia, la vocalista, sin poder soltar los nervios de los primeros diez minutos, dijo algo como: “esperamos muchos años para cruzar el charco y hoy que estamos aquí, tenemos puro agradecimiento”. El cuarteto es, sobre todo, entrañable. Cuando terminó el concierto, más que salir de la sala, todos nos quedamos ahí mismo, atravesados.

El contrabajo, la batería y el piano, fueron sublimes, y la vocalista –hecha de jazz y amor–, qué te digo. Ellos tenían una atmósfera distinta, algo que cuidaron –toda la noche– llenos de coraje: se querían. Uno al otro. Se cuidaban. En su escenario había un montón de ternura.

Hace unos días renuncié al trabajo que tanto amé. Crucé mi charco. Pensé, mientras veía a esos cuatro músicos, que hay muchas formas de moverse de lugar. Que todas suponen encontrarse con una cosa distinta –cualquier cosa–, al otro lado. Mientras ellos se me colaban bien adentro y mientras respiraba profundo sin culpa ni vergüenza, sentí el peso de mi decisión laboral en la butaca de ese recinto. Pero, tal como Silvia se veía, yo también me sentí profundamente agradecida.

Me descubrí, sin embargo, anhelando esa atmósfera que reconocí. Siempre he pensado que cuando se juntan personas que además de todo talento, se quieren, exhalan un amor blanco. Por eso, cuando algo se rompe, qué se yo: la voz, el piso, el vestido, la bocina, se zafa una tecla, se desafina el contrabajo, se le cae el diapasón, se jode el clavijero, la caja del piano, una tapa, el bastidor, falta un platillo, un bombo, un pedal, una baqueta, se tose en pleno concierto, se tose más, se rompe una cuerda, dos cuerdas, todas las cuerdas, hay que cruzar el charco.

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