Al homologarse el salario mínimo, un trabajador promedio recibirá al mes 2 mil 103 pesos, lo que no alcanza para una canasta básica.
Ciudad de México, 1 de octubre (SinEmbargo).– Hace tres días, representantes de las cámaras empresariales y de servicios, acompañaron al titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, Alfonso Navarrete Prida, y a Basilio González, presidente de la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, a dar un anuncio que ellos calificaron como histórico: el salario mínimo será el mismo para las 32 entidades federativas del país.
Hasta el día de hoy, en materia de salarios, México estaba dividido en la zona A y zona, B, que gozaban de un salario de 70.10 y 68.28 pesos, respectivamente. Con la homologación serán los 21 estados de la zona B, los que tendrán un aumento de 1.83 pesos, que les alcanzará para un bolillo, o un pan dulce o para 24 gramos de un pollo rostizado.
Así un trabajador promedio que reciba un salario mínimo, obtendrá al mes 2 mil 103 pesos.
De acuerdo con cifras oficiales, esta decisión que entra hoy en vigor, beneficiará a más de 751 mil trabajadores que laboran en 2 mil 300 municipios, de estados como Chiapas, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Zacatecas, Estado de México, Guerrero y Veracruz.
El aumento que Navarrete Prida anunció responde a las exigencias de toda una década de la clase trabajadora y representa al mes 54.6 pesos extras para aquellas personas de la zona B, con lo que pueden comprar una caja de cereal, 4 kilos de tortillas o un kilo de pollo.
Según lo establecido en el Artículo 123 Constitucional, este salario debe ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural, y para proveer educación a sus hijos.
El anuncio se da posterior a la publicación de los resultados del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en el que se señaló que la razón por la que el número de pobres aumentó en casi 2 millones de personas durante la administración de Enrique Peña Nieto, era la disminución de los ingresos, lo que al mismo tiempo reflejaba la falta de crecimiento económico.
Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) indican que en 2014, el ingreso corriente total promedio trimestral por hogar se redujo en términos reales en 3.2 por ciento.
Actualmente, 8.5 millones de mexicanos son vulnerables a la pobreza por motivos de sus ingresos; más de 43 millones están por debajo de la línea de bienestar económico, y 11.4 millones viven bajo la línea de bienestar mínimo.
Sin embargo, dadas las condiciones económicas nacionales e internacionales, este salario, con aumento incluido, no alcanza para comprar el primer parámetro con el que se pide su poder adquisitivo: la canasta básica.
Y puesto que México no es un país con autosuficiencia alimentaria –según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, el 43 por ciento de los alimentos que se consumen en un hogar son de origen extranjero–, acceder a ella se torna más complicado con el aumento en el precio del dólar.
SIGUE SIN ALCANZAR
Según el Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), la canasta básica está integrada por 80 artículos. Es el conjunto de bienes y servicios indispensables para satisfacer las necesidades básicas de una familia.
A agosto de 2015, el costo total de la canasta básica fue de 2 mil 801 pesos; 689 pesos más de lo se gana con el salario mínimo al mes.
Según el Coneval, el valor mensual por persona, de la canasta alimentaria en una comunidad rural es de 28.45 pesos diarios, y en una zona urbana, de 40.84 pesos.
En 2015, el ingreso de los hogares se dividió de la siguiente manera: el 34.1 por ciento a alimentos, bebidas y tabaco; el 18.8 por ciento a transporte y comunicación; y el 14 por ciento a educación y esparcimiento.
El problema surge cuando se añaden los gastos de la canasta no alimentaria, pero que según el Coneval es necesaria para que las familias se sostengan por encima de la línea de bienestar.
Estos rubros son los de transporte público, cuidados personales, cultura, servicios para vehículos, vivienda y servicios de conservación, prendas de vestir, calzado y accesorios, cristalería, blancos y utensilios domésticos, cuidados de la salud, enseres domésticos, artículos de esparcimiento, y otros gastos.
En conjunto, significan al mes 2 mil 518 pesos en zonas urbanas y mil 596 pesos en zonas rurales; ninguna de las dos alcanza con un salario mínimo.