La casa de la familia Peña Coss, donde el "Asesino de Cumbres" privó de la vida a dos menores de edad y agredió a su exnovia, empezó a ser demolida esta semana después de 15 años de perpetrado el crimen.
Ciudad de México, 1 de septiembre (SinEmbargo).– La casa de la familia Peña Coss, en el poniente de Monterrey, está siendo demolida 15 años después de que ahí se cometiera el llamado "asesinato de Cumbres", en el que Diego Santoy Riverol asesinó a dos menores de edad.
El crimen se perpetró en marzo de 2006, cuando el imputado irrumpió en la vivienda familiar de su entonces novia, Erika, y la atacó con un arma punzocortante cuando ella se negó a continuar la relación. Esa misma madrugada, Santoy Riverol asesinó a los hermanos de Erika: Erick Azur, de siete años, y María Fernanda, de tres años de edad; y secuestró a la empleada doméstica.
A partir de esta semana, unos 10 trabajadores utilizaron maquinaria pesada y herramientas manuales para derrumbar el inmueble ubicado en Monte Casino 2909, en la colonia Cumbres segundo sector, informó el diario Milenio.
Después de llevar a cabo los infanticidios, el entonces joven huyó y fue detenido cuatro días después en el estado de Oaxaca cuando viajaba en un autobús con rumbo a Guatemala.
Por estos hechos, Santoy Riverol recibió una pena de 71 años 7 meses y 21 días en prisión.
EL CASO
Érika Peña Coss y Diego habían sido pareja y rompieron. De acuerdo con la declaración de ella, él se metió en la casa de la colonia Cumbres, en Nuevo León, con la intención de que regresaran esa madrugada, la del 2 de marzo. Pero lo hizo portando un pasamontañas, sin tocar la puerta.
“Yo sé que eres tú, Diego”, le dijo Érika a Diego, quien trataba de ocultar su rostro. Luego él mostró su identidad. Ambos discutieron en la cocina de la casa de los Peña Coss. Fue cuando uno de los hermanos menores de Érika se levantó de la cama y se dirigió al cuarto de lavado. Ahí lo atacó Diego, de acuerdo con lo que quedaría después plasmado en la carpeta de investigación.
Más tarde, durante esa misma madrugada, la empleada encargada de cuidar a los menores, identificada como Catalina Bautista, despertó, caminó por la casa y fue amenazada por Diego, quien este día fue sentenciado a pasar más de siete décadas encerrado.
La otra hermana menor de Érika despertó, se dirigió hacia los ruidos que habían dejado los altercados anteriores y fue asesinada también. “Estando ahí adentro le dije que le enseñaría un juego y le dije que ‘ponte como un perrito’. La niña se puso de rodillas y le dije ‘aquí traigo una correa’ y se la pasé por el cuello”, declaró Santoy después. Ahorcó a la niña. Lo hizo, declaró Érika, como venganza por negarse a volver con él.
Diego Santoy atacó esa noche también a Érika. Le provocó una herida en el cuello. Más tarde aseguró que si bien él había cometido los crímenes, no lo había hecho solo. Según él, Érika lo invitó a su casa y tras una discusión, fue misma la joven la que atacó a los niños como venganza a su madre. En su versión, Diego aseguró que Érika pidió que la golpeara con un martillo, el cual se encontraba en la recámara de su madre, pero él se negó para luego atacarla con un objeto punzocortante.
“Tomé el martillo que estaba en un buró y me dijo que le pegara, que le pegara fuerte. No podía con el martillo. Saqué el cuchillo y se lo encajé en el cuello y una vez en la espalda”, declaró Santoy. Esa versión, sin embargo, no tuvo sustento, de acuerdo con las autoridades.