Líderes de organizaciones de mexicanos e hispanos en Estados Unidos reaccionaron a la visita de Donald Trump a México asegurando que se trata de un insulto más, en la larga lista de agravios que han recibido por parte del candidato republicano desde el inicio de la contienda por la Casa Blanca. El sentimiento de abandono por parte del gobierno mexicano, dicen, se acrecienta.
Ciudad de México, 1 de septiembre (SinEmbargo).- Nadie ha sufrido más los insultos, el discurso de odio y el racismo de Donald Trump que los mexicanos y los hispanos en general que viven en Estados Unidos. En los últimos meses, la comunidad migrante y los latinos en aquel país han sido el blanco predilecto de la metralla de agravios que dispara Trump desde que arrancó la batalla por la Casa Blanca.
Los líderes chicanos o mexicano-estadounidenses se preguntaron en qué estaba pensando el Presidente mexicano Enrique Peña Nieto al invitar a un “fascista” que desprecia a los mexicanos.
La visita que Trump realizó a Los Pinos este miércoles, por invitación de Peña Nieto, ha sido interpretada como una nueva agresión entre algunos de los liderazgos más notables de la diáspora mexicana y de organizaciones que luchan por el derechos de los inmigrantes y de los latinos en EU.
Los chicanos o mexicano-estadounidenses representan cerca de un 15 por ciento de la población de los Estados Unidos: casi 30 millones. Son además la mayoría entre los latinos e hispanos: un 51 por ciento.
A algunos de ellos, la postura de Peña Nieto, previa y posterior al encuentro con el candidato republicano, les provoca una sensación de mayor abandono. Esto es lo que dijeron a SinEmbargo.
Carlos Marentes, dirigente del Centro de Trabajadores Agrícolas Fronterizos en El Paso, Texas, calificó la visita como una agresión. “Se podría justificar si [Trump] fuera ya Presidente, pero ahora sólo es candidato, y son públicas todas sus ofensas y sus agravios en contra de los mexicanos; no sólo de los que vivimos en EU, sino de todos, incluyendo los que residen en México”, dijo Marentes.
Marentes es frecuentemente comparado con uno de los luchadores sociales mexicoamericanos más famosos en Estados Unidos, César Chávez, el histórico luchador por los derechos de los trabajadores agrícolas en el país del norte.
El defensor de campesinos en Estados Unidos, establecido en El Paso y con una lucha de 50 años a favor de los derechos de los trabajadores mexicanos, dijo a SinEmbargo que “a lo mejor, el Presidente Peña Nieto le da el contrato del muro al Grupo Higa”, en referencia a las denuncias de corrupción que vinculan a esa empresa constructora con el gobierno mexicano.
“La reunión es un insulto, pero no sólo para el pueblo mexicano sino para la propia Presidencia de la República”, dijo el activista mexicano Marco Malagón, uno de los líderes más visibles del movimiento de los “Dreamers” en EU. Malagón agregó que sólo espera que esta reunión no haya beneficiado a los grupos empresariales que financian a Trump, ni a los que llevaron a Peña Nieto a Los Pinos.
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Los Dreamers son jóvenes que llegaron sin documentos a Estados Unidos hace años, cuando eran pequeños, y demandan hoy una legalización que les permita trabajar y desarrollarse sin temor a ser deportados.
Otro político que calificó el acto como una mofa, es el Diputado texano Roberto Alonzo, quien además señaló que la postura de Trump, perfectamente expuesta durante lo que va de las campañas, nunca va a cambiar.
Incluso, añadió, si se modificara (para bien del candidato), su popularidad con los latinos no aumentaría.
Juanita Valdez Cox, vocera de La Unión del Pueblo Entero (LUPE), una organización fundada en 1989 por César Chávez para luchar por los derechos de los trabajadores agrícolas, dijo que el gobierno mexicano “tendría que haber demostrado que no está dispuesto a tolerar a Trump”.
De acuerdo con Valdez Cox, los mexicanos en EU se sienten abandonados por Peña, más ahora que el mensaje enviado por Trump es: “¡Miren!, fíjense en el Presidente mexicano, aunque yo he dicho tanta cosa de los mexicanos él me está aceptando en su país”.
La postura poco firme de Peña Nieto ha provocado que algunos líderes mexicanos en EU no sólo cuestionen su capacidad como mandatario, sino también su calidad moral.
La agresividad en contra de los latinos por parte del candidato republicano, le sirvió para despertar sentimientos xenófobos y ganar las primarias en el partido Republicano, pero ahora enfrenta una baja de popularidad entre el electorado, por lo que la visita de Trump a México pudo ser una táctica para ganar adeptos entre los latinos. Sin embargo, los líderes hispanos en EU aseguran que la estrategia no le va a servir.
“El daño que ha hecho el candidato republicano es mucho como para que se pueda resarcir en una visita”, sentenció Valdez Cox, secundada por Roberto Alonzo, quien aseguró que “todos los mexicanos están esperando el momento de ejercer su voto para castigar a Trump y a cualquiera que piense como él”.
“Nosotros estamos al 100 por ciento con Clinton en estas elecciones. Cuando ellos están en el poder hay trabajos y una buena economía y esa es la principal razón por la que los apoyamos”, añadió.
A pesar de que para algunos líderes y activistas en EU el discurso político de Trump es pura retórica, pues una política tan radical es imposible de ejecutarse, organizaciones como LUPE han enfatizado que no se quedarán quietas en caso de que gane Trump.
“No nos cruzaremos de brazos en contra de las deportaciones. En los hoteles, en la construcción, en los restaurantes, en el campo, en todas esas áreas la mano de obra del inmigrante es esencial”, sentenció la vocera de la organización.
Jesús Chuy García, quien emigró de México a EU a los 10 años de edad y posteriormente emergió como figura política nacional al competir por la alcaldía de Chicago en febrero de 2015, dijo que la razón de que las propuestas de Trump no sean realizables es simple: “Estados Unidos no vive sin México y México no vive sin Estados Unidos”.
Sea como sea, al recibir a Trump en Los Pinos, Peña Nieto ha sumando un error más a la lista de agravios que ha cometido contra la población mexicana durante su mandato, así lo consideró Marentes, quien agregó que Peña es un mandatario sin “autoridad moral”.
Raúl Ross Pineda, otro activista que trabaja estrechamente con las organizaciones en favor de los migrantes, dijo que “el que Peña Nieto recibiera al republicano en México es equiparable a que hubiera recibido a Hitler o a Pinochet”.
–Con información de Juan Luis García y Sandra Rodríguez