Yucatán reúne muchísimas opciones para un verano inolvidable, con hermosos paisajes, bellas playas, gran gastronomía, gente alegre y uno de los lugares más bioseguros.
Ciudad de México, 1 de agosto (SinEmbargo).- México cuenta con hermosos destinos para pasar desde un fin de semana, hasta unas largas vacaciones, uno de estos lugares especiales para despejarse, estirar las piernas y expandir el espíritu, respetando las medidas sanitarias para cuidar la salud, es toda la costa de Yucatán.
Las costas de Yucatán se caracterizan por sus aguas cristalinas color esmeralda, la blanca y fina arena, verdes paisajes, el andar de especies endémicas, actividades ecoturísticas y un sinfín de experiencias para reconectar con la naturaleza, la familia, los amigos, la pareja y con comunidades llenas de tradiciones. Con esto en mente, aquí se presentan tres excelentes alternativas en las que se implementan estrictas medidas sanitarias, y con paisajes dignos de una postal.
Sisal conjuga diversos escenarios maravillosos: por un lado, la experiencia de estar en medio de dos reservas naturales que son santuario de vida salvaje, la de disfrutar de un mar apacible, el encanto de un pueblo pesquero, las construcciones que recuerdan sus épocas de gloria y los sabores de su cocina. Vacacionar en Sisal es un privilegio, es especial para los amantes del ecoturismo, la tranquilidad y la autenticidad.
Pocos saben de los secretos ecoturísticos que guarda este lugar, por ejemplo, el arrecife de coral de un kilómetro de longitud, hogar de un sin número de especies marinas que se aprecian con snorquel o equipo de buceo. Otra experiencia imperdible es el Cenote El Palmar, llegar a él es toda una aventura, ya que hay que cambiar de embarcación, pasar de bordear la costa a atravesar la Ciénega, para finalmente conocer esa fantástica belleza natural.
Esta playa, es también una gran opción para apreciar los flamencos en su hábitat natural. Se les puede ver pasearse por los cielos durante el atardecer. Este paseo se complementa con actividades de senderismo en bicicleta, recorridos en kayak, esnórquel en parques hundidos, bosques petrificados, hospitalidad, historia, paz, tranquilidad y serenidad.
Celestún tiene un ecosistema único debido a la combinación del agua dulce proveniente del Río Celestún y el agua salada del Golfo de México. Es una playa con pocas construcciones cuyo gran atractivo es el avistamiento de aves donde se han identificado más de 400 especies migratorias. Entre las más populares se encuentra el flamenco rosa, pelicanos, garzas y gaviotas.
El manantial Baldiosera es uno de los lugares obligatorios en este tour. Para llegar a él hay que atravesar túneles naturales que se forman con las ramas del mangle y es uno de los ojos de agua dulce donde podrás nadar y refrescarte en sus aguas cristalinas. Otra visita obligada es el “Bosque Petrificado”, un lugar extraordinario decorado con grandes troncos grises, como vestigio de un enorme bosque que desapareció.
Otra gran opción es Playa el Cuyo, sin duda uno de los secretos mejor guardados de la Península. La tranquilidad de sus playas vírgenes hace que sea uno de los lugares más tranquilos del caribe, especial para los que buscan desconectarse por completo de la vida urbana.
Al llegar, se observa una combinación de casas de madera y construcciones típicas pintadas de colores vivos y cálidos, el faro de la ciudad que fue construido sobre los restos de antiguas ruinas mayas y, si se tiene la suerte de subir en él, disfrutar de una vista panorámica del pueblo.
Aquí, los deportes acuáticos están a lo orden del día y recientemente el kitesurfing ha tomado fuerza en el lugar debido a las perfectas condiciones climatológicas con las que cuenta, además del paddleboarding y practicar kayak.