Nahui Olin es un pretexto para replantearnos a nosotras en el siglo XXI: Valeria Matos

01/08/2020 - 12:00 am

En estas páginas se muestran el mundo de inicios del siglo pasado y ciertos protagonistas que abren las puertas a las circunstancias violentas y creativas de un México en reconstrucción, en metamorfosis, así como la misma María del Carmen Mondragón Valseca. Este libro, sobre todo, abre un espacio para que Nahui Olin vuelva a hablar por sí misma.

Ciudad de México, 1 e agosto (SinEmbargo).- En estas páginas se muestran el mundo de inicios del siglo pasado y ciertos protagonistas que abren las puertas a las circunstancias violentas y creativas de un México en reconstrucción, en metamorfosis, así como la misma María del Carmen Mondragón Valseca. Este libro, sobre todo, abre un espacio para que Nahui Olin vuelva a hablar por sí misma.

Nahui, una mujer que mientras fue bellísima, vibrante e inteligente, todos estaban encantados a su alrededor; las fotos y los admiradores iban y venían. En cuanto ella comenzó a deteriorarse, nadie se hizo cargo. La gran poeta Pita Amor es otra de estas mujeres olvidadas. Es como un monstruo que chupa la belleza, que la consume, y no vez que la belleza y la juventud se esfuman, se arroja ese cuerpo. Ahora al rescatar su nombre, la recuerdan como “la mujer más bella de México”. Pero no sólo fue bella, Olín rompió canones en muchos sentidos, y a su vez dentro de estas rupturas también se encontraba limitada. Hay una dialéctica muy interesante en todo esto.

1.- ¿Consideras que la imagen de “mujer etérea” y rebelde es una idealización que no ayuda mucho a conocer a la Olin más humana y real?

Todas las interpretaciones son válidas, pero creo que estas no ayudan si no se contextualiza al personaje, si no se contextualiza a la mujer dentro de una sociedad específica y un sistema patriarcal. Entonces sí me parece que es como convertirla en algo poco real, que se encasilla y no le permite moverse.

Nahui Olin. Foto: EFE.

2.- ¿Cuál es la mayor malinterpretación que existe sobre María del Carmen Mondragón Valseca?

No hay malinterpretaciones, sólo diferentes puntos de vista en distintos momentos históricos. Yo tengo mi propia interpretación desde un enfoque específico y me parece que entre todo los enfoques se va armando un gran rompecabezas, no sólo de Nahui Olin, también del papel de las mujeres en determinada época, dentro de un sistema sexista.

Debo mencionar algo que me parece muy importante: mi reconocimiento a las personas que han logrado sacar a Nahui Olin a la luz, como Adriana Malvido y Tomás Urián, piezas fundamentales, vitales, que sin ellos el desarrollo de mi libro hubiera sido más difícil.

Sobre los últimos años de su vida, parece ser cierto que tuvo un deterioro mental y vagaba por las calles del Centro Histórico con las manos pintadas de henna. Aunque es curioso cómo se va haciendo la leyenda; luego resulta que mucha gente la vio y juran que le compraron personalmente las fotos que ella vendía. Es toda una leyenda, pero lo que me parece más importante es la crítica social que guarda el final fatídico de Olin: tenemos un sistema que no se hace cargo de sus mujeres, que no las cuida, y la mayor expresión de esto es la cantidad de feminicidios que hay actualmente. Hay muchas otras mujeres artistas que han retribuido a su país y que se les deja en la miseria, el Estado los desconoce. Esto me parece terrible.

Un claro ejemplo es Nahui, una mujer que mientras fue bellísima, vibrante e inteligente, todos estaban encantados a su alrededor; las fotos y los admiradores iban y venían. En cuanto ella comenzó a deteriorarse, nadie se hizo cargo. La gran poeta Pita Amor es otra de estas mujeres olvidadas. Es como un monstruo que chupa la belleza, que la consume, y no vez que la belleza y la juventud se esfuman, se arroja ese cuerpo. Ahora al rescatar su nombre, la recuerdan como “la mujer más bella de México”. Pero no sólo fue bella, Olín rompió canones en muchos sentidos, y a su vez dentro de estas rupturas también se encontraba limitada. Hay una dialéctica muy interesante en todo esto.

3.- ¿Mientras desarrollabas este libro te sentiste cercana a Olin, como si de verdad la hubieras conocido? De ser así, ¿nos las podrías describir? ¿Cómo era realmente y cuáles eran sus principales pulsiones de vida?

Sin duda podría decir que sí se crea un lazo empático por la condición de mujer en un cierto sector, en un cierto papel. No podría decirte cómo era, no sé si alguien pueda. Pero imaginé que me acerqué, me planteé hipótesis de por qué surgió en ella esta necesidad tremenda de ser admirada y de expresarse de la manera en la que lo hizo, con mucho arte y en una mezcla erótica.

Entonces creo que tracé ciertos caminos que pudieran servir de explicación sobre una estructura psíquica determinada, que pudiera acercarse a una personalidad _border_ (sin afirmar nada), que se acercaba a la necesidad de una figura paterna y a cómo ella introyectó a ese padre ausente, a cómo pudo haberse relacionado con su madre, quien representaba la parte de la ley y la moral. Más bien Nahui Olin es como un pretexto para imaginarla a ella y también para replantearnos a nosotras hoy en el siglo XXI.

4.- En algún momento Nahui fue reconocida como “la mujer más bella de México”. ¿Crees que la admiración de todos por su belleza nublaba que se concentraran en sus talentos? ¿Crees que ella se sintió anulada intelectualmente por la atención que despertaba en su entorno?

Ser admirada por la belleza implica estar dentro de un sistema patriarcal, que se avoca a ver a las mujeres a partir justamente de la belleza clásica, de la belleza normativa que está dentro del canon. A una mujer “se le permite” expresarse siempre y cuando esté dentro de ese canon, y creo que en gran parte a ella “se le permitió” expresarse justo por esto. Me parece que esto se ha pasado por alto.

Como ejemplo de esto, esta María Izquierdo, quien años más adelante consiguó un permiso para realizar un mural en un lugar muy importante y de pronto algo pasa y los muralistas se reúnen (Diego Rivera en la cabeza) y determinan que no se le dará el permiso para pintar, que mejor lo haga en otro lado. Imagina las implicaciones de esto: ¿quién abre la puerta y quién la cierra? Esto hay que tenerlo muy claro. En este sentido, la novela deja ciertos atisbos; no lo dice claramente porque no es un ensayo ni estudio histórico, pero deja pistas para que la lectora o el lector se cuestione e investigue un poco más sobre el momento histórico para las mujeres, sobre este sistema, y poner estos temas sobre la mesa.

Por otro lado, creo que a ella le gustaba ser reconocida en su belleza, como una analogía del arte, como expresión artística. Aunque también era una mujer que se sentía incomprendida, y lo dejó por escrito, dentro de ese momento social. Es un personaje muy complejo, con muchas aristas, no es ni blanco ni negro; esto es lo interesante de Nahui.

5.- En otras entrevistas has mencionado que estas mujeres “no surgen por generación espontánea”. Me suena a que al igual que Olin, había muchas más artistas e intelectuales que hoy en día no reciben la misma atención. ¿A qué le atribuyes esto?

Décadas atrás había una tradición, que se está rompiendo últimamente, de poner en segundo plano a las mujeres heróicas dentro de la historia tradicional, donde los héroes hacían que la historia avanzara. Después de una serie de rupturas en la misma historia, surge un sisma importante que replantea todo y comienza a considerar como importante a todo el entramado social. En un inicio, ciertas mujeres se hicieron únicas, como heroínas culturales, un poco para decir: nosotras también existimos, estamos a la par, contribuimos a la cultura e hicimos avanzar a la sociedad.

Ahora lo que creo es que así, vistas solas, no nos sirve de mucho. Estudiarlas sirve, primero, para visibilizar a las mujeres en la historia, algo que ya han dicho mucho feministas, historiadoras, sociólogas e investigadoras desde el siglo pasado. Pero también sirve para comparar qué sucedía con otras mujeres contemporáneas, con las obreras, las campesinas, las profesionistas en distintos rubros. ¿Qué pasaba antes? ¿Quiénes eran las mujeres que habían abierto brecha para las generaciones siguientes?

Somos una cadena muy larga de lucha y de pugna por cuestionar nuestro lugar y movernos de este. Hablar de estas mujeres no sirve si a la par no se plantea y visibiliza todo el entramado de un sistema opresor en el que ellas se mueven y contra qué es lo que se mueven, para entonces reflexionar y ver de qué manera vamos a desarticular y quebrar estas formas de opresión; no sólo para las mujeres, también para los grupos marginados, que los hay de muchas índoles.

6.- ¿Crees la nueva ola de feminismo que atravesamos actualmente ha propiciado que se recuperen las historias de estas mujeres subversivas?

Totalmente, el movimiento feminista ha sido vital en muchos sentidos. Como mencionaba, desde el siglo pasado se empieza con un gran trabajo por parte de las feministas en todas las regiones del mundo para recuperar la historia perdida de un relato donde las mujeres no existían. Buscaron investigar no sólo a las mujeres privilegiadas de los círculos culturales y artísticos, le dieron voz a las mujeres anónimas. Sobre esto hay trabajos y documentales muy importantes de mujeres diversas. El feminismo que se está gestando ahora, hace muy poquito, es muy interesante y trae una fuerza brutal este nuevo momento.

7.- Uno de los principales cuestionamientos del libro es si Nahui Olin fue realmente libre. ¿Pudiste contestarte a ti misma esta pregunta al finalizar la novela?

No del todo; a veces sí y a veces no. Las preguntas que quedan son: ¿cuándo pudo ser libre, cuándo no? Es como cuando te preguntan si eres feliz… no lo sé, ¿en qué consiste la felicidad? Creo que la novela sirve para abrir muchas preguntas y es bien necesario que cuestionemos todo, pues a partir de las preguntas es que podemos movernos.

8.- Eres maestra en Estudios de la Mujer y licenciada en Historia. ¿Cómo dirigiste esta formación académica hacia tu camino como escritora? ¿La vocación de las letras nació a partir de tus estudios o viceversa?

Como historiadora creo que soy bastante mala [ríe], porque no me gusta toda esta cuestión de ser tan exacta, no me interesa la exactitud. Lo que a mí me gusta es a partir de ciertos hechos, imaginar y trazar otras posibilidades e interpretaciones, y esto se acerca más a la ficción. En la columna que tengo, me gusta escribir sobre qué es lo que me provoca el arte, contexualizarlo y crear un diálogo con las pinturas, la época y el autor. Esto tiene que ver con mi parte más libre y ensayística.

La verdad es que mi interés por escribir fue anterior al estudio de la Historia y no enfrenté ese destino a tiempo, pues me daba terror. Un buen día, mi tío me citó en una comida para hablar conmigo y en resumidas cuentas lo que me dijo fue: “tienes que enfrentar tu destino, enfrentar lo que eres, y lo que eres es através de la palabra”. Me di cuenta de que había algo que me estaba frenando y me daba pavor enfrentarlo. Todavía me costó varios años a partir de ahí, pero lo enfrenté. En realidad el miedo no se va, sólo lo enfrentas.

9.- Mensaje final para los lectores.

Quiero que se acerquen a este mundo para pensar, para reflexionar. Quiero que no se acostumbren a las ideas que leen, que todas las cuestionen, pues esto hace que la historia avance y por eso todas y todos somos participes de ella. La lectura es una manera de crear lazos.

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